De repente, nos topamos con conceptos que resultan novedosos. Uno de ellos es Comunityship que gira en torno al compromiso, a la colaboración y como su nombre nos permite adivinar: a la comunidad. Las reflexiones en torno a estos conceptos nos llevan a sostener que la cultura organizacional es para una empresa como Alma es para un individuo. El riesgo es que podamos olvidarnos estos conceptos esenciales en la vida del Hombre. Por esto, emerge la pregunta que da título a esta columna: ¿podemos cambiar el liderazgo por el comunityship?

Para entender lo que significa comunityship es necesario dar algunos pasos atrás y sentar las bases que nos lleven a vislumbrar respuestas. Uno de los graves problemas de nuestra actualidad es que vivimos rápido y es fácil ver que las agendas individuales terminan ganando prioridad y más atención que las agendas colectivas. Hoy, en forma particular estamos abstraídos y no sabemos qué es lo que ocupa nuestros pensamientos. Quisiéramos creer que estamos centrados en nosotros mismos, sin embargo, basta darnos cuenta que no nos escuchamos: ni escuchamos a nuestros cuerpos cuando nos advierten que están cansados, tienen hambre —o ya comieron demasiado—desconocemos la misión específica que queremos desempeñar y las metas que aspiramos y lo más probable es que lo mismo suceda en relación con la empresa en la que nos desempeñamos, el jefe al que le reportamos y así sucesivamente. Nuestra sociedad está enferma y lo podemos ver por la descomposición del tejido social que padecemos. Seamos conscientes o no todos estamos afectados por los eventos que nos rodean.

Si la sociedad se sobresalta por fenómenos de toda índole: económica, política, administrativa, en modos de convivencia, los entornos organizacionales no son inmunes. Es tiempo de hacernos cargo de que no vivimos en una burbuja escindidos del mundo que nos rodea. En todos los círculos sociales los comentarios son similares, las personas mencionan la desmotivación debido al exceso de trabajo, por la falta de valoración de una labor bien realizada, por el hecho de que la sociedad de consumo nos quiere volver seres desechables y sustituibles, los líderes parecen estar desconectados de la realidad de la operación, la falta de apoyo de los superiores y colegas, además del sentimiento de devaluación de las contribuciones individuales o colectivas. En este contexto, los objetivos inalcanzables en entornos laborales llenos de bajo nivel de compromiso exponen a las organizaciones. ¿Podemos sustituir el leadership por el comunityship?

En entrevista con Santiago García Álvarez, doctor en Gobierno Corporativo y Cultura de las Organizaciones y Rector de la Universidad Panamericana, Campus Ciudad de México, sostuvo que como profesionales tenemos que plantearnos ciertas preguntas: ¿Qué principios estamos cultivando en el lugar de trabajo? ¿Qué cultura estamos construyendo en los entornos de trabajo que consumen nuestra vida más larga? ¿Qué misión nos obliga a hacer más y mejor? Tenemos que buscar un incentivo para fomentar buenos principios de convivencia en nuestras organizaciones.

Según afirma el Dr. García Álvarez, si valoramos la comunidad, la misión se superpone a las estructuras jerárquicas, el liderazgo se centra en cultivar una atmósfera de promoción de la confianza, los líderes se comprometen y comprometen a los demás, las actuaciones se miden con moderación y sentido común, la organización es más colectiva que individualizada y, por lo tanto, La cultura organizacional se desarrolla de manera saludable y sostenible.

La comunidad para las organizaciones implica una visión colaborativa y humana, donde el compromiso se lleva a cabo a través del compromiso personal de todos, es decir, se equiparan. Con objetivos alineados y un enfoque en una misión relevante, es posible construir un futuro saludable, equilibrado y socialmente responsable. Abordar y dar a conocer estos temas es relevante y urgente. Hoy, la crisis de liderazgo actual en el mundo, nos afecta a todos y principalmente a los más desprotegidos. En esta condición, ¿se puede encontrar una solución con communityship?

Existe, por fortuna, una tendencia que busca la recomposición de compromiso y cooperación con la comunidad. No se trata de una teoría filosófica inalcanzable sino de una propuesta administrativa aterrizada. La Nueva Teoría Estratégica es el principal punto de partida. La aproximación al tema de la ambición acelerada y el egoísmo rampante que lleva a una distribución desigual de la riqueza surge a partir de un cruce transdisciplinar entre espacios de Comunicación, Trabajo Social, Educación y Administración. Este abordaje se realiza desde el paradigma de la complejidad y cuenta con antecedentes de variadas experiencias de aplicación de la Administración Estratégica.

La sociedad y de las organizaciones debemos entender que comunityship deviene como producto de un ecosistema que abarca no sólo las conductas individuales. La superposición y complementación de los factores que se presentan en diversos niveles, permite entender las múltiples causas de la violencia y la interacción de los factores de riesgo que operan en las personas, sus relaciones, en la comunidad y en los ámbitos social, cultural e histórico. Partiendo de la premisa de que la formación de ciudadanos con voz y comprometidos en el desarrollo de sus propias comunidades involucra necesariamente el ámbito formativo, sabemos que el tema debe abordarse con seriedad y rigor. Las metas tan altas no se logran con buenas intenciones hay que capacitar en el tema para lograr el compromiso que nos lleven a darle la vuelta a la descomposición del tejido social.

Un modelo de Comunityship se compone por diferentes piezas: El análisis de piezas comunicativas y protocolos oficiales, una estrategia considerada desde su orientación articuladora, centrada en la búsqueda del diálogo, o la comunicación para escuchar y comprender al otro, para encontrar lo que nos une y el ser relacional o articulador social y, desde luego, la Comunicación Estratégica, se toma como punto de partida, como una forma de acción social que del conflicto a la articulación social se caracteriza por la interacción simbólica, para resolver problemas o maximizar oportunidades.

Comunityship propone un modelo basado en procesos que buscan la efectividad comunicacional sobre la base de una conceptualización de la cohesión y articulación social desde una mirada comunicacional, tomando en consideración los aspectos, procesos y presunciones que actualmente sirven de soporte para el actuar en algunas instituciones. Así mismo, plantea el concepto de desfragmentación organizacional, el cual contribuye a entender las brechas que alejan a la sociedad de la cohesión. ¿Vale la pena, no es así? Y, si lo logramos, tal vez estemos enfrentando un cambio de paradigma en el que el liderazgo pueda evolucionar a algo diferente y mejor.

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