Este artículo lo escribo gracias a un comentario en una reciente junta de consejo de administración de un consejero en donde comentó que había una gran diferencia entre tenacidad y terquedad, y la forma como explicó me hizo reflexionar y me dejó un a gran aprendizaje, que consideré que lo debía compartir para que algunos miembros de la empresas familiares y colegas tomen conciencia y puedan aportar más en sus compañías o consejos a fin de tomar mejores decisiones de dónde enfocar nuestros recursos, tiempo y energía, para lograr mejores resultados y menos desgaste en todos los aspectos.

Terquedad vs. tenacidad.

¿Pero cómo saber cuándo dejamos de ser tenaces y caemos en la terquedad? Es bueno insistir por tenaz pero malo si es por terco. La diferencia no es tan sutil. Se es tenaz cuando el esfuerzo tiene como centro un objetivo último. Se es terco, en contraste, cuando el objetivo del esfuerzo es el esfuerzo mismo. Otra manera de verlo es que el tenaz está convencido de que su objetivo es el correcto, mientras que para el terco lo único correcto es la manera que enfoca su esfuerzo. El primero no quiere renunciar a su objetivo, el segundo no quiere renunciar a su manera de hacer las cosas, ambas situaciones se pueden presentar en las empresas familiares.

En el camino que recorren las empresas familiares, siempre habrá obstáculos y nuevos retos. Cada organización enfrenta distintas circunstancias y debe aprender a lidiar con las problemáticas de una forma inteligente. Un aspecto importante que debe tomar en cuenta el liderazgo es saber manejar la tenacidad, cuidando que el esfuerzo por preservar su legado no se convierta en terquedad, cuando ya no tiene viabilidad por cambios de mercado. La siguiente historia nos acercará a la definición de estos dos conceptos.

Érase una vez un hombre que viajaba por la montaña con un burro de carga. El camino era peligroso y el burro por accidente empezó a resbalar hacia un precipicio. El dueño quiso tirarlo de la rienda, pero el peso era demasiado. El hombre, en su desesperación, jaló al animal de la crin, pero el burro resbaló más al retorcerse del dolor. En un último intento, el hombre tomó al burro por la cola, pero el resultado fue desastroso: el animal reaccionó pateando a su dueño, quien lo soltó y el burro cayó por el barranco.

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El burro, con su instinto de supervivencia, no fue capaz de discernir que era necesario frenar sus reacciones para recibir ayuda. El esfuerzo por no sufrir dolor se convirtió en necedad y lo condujo al fatal desenlace. Las empresas familiares deben encontrar un camino para evitar que su esfuerzo por sobrevivir los conduzca en dirección contraria. Revisemos algunas ideas importantes sobre el tema que he aprendido gracias a mi experiencia como asesor.

Decidir con inteligencia. Sony fue por muchos años un gigante de la tecnología. Cuando en 2008 la empresa tuvo una grave crisis, la tenacidad y persistencia la llevó por nuevos senderos en el mundo de la producción de películas y de música, además de la venta de seguros en Japón. Esta organización tomó decisiones entendiendo que el mercado se había transformado y que no podían seguir, al menos en el mismo camino: eso es la tenacidad, persistir cuando hay posibilidades reales de éxito.

No siempre es posible continuar. Abercrombie & Fitch fue una marca exitosa de ropa, ofreciendo ropa a un sector muy exclusivo de personas. Sin embargo, esta marca no se adaptó a los nuevos competidores del fast fashion y sus ganancias han bajado en un 81%. Es terquedad no escuchar lo que los clientes piden en tu mercado: es necesario, en ocasiones, saber que se ha perdido la carrera.

Evaluando la situación. Tomar una decisión ante una problemática debe hacerse con bases sólidas, teniendo objetividad al evaluar si hay posibilidades de mejora. Saber dónde se encuentra la empresa brindará un panorama real de lo que se necesita para hallar soluciones, si se cuenta con los recursos necesarios para poner en marcha un plan y si la compañía se esforzará en lograrlo. Si se decide seguir adelante, lo ideal es mantener una supervisión sobre los avances, saber si los ajustes son suficientes y pueden conducir a una mejora real.

La identidad familiar es la piedra angular. Resulta trascendental saber si la organización sigue caminando por el sendero marcado en su misión y visión, además de trabajar con base en sus valores. Otro punto que debe tomarse en cuenta es saber si existe la motivación en los líderes y el equipo de trabajo para salir adelante. Ante una situación límite, la empresa familiar puede plantearse un cambio radical, pueden buscar una forma de evolucionar en su modelo de negocios, en el liderazgo y en el sistema de trabajo.

Tomar una decisión adecuada y a tiempo puede evitar una problemática mayor. Y aun cuando se llegue a la decisión de no continuar, siempre hay posibilidades de iniciar de nuevo, con algo nuevo y diferente de lo que nuestros antecesores hicieron muy bien en su época y entorno. 

A manera de reflexión final es importante conocer que la tenacidad requiere un esfuerzo consciente, disciplina y mucha capacidad para sobreponerse a los fracasos y la frustración. Por su lado, la terquedad es fácil y se sigue sin esfuerzo. Aún más, se requiere un esfuerzo consciente para vencer la terquedad. El problema es cuando confundimos una con otra, que es muy común que suceda.

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