“No puedes dejar que la tradición se anteponga a la innovación. No es lo mismo respetar el pasado que reverenciarlo”. Bob Iger

Decidir comenzar un negocio, con todo el riesgo e inversión que implica, es un reto monumental; sin embargo, este es solo el comienzo, la punta del iceberg. Como dice el viejo adagio, una cosa es llegar a la cima; la otra, mantenerse. Es por eso que iniciar un negocio de forma estratégica es esencial. Emprender es una aventura, sí, pero similar a escalar el Everest: ir preparados desde el día uno es una cuestión de vida o muerte. Prepararse supone más que conocer profundamente nuestros productos o a nuestra competencia; requiere también de una capacidad sobresaliente de innovación o, dicho de otro modo, de adaptabilidad.

Para el doctor Matthew Kiernan, experto en Política, Ambiente y Administración Estratégica, el concepto de desarrollo sostenible debe estar en el corazón de todo emprendimiento. Kiernan se refiere con esto a adoptar la “inversión sostenible” como una estrategia de inversión que tiene en cuenta los factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG, por sus siglas en inglés) en la toma de decisiones de inversión. En lugar de simplemente centrarse en la rentabilidad financiera, la inversión sostenible también tiene en cuenta cómo las empresas y los activos impactan en la sociedad y el medio ambiente.

En 1986, Kiernan publicó su libro Los Once Mandamientos para la Administración del Siglo XXI, el cual ha servido de manera recurrente como una guía en mi proceso de toma de decisiones y hoy quisiera compartirla contigo.

Bajo estas reglas, la innovación es tan importante para el desarrollo de un negocio que los dos primeros mandamientos están relacionados con este concepto. El primero de ellos dicta: “No juegues de acuerdo con las reglas de competencia. Inventa las tuyas y haz que otros sigan tus pasos.”

¿Qué significa esto para una empresa familiar? En primer lugar, es imperativo entender que manejar una empresa familiar implica algunos retos particulares. Por lo tanto, si bien hay buenas prácticas que pueden aprenderse de grandes empresas no familiares, es importante considerar las diferencias relevantes. Por ejemplo, el trato entre miembros de la familia y cómo este afecta las relaciones profesionales es algo que debe considerarse; no todos los consejos son compatibles. Otro factor relevante es la tradición. Si esta no se maneja de forma inteligente, puede anteponerse de forma severa contra la tendencia y necesidad de adaptación e innovación.

¿Cómo pueden coexistir la tradición y la innovación? Es perfectamente normal que una empresa familiar busque mantener su tradición. En muchos casos, esta es un diferenciador, una ventaja en el mercado. El mensajea aquí es que la tradición no es incompatible con la innovación si ésta sabe adaptarse a los tiempos. La gran ventaja de un negocio familiar es que, dada la lealtad y el compromiso de sus miembros con la visión y la misión de la empresa, es más probable que haya un interés genuino y un esfuerzo considerable para mantener viva la tradición, renovándola en cada generación.

¿Cómo sé cuándo imitar a los grandes y cuándo innovar? Reitero: en primera instancia deben considerarse las cualidades únicas del negocio. La innovación no es una receta que uno deba copiar; cada empresa tiene características especiales y, por tanto, fortalezas y debilidades únicas. Hay que conocer esas fortalezas y apostar por ellas. Podemos revisar el caso de éxito de Apple, por supuesto, pero si nuestra empresa familiar se dedica al negocio de las autopartes, no todo lo que le funcionó a Apple o a Amazon es útil. Podemos, por otro lado, tomar lecciones de manera más general: el éxito de Amazon no se trata solamente de la capacidad de encontrar todo en un solo sitio, sino en el feroz enfoque al servicio al cliente. Eso es algo que sí podemos imitar.

“Estas estructuras, reglas y procesos se construirán con base en la realidad única de la empresa y no en lo que hace la competencia”.

¿Cómo facilitar la innovación en empresas familiares que viven un cambio de estafeta? Una posible falla de la empresa, aun cuando logra mantenerse a través del tiempo, es que es común encontrar crecimiento “sin pies ni cabeza”. La compañía que inicia con un equipo pequeño y bajo una autoridad informal suele presentar grandes problemas para crecer de forma ordenada; o puede que, al llegar el crecimiento, la empresa opere peor de lo que lo hacía antes, pues el ritmo de la operación rebasa la capacidad del equipo de trabajo.

Puede parecer irónico, pero para que una empresa sea capaz de improvisar, de ser adaptable, necesita primero tener reglas y procedimientos muy bien establecidos. La razón es simple: es mucho más fácil improvisar con base en el orden que con base en el caos. Y, claro está, estas estructuras, reglas y procesos se construirán con base en la realidad única de la organización y no en lo que hace la competencia.

Innovar no es una cuestión de encontrar la receta mágica en un libro de negocios. Ahí hay técnicas y referencias, pero las verdaderas respuestas vienen de la práctica: es algo que nace dentro de la compañía al conocer al cliente, al dedicarse fervientemente a satisfacer sus necesidades, y al diseñar soluciones a través de las fortalezas particulares de la propia empresa. Innovar no debería intimidarnos; después de todo, está en nuestros genes: el tesón y el ingenio, ambas características de los mexicanos, son los dos ingredientes fundamentales es de toda innovación. “El valor de la innovación no está en evitar que te copien, sino en conseguir que todos te quieran copiar.” Enrique Dans

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