Existen leyes en la naturaleza que no necesariamente atienden a las creencias de los individuos. Por ejemplo, ¿qué nos dice la Primera Ley de Newton -la ley de la inercia-? En términos simples, un cuerpo no se moverá sino hay una fuerza que actúe sobre él; lo mismo sucede con cualquiera de nosotros: motivación, empuje, superación, autorreconocimiento, pasión, todo lo que nos hace buscar crecer como personas. Y es así entonces, como existen leyes físicas y naturales, existen también una serie de leyes mentales que forman parte de un mecanismo que se encuentra en constante operación independiente a nuestras propias creencias. Pues como bien lo señala Neville Goddard, “El mundo es un espejo reflejando siempre lo que estás haciendo dentro de ti”.

La mente es nuestra herramienta más poderosa. Nos permite razonar, interpretar, adquirir conocimientos, nos brinda la bendición de experimentar sentimientos y emociones, discernir entre criterios positivos y negativos, tomar decisiones con base en experiencias recolectadas. Nuestra mente, con base en formación tanto personal como colectiva, entrenamiento, educación, vivencias y experiencias adquiridas, es la responsable de formar cimentar y solidificar nuestras creencias, conductas y actitudes y por ello, de nuestros éxitos y también de nuestros fracasos, con la encomienda de convertir estos en nuevos aprendizajes. El pensamiento y los sentimientos son más poderosos de lo que creemos y pueden hacer cambiar tu vida en tan solo unos días

En la medida en que percibamos que controlamos nuestra vida y no que nuestra vida es controlada por terceros o situaciones ajenas a nosotros -Ley de Control-, más positiva será la percepción de nosotros mismos aumentando a su vez nuestra confianza, optimismo y sensación de responsabilidad individual. Tener la capacidad de diferenciar entre los hechos en sí y los hechos en mí para obtener paz mental es la clave para operar con la ley de control. Saber que todo lo que pensamos lo podemos controlar, trae como recompensa evitar ser víctima de las circunstancias y sortear los retos por pequeños o grandes que estos sean. No siempre podemos controlar el viento, pero podemos controlar nuestras velas (Dr. Bob Chope), para ello, se debe inhalar, exhalar y repetir cuentas veces sean necesarias para alcanzar el estado de paz mental que nos permitirá acercarnos a las problemáticas con certeza de uno mismo, encontrar el punto medio en la vivencia de emociones para dar estructura a nuestros siguientes pasos y tener el control de nuestro contexto y situación.

Todo lo que nos ocurre, bueno o malo, está reflejando pautas de pensamiento guardadas en nuestra mente y manifestadas hacia el exterior. Por ello debemos reflexionar cómo se encuentra nuestro interior, ¿vivimos con emociones desagradables como arrogancia, envidia, desánimo?, ¿nos encontramos constantemente a la defensiva?, ¿nuestras relaciones personales son sanas o se encuentran descuidadas?, ¿estamos satisfechos con nuestros hábitos personales? La respuesta ante estos cuestionamientos es lo que percibimos como realidad pues no vemos el mundo como es, vemos el mundo como somos: Ley de la Correspondencia. Los cambios requeridos para ver el mundo como deseamos siempre nacen desde nuestro interior: conociéndonos para aceptar nuestras áreas de oportunidad y enriqueciéndolas, encontrando satisfacción en nuestros propios logros y no en demostrarle a los demás dichos logros, cuidando nuestras relaciones personales, generando hábitos positivos. Para tener, primero hay que hacer; para hacer, primero hay que ser.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

“A través del pensamiento, aquello que deseas se acerca a ti. Por la acción lo recibes.”, Wallace D. Wattles. 

Nuestras creencias nos pueden empujar tanto al éxito como al fracaso: Ley de la Creencia. Lo que verdaderamente creemos con seguridad e intensidad, consciente o inconscientemente, se convierte en nuestra realidad. Si creemos que somos limitados, insuficientes, carentes, entonces continuaremos enfrentando fracasos y frustraciones. El mayor obstáculo al que nos enfrentamos son precisamente las creencias limitantes, ya que estas son las que nos impiden emprender, impiden generar más oportunidades, impiden alcanzar nuestro verdadero potencial y el fruto de él. Las creencias limitantes no tienen fundamento real, son adquiridas y repetidas hasta que las damos por ciertas: Las creencias no son ideas que tenemos, son ideas que nos tienen. Las creencias aportan ideas, las ideas generan acciones y las acciones refuerzan creencias. Actuemos positivamente conforme a nuestras creencias. “Si crees que puedes, tienes razón. Si crees que no puedes, también tienes razón.” Henry Ford 

Cuando tenemos un propósito claro, no habrá falla. Se debe fijar la meta a cruzar, recurrir a nuestras herramientas internas en los momentos retadores, formar hábitos que permitan identificar un camino claro y definir un plan concreto puesto que “Fallar en planear, es planear fallar”: Ley del Fracaso.  Si no sabemos a dónde queremos dirigirnos, entonces cualquier camino nos llevará. El fracaso ha sido y continuará siendo parte del éxito, y dependemos de nosotros mismos para que los fracasos se vuelvan lecciones para estructurar decisiones y los siguientes pasos. 

Nosotros somos quienes tomamos la decisión de cuál es el impacto que tiene en nuestras vidas la expectativa que tiene nuestro colega, nuestro jefe, nuestros clientes, nuestros hijos, nuestra pareja, nuestros padres de nuestro éxito, de nuestro comportamiento, de nosotros mismos. Ahora bien, ¿es más valioso lo que esperan los demás de nosotros que lo que esperamos de nosotros mismos? Nuestras propias expectativas serán lo suficientemente valiosas para que las expectativas de los demás no tengan un impacto negativo en nosotros: Ley de la Expectativa. Es sano y necesario tener expectativas, con respecto a nosotros mismos, a nuestra vida y nuestros resultados. Si contamos con la expectativa de cumplir nuestros objetivos y contamos con las creencias que respalden que somos capaces de cumplirlos, nuestro mundo interior será sólido operando este mecanismo a nuestro favor. 

La recuperación consiste en hacerse responsable de la vida propia y buscar ayuda para hacer conciencia de los comportamientos que llevan siempre a topar con pared y al sufrimiento. Tener el control, ser honesto y hacerse responsable. Trabajar en la autoestima para sentir merecer y crearse una vida para no vivir la de los demás.

El miedo y la duda, así como la certeza y optimismo son parte de nuestras experiencias en la estructura de nuestras vidas. Estas leyes mentales que debemos visualizar como un mecanismo de operación en constante operación, permiten dar cimientos fuertes, sólidos, irrefutables a la estructura de lo que nosotros mismos deseamos para nuestras vidas. Cimientos fuertes permiten trabajar, modificar y replantear sin llevar a las ruinas nuestra estructura. Si consideras que la estructura de tu vida requiere un cambio, fortalece tus cimientos trabajando desde el interior. Ten presente que: para ayudar a los demás, primero tienes que estar tú bien y de esa forma tu familia, empresa, amigos pueden recibir lo mejor de ti.

Todo lo que plantamos en nuestra mente subconsciente y nutrimos con la repetición y la emoción, un día se convertirá en una realidad. Earl Nightingale

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Twitter: @mariorizofiscal

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

auto-electrico
Industria automotriz mexicana cada vez más fuerte… y más verde
Por

La energía es un recurso que se puede gestionar y, para hacer un uso eficiente, es necesario identificar, priorizar y se...