“La prudencia es el conocimiento de las cosas que deben buscarse y las que deben evitarse”. Marco Tulio Cicerón

Podría pensarse que alcanzar el éxito económico es la meta final de una empresa familiar. Sin embargo, es importante que los líderes de este tipo de organizaciones entiendan que, con los grandes logros, llegan también mayores responsabilidades. Administrar y proteger el patrimonio ganado con esfuerzo es una tarea que exige diligencia, trabajo constante y conocimiento de los riesgos que puede correr la empresa. En mi experiencia profesional me he encontrado con fundadores que no son del todo conscientes de las problemáticas que pueden enfrentar y suelo compartir con ellos la siguiente fábula.

Había una vez dos ranas que miraban cómo dos enormes y bravos toros pelaban al otro lado de su estanque. Una de las ranas dijo: “¡Qué miedo me provocan esos animales! Correríamos un gran riesgo si tuviéramos que enfrentarnos a un peligro así”. La segunda rana contestó despreocupada: “No deben importarnos las peleas de esas bestias, no tienen nada que ver con nosotras”. Entonces, la rana preocupada hizo la siguiente observación: “No deberíamos confiarnos tanto. Esa pelea tendrá un toro derrotado que podría buscar refugio en nuestra orilla del estanque. Si no tomamos las precauciones necesarias, podría llevarnos entre sus patas y aplastarnos”. Entonces la otra rana entendió que el peligro puede estar más cerca de lo esperado.

¿A cuál de las dos ranas se parece tu empresa? El director y su consejo de administración de una organización deben tener una estrategia para la medición de riesgos y solución de problemáticas. Un aspecto importante por considerar son los peligros que vienen desde el interior de la propia empresa: el fraude, la corrupción, el lavado de dinero son cada vez más comunes en el entorno de los negocios de nuestro país, pero si tu compañía está preparada para enfrentarlo y mitigarlo, el patrimonio de tu familia puede estar mucho más seguro.

La respuesta más eficaz para prevenir y solucionar las irregularidades internas —que pueden llegar al grado de un delito grave— es recurrir a la auditoría forense. Aunque el nombre de esta especialidad parece alarmante, se trata de una necesidad para cualquier empresa preocupada por contar con seguridad y certeza sobre sus activos desde una perspectiva legal. A continuación, reflexionaremos sobre algunos puntos que mostrarán la importancia de recurrir a este tipo de trabajo.

¿Qué es la auditoría forense?

El término “forense” indica que el desempeño de una actividad tiene relación con el ámbito de lo legal. Las auditorías financieras que realiza comúnmente cualquier corporación están enfocadas en identificar errores en la administración de los activos; en cambio, la auditoría forense se encarga de identificar indicios de acciones que tienen la intención de cometer fraudes al interior de una compañía, esto con el fin de reunir evidencia para deslindar responsabilidades y utilizarla en caso de que exista un proceso legal ante una serie de hechos.

Son múltiples las formas en que los propios colaboradores, e incluso integrantes de la familia, pueden cometer un fraude: alteración de documentos, encubrimiento de ingresos, alteración de contratos, desvío de dinero, robo de información confidencial, entre otros. Un auditor forense tiene la compleja tarea de analizar e interpretar información, indagar sobre los hechos y demostrar la comisión de un delito en caso de que sea necesario.

Prevenir, no lamentar

Como puede deducirse, el puesto de auditor forense es complejo y exigente. Para llevarlo a cabo es necesario un fuerte espíritu profesional, complementado por una amplia serie de facultades: formación académica especializada, el conocimiento de distintas disciplinas como el derecho, las finanzas y la criminología. Son también fundamentales habilidades comunicativas como la capacidad de escucha, la paciencia, el control de emociones, la claridad en sus instrucciones, así como la imparcialidad durante un proceso de investigación. Se requiere también, y fundamentalmente, de un comportamiento ético comprobado a través de la lealtad, la autonomía en el criterio y la discreción. Además el auditor debe saber mediar y negociar, tener una mente creativa, inteligente e intuitiva. Asimismo, debe tener un manejo muy hábil con las herramientas y metodologías que le van a permitir recolectar sus pruebas y convertirlas en evidencias.

Sabiendo todo lo que implica el trabajo de la auditoría forense, es comprensible que, para lograr su cometido, debe tener un conocimiento profundo de la empresa, su entorno, sus procesos y marco normativo. Aunque un asesor profesional puede resolver una emergencia, lo ideal es contar con un sistema de prevención que identifique los riesgos de la empresa, disponga las medidas adecuadas de prevención, dé un seguimiento puntual y realice los ajustes necesarios, entendiendo que los métodos para realizar un fraude se actualizan cada día y buscan evadir las medidas de seguridad ya existentes.

La auditoría forense es el pilar de una cultura preventiva

Liderar responsablemente una empresa familiar implica una constante actualización de los deberes y responsabilidades de la compañía en todos sus ámbitos: legales, financieros, contables, entre otros. En este sentido, el pronto establecimiento de un diagnóstico de riesgos de fraude, llevado a cabo por un profesional de la auditoría forense, será el primer paso para infundir en cada uno de los colaboradores el sentido de cumplimiento, cuidado y compromiso con la organización.

“La respuesta más eficaz para prevenir y solucionar las irregularidades internas —que pueden llegar al grado de un delito grave— es recurrir a la auditoría forense”.

Una cultura de la prevención de fraudes bien estructurada comienza haciendo conscientes al fundador y los integrantes de la familia y a cada uno de los colaboradores de que, si un fraude afecta a la empresa, acaba por afectar a todos, ya que los activos perdidos son parte de los beneficios que ellos ganan a través del trabajo ético y honesto.

Una encuesta realizada por la Economist Intelligence Unit ha concluido que más de la mitad de las organizaciones de Latinoamérica sufrieron algún tipo de fraude en 2022. Ante este alarmante dato, hoy es un buen momento para que tu empresa familiar tome las medidas pertinentes para proteger su patrimonio.

“En los tiempos actuales el fraude se está convirtiendo en un fenómeno dinámico, cada vez más común, siempre adaptándose a los cambios y legislaciones”.

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