La economía mexicana, como todas las economías, muestra numerosas luces y sombras que, en función del impacto de cada una de ellas, determinan el funcionamiento y la evolución de esta economía. No obstante, analizando la evolución del país en lo que se refiere al ámbito económico, y atendiendo a aquellos indicadores económicos que permiten visualizarla, lo que vemos es que para la economía azteca han pesado mucho más unas sombras que, pese a esas luces y a la luz de los datos analizados, han acabado lastrando el crecimiento de esta importante economía emergente.

Tomando como referencia el ejercicio 2018, la economía mexicana no va ni para atrás ni para delante. Con crecimientos que no superan el 1%, salvaguardando el año de recuperación –el 2021–, la economía mexicana ha atravesado los últimos años con crecimientos que dejan mucho que desear. Y las previsiones que tenemos para los próximos, atendiendo a los informes que ofrecen los distintos organismos, nos dicen que esta situación no pretende cambiar mucho en el futuro.

En otras palabras, la economía mexicana, atendiendo al pasado y al futuro próximo, muestra los síntomas propios de un estancamiento económico. 

Muchas han sido las promesas que se han lanzado en lo que respecta al crecimiento económico, pero pocas las que se han cumplido. La economía mexicana, desde su proclamación, muestra una evolución que, pese a no ser la peor, es bastante deprimente cuando atendemos a las cifras. Y es que debemos señalar que, empezando por el año 2018, la economía mexicana, con un crecimiento del 2%, presentó la expansión más modesta de su economía desde el año 2013.

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Continuando con otros ejercicios, el año 2019 cerró con una contracción que, en última instancia, llevó a la economía mexicana a la recesión técnica. Durante el año pandémico, el 2020, la contracción del PIB mexicano, de casi el -9%, situó a la economía mexicana como una de las economías latinoamericanas más dañadas por el COVID. Y durante el 2021, el crecimiento registrado por esta, de la misma manera que en años anteriores, también fue de los menos dinámicos de entre las economías que conforman la región; con una tasa que, teniendo en cuenta el año anterior, refleja una expansión del 4,8%. 

A falta de conocer lo que ocurrirá en 2022, las previsiones que ofrecen distintos organismos, entre los que podemos destacar al Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI), suscitan la posibilidad de que el 2022, como en los años anteriormente citados, sea también un año bastante pobre para la economía mexicana. Como comentaba, estamos hablando de una previsión que no ha dejado de ajustarse a la baja en tanto se iba deteriorando la situación, y hoy, ante lo que está ocurriendo en el mundo y, especialmente, en Estados Unidos, la economía mexicana prevé cerrar el año, con suerte, con un crecimiento cercano al 1,5%. 

En resumen, la economía mexicana se encuentra en una situación complicada. Como sabemos, hablamos de una de las economías que más tarde prevé recuperar el nivel de PIB previo a la pandemia, y esto es una consecuencia de unos crecimientos que, como vemos, siguen sin llegar. Y es que debemos señalar que la economía mexicana sigue precisando motores económicos que devuelvan el dinamismo a esta economía, pues la solución no pasa, como dijo el presidente, por crear otros indicadores económicos que confirmen nuestra teoría, sino por hacer atractiva una economía que, a la luz de los datos, precisa muchas reformas que siguen pendientes.

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