Cuenta una vieja fábula que un hombre tenía dos hijas; una se casó con un hortelano y la otra con un fabricante de ladrillos. Pasado un tiempo, el padre decidió ir a visitarlas para saber cómo les iba en su vida de casadas. La primera le dijo que era muy feliz con su esposo, trabajando en el huerto, y que lo único que desearía es que lloviera en abundancia todos los días para tener una gran y hermosa cosecha. Al día siguiente, el padre fue a ver a la segunda hija. Ella vivía muy contenta, pero también anhelaba algo: “Que los días se mantengan secos, con sol brillante, para que así los ladrillos sequen más rápido”. 

En el camino a casa, el padre se sentía contrariado por los deseos de sus hijas: una quería que lloviera, y la otra, lo opuesto. ¿A cuál de esos deseos debería el padre pedirle a Dios para que se cumpliera?

Esta fábula me recuerda la situación en la empresa familiar cuando llegan nuevas generaciones a militar en sus filas. El padre o fundador a veces se preocupa porque las diferentes generaciones quieren, también, cosas diferentes: no es lo mismo lo que quiere alguien de la generación X a lo que quieren los millennials y, ahora, los chicos de la generación Z. Y encima, si el futuro heredero de la empresa es precisamente un joven de, digamos, 25 años, ¿qué tan seguro está el fundador de que su empresa es un lugar donde sus nietos querrán trabajar? 

La generación Z está conformada por aquellos nacidos aproximadamente entre 1997 y 2012. Es una generación que creció con las redes sociales y los movimientos que emanaron de esta nueva manera de comunicación, como la Primavera Árabe o el movimiento #MeToo. Pero a diferencia de lo que sus antecesores piensan, los jóvenes no son menos responsables o trabajadores, sino que sus prioridades son diferentes:

Según esta encuesta conducida por Zapier, y un estudio realizado por la firma Deloitte en Estados Unidos, a los jóvenes les interesa trabajar en un lugar que incorpore tecnología, se preocupe por su salud mental y por un balance armonioso entre vida y trabajo.  Hay datos de la encuesta de Zapier que son muy reveladores:

Encuentra en la Red Forbes la opinión y análisis de personajes clave para el país

Uno de cada 6 empleados de la Generación Z ha renunciado a su trabajo porque su empleador no les proporcionó la tecnología adecuada para hacer su trabajo.

Casi 4 de cada 5 gerentes de la Generación Z (79%) dicen que alientan a sus subordinados directos a resolver problemas utilizando la tecnología.

La mayoría de los empleados de la Generación Z (69%) ha experimentado períodos de disminución de la productividad laboral debido al burnout, muy probablemente por su dificultad para desconectarse de sus aparatos. 

La mayoría de los empleados de la Generación Z (91 por ciento) piensan que todos los empleadores deberían contar con una política laboral de salud mental.

Por su parte, el estudio de Deloitte reporta que esta nueva generación: 

Valora la empatía de sus jefes y la consideran un requisito previo para el compromiso en el trabajo.

Siente que no reciben el apoyo de salud mental que necesitan en su trabajo y creen que sus ideas sobre cómo el trabajo afecta su salud mental difieren de las de sus jefes.

El 61% siente que el trabajo es una parte importante de su identidad, mientras que el 86% de los jefes dicen que el trabajo es una parte importante de su identidad.

Esta última cifra es muy importante. Esta generación sabe que su futuro no está garantizado: atrás quedaron los días donde uno podía hacer una carrera de 35 años en la misma empresa. Justo por eso es que son más exigentes y estratégicos con sus oportunidades: si su posición actual no puede garantizar estabilidad y un futuro prometedor, entonces la buscarán en otro lado. Lo mismo sucederá con los herederos de la empresa familiar. Difícilmente querrán quedarse si la empresa no representa un buen futuro para ellos. Así de pragmáticos, sin el romanticismo de “ponerse la camiseta”. Podría parecer una actitud caprichosa, pero ¿no será que en el fondo tienen razón? Son una generación que sabe que no hay tiempo que perder. ¿Por qué no ayudarles a construir ese mundo mejor que todos hemos soñado para nuestros hijos?

Contacto:

Twitter: @mariorizofiscal

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

acapulco-huracan-otis
Acordarse de Acapulco
Por

Todo lo que significa el puerto de Acapulco para la sociedad mexicana debe traducirse en empatía y apoyo, les urge y lo...