Existe la posibilidad de que a lo largo de tu carrera hayas tomado la idea de alguien más. ¿Sorprendido? ¿Es realmente un plagio? ¡No te preocupes, existe una razón!   ¿Cuántas veces hemos escuchado que un compositor demanda a un artista por el plagio de su melodía? ¿Has escuchado a un compañero de trabajo proponer una idea y sabes, o escuchaste, que no es de él? Actualmente se sabe acerca de demandas multimillonarias de emprendedores que desarrollan ideas innovadoras que realmente no eran totalmente suyas. Un ejemplo claro es la historia de Facebook. Pero, ¿es realmente un plagio? No te sorprendas, pero existe la posibilidad de que a lo largo de tu carrera hayas tomado la idea de alguien más. Pero no te preocupes, ¡existe una razón! El psicólogo Dan Gilbert llama a esta situación kleptomnesia, que es la acción de generar una idea que crees que es novedosa, pero en realidad fue pensada por otra persona. Es plagio accidental, y es muy común en el trabajo creativo. De hecho, en un ejercicio los psicólogos Alan Brown y Dana Murphy encontraron que el 75% de los participantes en una lluvia de ideas por equipos había declarado suya una propuesta que realmente escuchó de otro miembro de su grupo, justamente del miembro que había expuesto anteriormente, y solamente el 8% de los participantes logró ofrecer una idea novedosa. De igual forma, en un estudio denominado Inadvertent plagiarisms in everyday life, de Ann-Catherine Defeldre, se aplicó un cuestionario a 202 estudiantes universitarios y se encontró que el 54% de los encuestados recordó un episodio del fenómeno. Asimismo se detectó que 85% plagia a otros y que el 67% lo hace a individuos de su propio sexo.   Entonces, ¿la mayoría de nuestras ideas son plagios? Es posible que sí, pero con una explicación: como dicen coloquialmente en inglés guilty with an explanation. Cuando codificamos la información tendemos a prestar más atención al contenido de la fuente. Una vez que aceptamos algo como verdadero, ya no tenemos que preocuparnos de dónde lo adquirimos. ¿Te suena familiar? Es especialmente difícil recordar la fuente de información cuando estamos ocupados, distraídos o trabajando en una tarea compleja, y es muy probable que sea la última idea que escuchamos la que nos apropiemos. Parece sencillo el remedio, ¿no es cierto? Debemos poner atención a la fuente, y no sólo al contenido. Y sobre todo dejar nuestras actividades para poner atención a los comentarios de los otros. Es por eso que para combatir la kleptomnesia, los psicólogos recomiendan reducir las distracciones y dejar de lado las multitareas. También resulta útil ser muy conscientes de no transferir los resultados a diferentes clientes de industrias similares. Las buenas ideas no nacen en solitario sino de la interacción de varias mentes con diferentes visiones interactuando en un mismo espacio. Hablamos de que la inteligencia colectiva y la interacción no siempre son conscientes, ya que estamos sometidos a grandes cantidades de información en diferentes medios y formatos, como Internet o las redes sociales, en donde la rapidez con la que se difunde algo no nos da tiempo de procesar los datos y mucho menos quedará huella de su origen. Una idea innovadora no es descubrir el hilo negro. Un concepto innovador radica en el valor diferenciado del mismo. De lo contrario, ¿de dónde salen marcas, servicios o productos novedosos? La innovación también se logra mediante cambios y adaptaciones a las ideas que realmente aporten valor. Es lo que llamo un twist. Termino este artículo con la cita de los psicólogos Neil Macrae, Galen Bodenhausen y Guglielmo Calvini: “Que la fuente esté con vosotros.”   Contacto: Twitter: @EstherMurow LinkedIn: Esther Murow   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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