¿Cuánto de lo que crees, cuánto de lo que eres, no te ha sido impuesto?, ¿cuántas de esas creencias no te han limitado incluso a intentar fijarte una meta?

Francamente, muy poco de lo que creemos lo hemos elegido libremente.

En primer lugar nacimos seres humanos, tal vez nuestra limitante primigenia, aunque yo creo que, según lo que hasta hoy conocemos del universo, es nuestra única oportunidad de libertad.

En realidad nacimos en cierta parte del mundo, inmerso en una cultura, rodeados de un grupo familiar, o carente de él; con acceso a cierto tipo de educación, o no, y en un determinado tiempo que define no sólo nuestra “soundtrack” de vida, sino nuestras preferencias políticas, profesionales, religiosas, de pareja, etc.

Así, antes de los 15 años ya traemos la cabeza llena de prejuicios y aunque algunos pudieron servir de ayuda para resolver rápidamente decisiones difíciles, no nos podemos sentir orgullosos de creer en ellos.

Pregúntenos a las mujeres: los prejuicios que hay sobre nuestras limitantes son tan arraigados que nosotras mismas los hemos llegado a creer, al punto que en general, y por muchos siglos, ni siquiera nos atrevíamos a soñar con algo distinto a nuestro sino.

Pero nos atañe a todas y todos. En muchos momentos de nuestra vida no logramos comprender lo que pasa o lo que experimentamos personalmente porque traemos arraigados esos prejuicios que nos impiden comprender.

Nos falta claridad y por lo general somos pocos quienes voluntariamente nos esforzamos por tratar de entender el mundo, al ser, al otro y a los otros.

Es hasta que la realidad nos impacta que hacemos un intento por comprenderla, de fijarnos un propósito, de tratar de ver cuál es el sentido de nuestra vida.

Encuentra en la Red Forbes la opinión y análisis de personajes clave para el país

Explorar lo más profundo de nosotros mismos es ejercicio individual que deberíamos hacer constantemente para gozar de salud mental. Es una recomendación de muchos sabios de la antigüedad humana.

El Centro para las Mentes Saludables de la Universidad de Wisconsin, con quien estamos realizando una Masterclass en Tecmilenio, propone trabajar cuatro dimensiones para lograr la salud mental: la atención, la bondad, el propósito y la claridad.

La claridad consiste en explorar lo que hay en lo más profundo de ti y descubrir qué emociones, creencias o pensamientos te han dado forma; qué te ha sido impuesto e ir eligiendo qué quieres ser; descubrir qué no eres, y dar nuevos pasos para descubrir quiénes son o qué no son los demás.

En resumen, cuestionar y romper prejuicios y mitos de nuestra vida cotidiana para que nos ayude a tener pensamientos más sanos que mejoren nuestro bienestar.

Podemos empezar por preguntarnos por qué no me atrevo a… ¿hablar en público?, ¿dialogar con personas de otro nivel socioeconómico o con los directores o con los colaboradores?

Un ejemplo tan común, ¿por qué aquel compañero de trabajo me cae mal? Deberíamos obligarnos a investigar quién es realmente, convivir con él para saber si es cierto y salir de la duda.

Desafiar todo lo que te ha sido impuesto nos ayuda a conocernos a nosotros mismos y a los demás, al tiempo que da una sensación gratificante de seguridad, bienestar y de satisfacción que nos brinda claridad en la vida y ayuda a derribar creencias limitantes. Prueba.

Contacto:

Rosalinda Ballesteros es directora del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio.

Twitter: w360tecmilenio

LinkedIn: W360tecmilenio

Mail: [email protected]

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

 

Siguientes artículos

cannabis Alemania
Enfrentando el insomnio: un análisis entre el cannabis y los somníferos
Por

Las tendencias hacia la legalización del cannabis en América del Norte han generado un cambio notable, reflejado en una...