Por Carlos Arturo Guisarre Una vanidad sin castigo moral es el aura que ha cubierto la industria de los cosméticos en el mundo. Juan Pedro García, experto en dirección de marketing de la Universidad de la Empresa (UDE), de Uruguay, considera el desarrollo de los productos de belleza como parte del presupuesto de la mujer entre los grandes logros del mercadeo cultural de masas del siglo pasado. El mercado dominicano no es la excepción. Una leve desconfianza, según afirma la Asociación de Industrias de la República Dominicana (AIRD), existente entre sus asociados no caracteriza al optimista Clúster Dominicano de Productos de Belleza, un conglomerado de 65 empresas independientes entre sí, pero que comparten know how y destreza en la gerencia para ampliar el espectro de productos de belleza, cosméticos y cuidado personal, a mercados tan cercanos como las 20 millas náuticas a las que se encuentran las Islas Turcas y Caicos, pero también a mercados más lejanos, como las miles de millas de navegación que hacen falta para llegar a Nueva Zelanda. El punto de cohesión del clúster, de acuerdo con Amable Padilla, director de esa entidad empresarial, fueron recursos puestos a disposición por el Fondo Multilateral de Inversiones (FOMIN), invertidos en capacitación, ampliación de la capacidad técnica, certificaciones de calidad para acceder a vitrinas de países desarrollados y contrataciones de un plan de marketing que agregara peso a las marcas nacionales de cosméticos.   Resultados económicos 65 empresas sirven de punta de lanza para abrir mercado entre 3,500 registradas a nivel nacional, las cuales han empleado un aproximado de 190,000 personas, en su mayoría mujeres, casi la mitad de los 400,000 empleados que los planificadores estatales se propusieron a finales de 2012, para el cierre de este año 2016. Esos puestos de trabajo también incluyen a los salones de belleza. De igual manera, estas industrias cosméticas han embellecido los factores macroeconómicos durante los últimos cuatro años. De los 500 millones de dólares (mdd) que aproximadamente se comercializan en el país por vía de los productos de belleza e higiene personal, un 85% es producción local, con los efectos que tiene para un empresariado compuesto por pequeñas y medianas empresas la facturación anual de un equivalente al 1% del producto interno bruto (PIB), señalan números generados en investigación de campo por la institución Euromonitor International, dedicada al análisis del impacto de distintos sectores productivos. Padilla establece como claves para éxito del clúster bajo su dirección consiste en la valoración de los distintos actores que forman parte de la red de añadidura de valor con que cuentan un pintalabios, un producto de maquillaje o fórmulas naturales para el pelo. En ese sentido, 12% de los ingresos de las mujeres se destina a productos de belleza e higiene personal en 85% de manufactura local, puesto que se fabrica con estándares altos diseñados por la industria global, con materia prima importada de calidad, una distribución con logística eficiente, comercios pequeños y medianos que se especializan en esta clase de mercancía, además de alrededor de 150,000 salones de belleza en todo el territorio nacional, abocados a aplicar o recomendar marcas criollas, sobre la base de la confianza de sus clientas. Ignacio Del Forn, gerente de Marketing de Belcorp Caribe, representante de algunas marcas de cosméticos como L´bel, considera a las ventas directas como uno de los factores más representativos de la buena gestión de posicionamiento que las empresas locales han aplicado para establecer sus distintas marcas como elementos inseparables de las carteras y gaveteros de las mujeres dominicanas. “El ADN de Belcorp consiste en transmitir un mensaje de la superación personal que la mujer dominicana tiene el poder de conseguir. Este empoderamiento del yo personal y la vida profesional lo enfatizamos tanto en las mujeres que nos apoyan día a día para comercializar productos de belleza de alta calidad, como con nuestras clientas, quienes salen también día a día a ofrecer lo mejor de sí mismas a sus familias y a las empresas a las que pertenecen”, en palabras de Del Forn. “La AIRD ha jugado un rol preponderante en la industrialización del país. Con el propósito de impulsar la competitividad del sector industrial exportador, ha fomentando la asociatividad productiva bajo el esquema de clústers. Orientada hacia este objetivo, la AIRD cofinancia y funge como agencia ejecutora del Programa de Innovación Industrial, proyecto financiado con fondos de cooperación no reembolsable del (FOMIN) del Banco Interamericano de Desarrollo. Esta iniciativa cuenta además con el apoyo del Consejo Nacional de Competitividad. Los productores agrupados persiguen realizar acciones conjuntas alrededor de proyectos específicos desarrollados por las mismas empresas”, explica Circe Almánzar, vicepresidenta ejecutiva de la AIRD.   Proyección internacional El Centro de Exportaciones e Inversión de República Dominicana(CEI-RD) reconoce que el renglón de productos de belleza e higiene personal conquista mercados foráneos a fuerza de un crecimiento de 5% cada año, y en la actualidad se encuentra por el orden de los 55 mdd anuales. Para la elaboración de los productos, los fabricantes toman en cuenta las características del cabello de la población a la que se dirigen y el PH de la piel, por lo que en ocasiones tienen que crear productos especiales tomando en cuenta la cualidad de la etnia del país al cual exportan. El comercio tiene especial énfasis en las zonas del Caribe y lugares adyacentes, justo en mercados como la costa este de Estados Unidos, Puerto Rico, Haití, Panamá, Saint Marteen, Aruba, Curazao, Cuba, la costa norte de Venezuela (perteneciente al Caribe) y Saint Thomas. Con Cuba, Jean Alain Rodríguez, director del CEI-RD, estima oportunidades de mayor valor con el desarrollo de una más amplia apertura de la nación vecina. Dice que las acciones que el CEI-RD emprende para fortalecer la industria de cosméticos ha dado como resultado que las exportaciones del sector se  proyecten en crecimiento. Según el ritmo creciente que exhibe ese rubro, asegura Jean Alain, se proyecta que los volúmenes se dupliquen al cierre de este cuatrienio. “En el CEI-RD dedicamos grandes esfuerzos trabajando a favor del desarrollo de esta industria, en procuración de la asociatividad e internacionalización de las empresas pertenecientes al sector y todo ello en virtud de su enorme potencial de crecimiento y de generación de empleos”, enfatiza Rodríguez. De igual forma, los cosméticos nacionales se abren paso por el Océano Pacífico. ProChile, la entidad encargada de promover las exportaciones chilenas por el mundo, tiene en la mira a este sector, que, consideran, creció 200% sólo entre 2008 y 2012. “República Dominicana cuenta con 11 empresas de belleza y cuidado de la piel que fueron certificadas con el sello Garantía de Calidad: Boé Cosmetics, Laboratorio Capilo Español, Laboratorio Carolina, Laboratorios Dr. Collado, Halka Industrial, Inversiones y Negocios (Inesa), Laboratorios JM Rodríguez, Laboratorio MK, Laboratorio Rivas, Laboratorios Royster y Laboratorios Unión”, explica ProChile en un documento dirigido a sus nacionales con la intención de invertir en el Caribe, publicado en su sitio web. Las autoridades chilenas sostienen que la fortaleza de República Dominicana como mercado radica en el consumo de productos para el cuidado del cabello. “Chile ha logrado consolidar su imagen en este mercado como un país serio y confiable, y proveedor de productos de alta calidad, lo que constituye una gran ventaja para aumentar la presencia de los cosméticos naturales chilenos en el mercado dominicano”, indica el documento. Puede que su base sea una sana vanidad, pero rubros en los que la mujer profesional promedio pudiera invertir hasta 150 dólares por mes demuestran el impulso que puede recibir la macroeconomía cuando embellece sus volúmenes de exportación y hermosea el parque industrial de República Dominicana.    

 

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