Definir el trabajo en equipo se convierte en un reto interesante. Con frecuencia escuchamos que la cohesión de un grupo de trabajo se expresa a través del compañerismo y el sentido de pertenencia a la organización y a sus integrantes. De ahí que podamos afirmar que cuanta más unión exista, mejor trabajarán sus miembros y más productivos serán los resultados de sus acciones. Entonces, podríamos decir que trabajar en equipo es como hacer funcionar un telar en el que trabajan simultáneamente varias manos hasta convertir una idea en una posibilidad y más tarde en algo concreto.

Nos engañamos al pensar que el trabajo en equipo es algo fácil de lograr. Plantear que lograr que todos jalen parejo hacia el mismo lado es algo sencillo es frivolizar el tema. Hay que decirlo claro, trabajar en equipo es complicado, requiere de voluntad y de esfuerzo. Hoy más que nunca, las nuevas formas de trabajo nos exigen laborar en forma coordinada a pesar de que nos estamos aislando. La tecnología ayuda a la integración de grupos interdisciplinarios, internacionales e interdependientes y a la vez, nos convierte en una especie de isla que trabaja a larga distancia. Es decir, nunca ha sido tan sencillo y complicado trabajar en equipo.

La conciencia, los sentimientos, la identidad de cada individuo se pone en juego frente a la colectividad. Trabajar en equipo implica entender que hay muchos puntos de contacto y que en ellos existe mucha fricción. La diversidad de puntos de vista constituye una riqueza y también es una fuente inagotable de desencuentros. Si no hacemos uso de la inteligencia, voluntad, perseverancia y claridad, el trabajo en equipo se convierte en una versión remasterizada de la Torre de Babel.

No es extraño ver como los equipos de trabajo se tropiezan o se empantanan al tratar de sacar sus tareas adelante. No se trata de mala voluntad, de flojera o de resistencia. A veces, un miembro del equipo se queda atascado mientras resuelve un problema. Otros ayudan. Lo intentan una vez y, cuando fallan, se dan por vencidos o lo intentan de nuevo con el mismo método. Pero, lo sabemos, no conseguiremos resultados diferentes si seguimos haciendo exactamente lo mismo. Y, por supuesto, en esta condición llegan el desánimo, la desmotivación y eventualmente, la falta de productividad.

Insisto, trabajar en equipo no es sencillo. Sin embargo, eso no quiere decir que sea imposible. Tenemos que poner inteligencia, alma y corazón para sacar las cosas adelante. Se trata de uno de los desafíos más duros y gratificantes pues se refiere a un logro de comunicación importante. Es decir, para trabajar en equipo necesitamos tener capacidades para transmitir con eficiencia los mensajes, verificar que se entendieron los conceptos en forma adecuada, contar con la capacidad de ponernos en los zapatos de otra persona. Para ello, puede ayudar un informe directo a expandir su conjunto de herramientas y considerar nuevos enfoques con el coaching.

Un buen comienzo siempre es tender lazos de comunicación que sean específicos. Mientras más directos seamos, siempre será mejor. Jerry Connor, de la Universidad de Harvard, plantea  preguntar lo siguiente: 

¿Qué problema está resolviendo?

¿Qué te preocupa?

¿Qué frustra a otras personas al respecto?

El objetivo es hacer que la persona piense en por qué sus esfuerzos no están funcionando. Las preguntas no deben ser retóricas. Tenemos que escuchar con atención. Repetir frente a ellos sus respuestas, para que a su vez, ellos mismos las escuchen. Se trata de sacar a la gente de su punto de vista y mostrárselos desde otro ángulo.  El objetivo que se pretende es que entiendan por qué su plan de acción es defectuoso, no en forma crítica. Todo lo contrario, hay que preguntar con empatía qué más podrían probar, en función de lo que saben sobre el problema. Es relevante animar a los integrantes del equipo de trabajo a pensar en qué tipo de solución tendría sentido para este tipo de problema.

Hay que recordar, la función aquí no es proporcionar respuestas, es aclarar las preguntas que el miembro del grupo está tratando de responder, es empujarlo a considerar nuevas perspectivas y ayudar a reflexionar sobre lo que han aprendido. Para consolidar un buen grupo laboral, Connor plantea las cuatro prácticas que son los pilares del trabajo en equipo

Cómo construir resiliencia: la capacidad de recuperarse de los contratiempos, como un proyecto temprano que salió mal o una presentación bombardeada

Cómo influir en los demás: la capacidad de ganarse la confianza y el respeto de los demás para desempeñar un papel de manera más efectiva

Cómo trabajar: la capacidad de determinar lo que constituye un trabajo significativo y diseñar una carrera para una mayor realización

Cómo salir de una rutina mental: la capacidad de desafiar los patrones personales de pensamiento con el fin de identificar y resolver problemas a través de una lente diferente.

Para construir un equipo de trabajo productivo y armónico tenemos que salir de nuestro propio caparazón de protección. Romper el cascarón requiere de voluntad. Es necesario escuchar con atención y repetir lo que se oye. Una vez que se obtenga una comprensión real de lo que se está diciendo, es preciso hacer un seguimiento de las preguntas que les ayudarán a salir de su cabeza y reflexionar sobre lo que realmente sucedió.

Se trata de entender, de ponerse en los zapatos de otro y caminar sobre sus pasos. Por ejemplo, si un empleado siente que no puede cometer errores sin perder credibilidad, podríamos invitarlos a volver a conectarse con un momento en el que se sintieron bien, y hacer preguntas como: “¿Es cierto que un solo error hará que la gente te anunifique?” Declarar en voz alta la historia interna del empleado a menudo les ayudará a ver que es, muy probablemente, ficción. Construir equipos de trabajo eficientes se puede traducir en empleados que sean futuros líderes. Requiere de adoptar mentalidades que cambien sus actitudes. Si se pueden dominar esas mentalidades, se puede encontrar satisfacción, mantenerse comprometidos y cumplir con su potencial a largo plazo.

Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CecyDuranMena Blog: Las ventanas de Cecilia Durán Mena Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

Indonesia: un socio comercial que se debe potenciar
Por

Asia es el continente que concentrará en pocos años el crecimiento económico mundial. México debe potenciar sus relacion...