Tira reactiva Thyphi Test.
Semka Biomedical Technologies Es un proyecto que arrancó su fase de investigación hace tres años y el resultado fue un dispositivo capaz de separar las células de la sangre de un paciente con cáncer. ¿El objetivo? Determinar la eficiencia del tratamiento aplicado. Este dispositivo contiene una prueba desechable en la que se deposita una muestra de sangre (7.5 mililitros). El fluido entra en contacto con un biochip en donde se realiza la separación de los glóbulos rojos, los blancos, las plaquetas y las células tumorales circulantes. Uno de los principales atributos es que las células al final del proceso se encuentran vivas. Esta prueba se envía a la unidad de patología y se analiza; con los resultados puede determinarse el tipo de tratamiento o si éste está surtiendo efecto. Esta prueba es de bajo costo (100 dólares) y puede realizarse las veces que se requiera porque es un método no invasivo. De acuerdo con Liza Paola Velarde Calvillo, integrante del equipo, la diferencia de este método con los que tradicionalmente se utilizan para conocer el avance o no de cáncer en un paciente, es que en el caso de las resonancias magnéticas (MRI), se obtienen imágenes del tumor y difícilmente con esta prueba podrían saber si el bulto es maligno o incluso grasa. A partir del cambio en el tamaño del tumor también podrían saber si el tratamiento ha dado buenos resultados. Otra manera de conocer las características de la masa es mediante una biopsia, este procedimiento consiste en tomar una muestra del tejido, pero no en todos los casos puede realizarse. Ambas opciones resultan ser más costosas no sólo en el aspecto económico. “En la fase en la que ahora se encuentra el proyecto es para ver si los tratamientos están funcionando o no, estamos en la etapa de pruebas de validación, ya funciona a nivel laboratorio, con líneas de cáncer celular, de mama, próstata, hígado, colon y pulmón”, dice Velarde. Todos los integrantes del equipo son egresados del Tecnológico de Monterrey, pero no incubaron su proyecto en el Instituto. El esfuerzo se realizó de manera independiente. Vale la pena reparar en la manera en que este equipo consiguió el capital para hacer que el proyecto se materializara: “En esa época yo era estudiante y vino el CEO de Heineken (Jean-Francois van Boxmeer) al Tec de Monterrey para platicarnos sobre la unión de FEMSA con Heineken y hubo oportunidad, lo acaparé, platiqué con él y tuvo que ir a otra oficina. Me subí al elevador con él y le platiqué del proyecto, de los beneficios para la población y decidió apoyarnos, un elevator pitch en un elevator”, me dice Paola entre risas y todavía con emoción. ¿La respuesta? “You got it!” y el donativo de 450,000 pesos que les permitió arrancar el proyecto. Semka Biomedical Technologies también obtuvo el primer lugar en el Premio Santander a la Innovación Empresarial, pero en la categoría Proyectos de Innovación Empresarial.Equipo Semka.
El dios del viento Kukulcán es el nombre de un robot desarrollado por estudiantes (de 22 años de edad) de la Universidad del Valle de México, campus Querétaro, capaz de medir las condiciones ambientales y la presencia de gases que pueden ser dañinos. ¿Uno de sus mayores atributos? Puede ayudar a prevenir el cáncer de piel. Este proyecto compitió en Madrid en el Laureate Award for Excellence in Robotics Engineering y quedó dentro de los cuatro mejores proyectos entre participantes de México, España, Turquía, India, Brasil y Ecuador. En total se recibieron 43 proyectos de 83 universidades de la Red Laureate. Kukulcán es un robot de 45 por 55 centímetros, tiene un brazo para manipular objetos y cuenta con un sistema de posicionamiento global para que a través de una conexión de datos móviles pueda ser controlado. Este robot mide (un kilómetro a la redonda) la temperatura ambiente, cantidad de luminosidad, de monóxido de carbono en partes por millón, humedad, presión barométrica y la radiación ultravioleta. “Al cliente lo que pida”, dice Salvador Olvera Nava, uno de los integrantes del equipo. El robot puede ser útil en escuelas, para fines educativos: “los estudiantes pueden seguir perfeccionándolo… es más fácil aprender armando y desarmando que en el pizarrón”. También es útil en museos, en donde para la conservación de las obras se requiere mantener ciertas condiciones ambientales. En invernaderos resulta ser muy útil para mantener la temperatura ideal, humedad y luminosidad que requieren las plantas. En instalaciones industriales es capaz de detectar variaciones de niveles de monóxido de carbono y temperatura, por lo que puede detectar incendios y activar protocolos de seguridad. En hospitales podría detectar, por ejemplo, la presencia de gas de metano y a través de una alerta avisar a las autoridades. Para Kukulcán se encuentran desarrollando una aplicación móvil que puede descargarse en el teléfono celular (con sistema operativo Android) para recibir los resultados de las mediciones del medio ambiente y notificaciones: “La radiación es muy alta, utilice bloqueador solar”, “evite salir, la radiación es muy alta”, entre otras. Esta función puede ayudar a evitar el cáncer de piel. El robot tiene también una aplicación maestra que permite controlarlo a distancia, así se puede determinar con exactitud su ubicación, activar la cámara para saber su entorno y dirigirlo hacia cualquier punto del lugar en donde se encuentre. El siguiente paso para este equipo de estudiantes de Ingeniería Mecatrónica es continuar trabajando con el prototipo y el trámite de la patente. La inversión requerida para iniciar la comercialización de Kukulcán es de 400,000 pesos.Equipo Kukulcán.