Por: Mario Chao

En esencia, un solo dato es una pequeña pieza de información, apenas un píxel en una imagen de enorme formato. Sin embargo, ya se trate del historial de compras de un cliente, la lectura de un sensor o el sentimiento de un mensaje en redes sociales, estos puntos de datos poseen un gran potencial cuando se recolectan, organizan y analizan de forma estratégica. 

Para nadie es nuevo escuchar que atravesamos una era en la que los datos son fundamentales en la toma de decisiones empresariales. Por ello, y tomando en cuenta el impacto de la inteligencia artificial (IA) para el futuro de los negocios, es esencial comprender el poder de los datos para la transformación e innovación. En esta revolución tecnológica, los datos son como los ladrillos de la era digital, y la IA es el arquitecto encargado de diseñar las empresas del futuro.

Siguiendo esta analogía, la organización de datos es el proceso de estructurar y categorizar los puntos de datos. Y, en consecuencia, los datos organizados se vuelven el cimiento sobre el que opera la IA. Por ello, ambos tienen una relación de dependencia: en sus diversas formas, la IA se nutre de grandes volúmenes de datos para aprender, adaptarse y mejorar los procesos de toma de decisiones. 

Comprender lo anterior y poner en práctica una cultura de datos permitirá a las empresas aprovechar capacidades de análisis sumamente avanzadas. Cuando el aumento o la predicción de datos son impulsados por la IA, las organizaciones pueden extraer información rápidamente para fundamentar decisiones en prácticamente cualquier área de negocio, de la cadena de suministro al marketing. 

En este sentido, el poder de la IA cuando se combina con datos fiables no se limita a empresas o sectores específicos. Por el contrario, es una poderosa herramienta de transformación que, sin duda, remodelará todas las industrias e impulsará la innovación en ámbitos que aún no somos capaces de imaginar.

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El crecimiento exponencial del mercado mundial de la IA refleja esta realidad. De acuerdo con el estudio anual sobre el estado de la IA realizado por la Universidad de Stanford, la inversión corporativa global en IA se ha multiplicado por trece durante la última década, alcanzando un máximo de $276 mil millones de dólares en 2021 y superando los $189 mil millones de dólares en 2023. 

Disponer de datos fiables y accesibles en una organización ayudará a navegar la incertidumbre o las crisis. Y aunque muchas organizaciones reconocen el valor de una cultura impulsada por los datos, son pocas las que se han comprometido plenamente a impulsarla. Y es que una transformación centrada en los datos implica personas, procesos y tecnología, todos alineados hacia un objetivo común. La IA ha cambiado las reglas del juego y ha revolucionado la forma en que analizamos e interpretamos los datos. Pero vale la pena subrayar que somos las personas quienes manejamos el poder de los datos, lo que convierte a la IA y el aprendizaje automático en instrumentos en manos de profesionales capacitados, con necesidades de guía y formación. Ante este reto, los líderes empresariales tienen la urgente tarea de encabezar un cambio de cultura dentro de sus organizaciones.

En conclusión, los datos son la brújula que guía a las empresas a través de un mundo que, tras la irrupción de la IA, avanza a pasos agigantados. Nos permiten tomar decisiones informadas, visualizar oportunidades e impulsar el crecimiento. La Inteligencia Artificial alimentada por los datos es un catalizador que nos traza un futuro de posibilidades infinitas. Por ello, se debe reconocer que los datos no son sólo un recurso, sino una ventaja estratégica que puede posicionar a las compañías y sus líderes al frente de una era donde la transformación y el cambio acelerado parecen ser las únicas constantes.

Contacto:

Mario Chao, CEO de NTT Data México

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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