Estamos viviendo el albor de una nueva era empresarial, la inteligencia artificial (IA) no es simplemente una ola de cambio: es el movimiento que redefine las reglas del éxito empresarial del futuro de la mayoría de industrias.

La magnitud de su impacto rivaliza con la llegada de Internet o la computadora personal; una revolución que remodela el tejido mismo del mundo corporativo. Las predicciones de PwC indican que la IA podría sumar hasta 15.7% del PIB global para 2030, un testimonio del poderío de esta tecnología emergente.

Sin embargo, con grandes poderes vienen grandes responsabilidades, y el mundo laboral está en el epicentro de una transformación masiva. Según el Foro Económico Mundial, se espera que para 2025 la IA desplace 85 millones de empleos.

No obstante, en un giro esperanzador, también se proyecta la creación de 97 millones de nuevos roles, exigiendo nuevas habilidades y capacidades humanas. Estas cifras ilustran no una disminución, sino una metamorfosis en la naturaleza del trabajo.

Esto impulsa un cambio contundente en la dinámica laboral: de la veneración del ‘trabajar duro’, propia de la revolución industrial, a la sagacidad del ‘pensar duro’, que es el estandarte de la nueva era digital. Esta transformación no es meramente retórica, sino una evolución esencial para la supervivencia futura.

En este paisaje emergente, el capital más preciado pasa de ser la capacidad de soportar largas horas de labor, a la habilidad de idear soluciones ingeniosas y adaptarse con agilidad a las complejidades que presenta la tecnología avanzada. 

Suena idílico, pero a la vez complejo de lograr, y el costo en posiciones perdidas por los humanos durante el proceso será difícil de omitir, sobre todo cuando diferentes métricas nos indican que 1/3 de lo hecho por los humanos hoy será reemplazado antes de 2030.

En este contexto de cambio vertiginoso, empleadores y empleados deben prepararse para una reconfiguración radical, para ello la Educación y formación profesional están entrando en una era donde la fluidez en IA no es solo un activo, sino una necesidad.

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Inteligencia artificial (y la reinvención de los negocios) ¿solo una ola de cambios?

En mi regreso a la Universidad de Oxford lo he podido ver en todas las direcciones, en esta ocasión desde la aseveración de entender IA como un sistema que bajo la capacidad de predicción evoluciona todo el sistema de negocios.

Porque la adopción de la IA en los negocios esta siguiendo un ritmo frenético, y aún así, muchos no están a la altura del reto. Gartner resalta que el 85% de los proyectos de IA pueden fracasar por la falta de comprensión y aplicación adecuada de la tecnología.

Este es un llamado a la acción para que las empresas desarrollen una cultura que no solo adopte la IA, sino que también promueva la innovación y el aprendizaje continuo a través de la misma, porque hoy buena parte de las funciones de un ejecutivo se pueden crear bajo esta tecnología. Pero esto ya no es secreto.

Asi las cosas la carrera por la adopción se evidencia cada vez mas. Deloitte revela que el 63% de las empresas reconocen la IA como una fuerza transformadora, y McKinsey que el 56% de las principales 500 empresas del mercado la utilizan en al menos una función de su cadena de valor, mientras el gasto mundial en desarrollar sistemas de IA proyectado por IDC para alcanzó los $97.9 mil millones en 2023, es evidente que estamos en la cúspide de una era dominada por la IA.

Todo esto en medio de una “realidad paralela” donde los corporativos tienen un acceso importante, dependiendo del alcance de las grandes empresas en la adquisición de herramientas que protejan la privacidad de su información, McKinsey señala que un 92% de las empresas están preocupadas por la confidencialidad y la integridad de los datos al implementar la IA.

Mientras los trabajadores independientes presencian una “fiebre” de herramientas de IA inundando el mercado a un ritmo sin precedentes, ya esta acostumbrado a que cada mañana hay una nueva función, aplicación, etc, que todos quieren probar.  

Y si bien serán filtradas, por la realidad misma de cómo funciona la evolución de los merados con cada nueva aplicación de AI, desde el análisis de datos hasta la robótica avanzada, esta se filtra en cada aspecto de los negocios.

Sin embargo estamos cayendo en una espiral: pensar que que la gran llegada es de los LLM (Large Languaje Models, como ChatGPT) y eso subestima su alcance. La IA es la base de las tecnologías de automatización, el aprendizaje automático, los sistemas de recomendación, la visión por computadora y mucho más.

Un avance que no está exento de desafíos. La privacidad, la ética y el sesgo algorítmico son preocupaciones cruciales que deben abordarse. La investigación del AI Now Institute advierte sobre los riesgos de sesgos en los algoritmos de IA, que pueden perpetuar desigualdades existentes si no se manejan con cuidado y consideración.

Los empleadores y los empleados se encuentran en un punto de inflexión. La IA no solo exige una adaptación tecnológica, sino también un cambio de mentalidad. Aquellos que ven la IA como una amenaza inevitablemente se quedarán atrás. Por otro lado, aquellos que la ven como una oportunidad serán los pioneros de la próxima revolución empresarial.

Las empresas que no integren la IA en sus estrategias se enfrentarán a un futuro incierto. El cambio es inminente y poderoso, y la reinvención es la única opción viable. Este es el momento para las empresas de todas las formas y tamaños para evaluar, adaptar y avanzar.

La pregunta no es si la IA cambiará el mundo de los negocios, sino quiénes estarán a la vanguardia de ese cambio y quiénes se quedarán atrás, desvaneciéndose en la sombra de la innovación. Hora de movilizarse.

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* El autor es consultor global de negocios; enfocado en consumo masivo, estrategia competitiva, innovación, y prospectiva.

 Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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