Forbes México ha publicado su lista para 2022 de las mujeres más poderosas de México, y eso siempre será una buena noticia. Nada como conocer los nombres de algunas de las mujeres que capitanearon empresas para sacarlas adelante durante la pandemia y en el marco de un desastre regulatorio casi generalizado. 

Aunque al momento de escribir estas líneas todavía no conozco la integración de ese listado, no dudo que leeremos reseñas de mujeres que supieron hacerle frente a escenarios de crisis marcados por la inevitable tragedia que todos hemos vivido, por la corrupción, la inequidad, la discriminación, la delincuencia organizada y otros tantos riesgos inherentes por atrevernos a hacer negocios en México, pero tampoco dudo que harán falta muchos nombres. 

Estoy seguro de que sería necesario incluir los nombres y las historias de varias de mis colegas. Quienes nos dedicamos a la práctica del compliance estamos orgullosos de que este gremio sea uno de los más igualitarios en materia de género, y la organización Women in Compliance & Ethics así lo señala: cerca del 50% de Oficiales de Cumplimiento en Latinoamérica son mujeres. Somos afortunados, porque sus capacidades de liderazgo y su pensamiento estratégico nos ayudan a tener negocios más éticos y, por qué no decirlo, a combatir la delincuencia. 

No tengo la menor duda de que muchas de mis colegas deberían estar en ese listado, pero eso es difícil, ya que ellas no gozan del beneficio de los reflectores, y aun así, son lideresas. Me encantaría poder incluir, por ejemplo, a mi colega, quien detectó una red de clonadores de tarjetas y una célula de cierto cártel dentro del propio banco en el que trabajaba (curiosamente fue despedida tras informar a la Alta Dirección); a la que, desde una fiscalía, desarrolló una red neuronal que permitió detener a una banda de secuestradores; o a la que logró implementar un programa anticorrupción dentro de una multinacional, mientras ayudaba a sus hijos con las clases en línea. 

También deberíamos añadir a aquellas mujeres que lo están dando o lo han dado todo en búsqueda de la justicia. Por ejemplo, a Ceci Flores, de las “Madres buscadoras de Sonora”, quien no para de escarbar la tierra intentando encontrar los cuerpos de sus hijos y los de los hijos e hijas de otras tantas mujeres; a Lourdes Maldonado, periodista asesinada en Tijuana; a Yesenia Mollinedo Falconi; y a Sheila Johana García Olivera, periodistas asesinadas en Veracruz; a Patricia Rivera Reyes, abogada y activista asesinada en Tijuana; y a Cecilia Monzón, abogada y activista asesinada en Puebla, todas ellas victimadas en 2022. 

Ellas también son, y han sido, mujeres poderosas.

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