En 1968, Phillip K. Dick se preguntaba en su novela “¿Sueñan los androides con ovejas eléctricas?” si los robots eran capaces de replicar la inteligencia humana y si podrían hacerlo también con los sentimientos. Ello daba pie a un debate de qué tan únicos podrían ser los seres humanos y si algunas de sus principales características, como la creatividad, no estaban siendo sobrevaluadas. El año pasado, Deep Dream sorprendió y también atemorizó a los usuarios de Internet cuando liberó su plataforma de interpretación de imágenes. Lo que el algoritmo hacía, era reintepretar una imagen basado en miles de fotos que encontraba en la web. Los resultados eran sorprendentes, pero también inquietantes, cuando una simple fotografía se convertía en un sueño surrealista con ojos, animales y figuras diversas por todos lados. Los recientes avances en inteligencia artificial han permitido que las computadoras puedan modelar o reproducir los procesos creativos de los seres humanos, aprender de ellos e iniciar una serie de improvisaciones que les permiten crear composiciones que antes sólo eran atribuibles a los seres humanos. Así, a través del análisis y mapeo de cientos de trabajos, las máquinas empiezan a componer música basadas en patrones de composición e improvisación del jazz o bien hacen ejercicios de blues. Lo que las computadoras hacen en este momento, es simplemente reconocer las estructuras musicales y los patrones de composición para crear temas propios. Pero no sólo las máquinas pueden ser creativas en la música, también sucede en la pintura. En abril de 2016 se desarrolló un software que era capaz de entender los patrones de composición de Rembrandt con la intención de crear un nuevo retrato en el estilo del artista. El proyecto se llamó “El nuevo Rembrandt” y el resultado es un cuadro que cuenta con todo el estilo del pintor del siglo XVII, que a primera vista sería difícil identificar si fue realizado o no por el artista. La literatura es otro de los campos donde la inteligencia artificial y la creatividad computacional empiezan a experimentar. Rafael Pérez y Pérez, doctor en Inteligencia Artificial por la Universidad de Sussex e investigador de la UAM Cuajimalpa, lidera un ambicioso proyecto llamado Mexica Impro, que reproduce la narrativa prehispánica a través de un diálogo ficticio generado por computadora entre dos personajes. Así, la computadora crea relatos ficticios basados en la literatura prehispánica. Pérez y Pérez, quien también preside la Asociación Internacional para la Creatividad Computacional, confía en que la inteligencia artificial y la creatividad de las computadoras más que competir con el ser humano, ayuden a plantear y resolver problemáticas que justo ahora ni siquiera nos estamos imaginando. No obstante, el investigador está consciente del recelo que ha despertado la inteligencia artificial, sobre todo cuando imita los patrones creativos de los seres humanos. No obstante, ello ha abierto la discusión alrededor del arte y la producción artística. Así, podríamos preguntarnos si una obra producida por una computadora produciría las mismas emociones que una producida por un humano o incluso a nivel de mercado tendrá el mismo valor mercantil. Si bien la creatividad computacional es una disciplina que está en pleno desarrollo, plantea preguntas muy profundas respecto del proceso creativo humano, ya que por una parte puede ayudarnos a entender mejor cómo funciona la creatividad y al mismo tiempo, plantea una colaboración mucho más estrecha entre humanos y máquinas.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @sincreatividad   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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