El 16 de agosto del 2022 cumplí un año más de vida… y tres años con mi enfermedad, la miastenia gravis. A pesar de todo lo que ha sucedido, incluida la pandemia, considero este último año como una etapa muy especial en mi vida. Además de que logré materializar algunos objetivos importantes, tanto personales como profesionales, aprendí muchas lecciones que me ayudaron a visualizar un cambio gracias a esta enfermedad. 

Aquí debo detenerme un momento para hacer un paréntesis, pues quiero darles las gracias a mis clientes, socios, amigos, familiares, y en especial a mi esposa que, con sus cuidados, palabras, compresión y muestras de apoyo que, en la etapa más difícil de mi enfermedad, me ayudó a salir adelante. No tengo palabras para agradecer las oraciones, el apoyo y los buenos deseos.

Como iba diciendo, el año pasado estuvo lleno de aprendizajes. El más importante tiene que ver con el momento en el que mi enfermedad me obligó a replantear y reconstruir un nuevo proyecto de vida que no girara en torno a mi trabajo. 

Gracias a esto, entendí también que todavía tengo mucho que aprender y, además, mucho que aportar, y que la vejez, esta etapa que nos sorprende, así, de pronto, normalmente con algún tema de salud inesperado, es simplemente otra etapa con sus grandes virtudes y oportunidades; entendí entonces que hay también hay que aprender a vivirla a plenitud. Por esos motivos, y porque hoy sigo aquí para compartir estas lecciones con ustedes, es que estoy muy agradecido con Dios.

La vejez se asocia a menudo con debilidades y problemas de salud, sí, pero también con un período de sabiduría. A medida que envejecemos, nuestras experiencias acumuladas nos ofrecen una perspectiva única sobre la vida. Una de las grandes virtudes de esta etapa es la capacidad de enfrentar los retos con una mente más equilibrada y serena: las dificultades que hemos superado nos enseñan a mantener la calma en situaciones adversas, y a tomar decisiones razonadas en lugar de dejarnos llevar por la impulsividad que caracteriza a la juventud. En resumen, la vida se va haciendo más complicada, pero nosotros también hemos ganado más herramientas para enfrentarla. Otra virtud es la posibilidad de cultivar relaciones más profundas y significativas. A medida que maduramos nos volvemos más conscientes de la importancia de tener conexiones sólidas con nuestros seres queridos, y esta sabiduría nos da la capacidad de valorar el tiempo con amigos y familiares, aprovechando al máximo cada momento.

Síguenos en Google Noticias para mantenerte siempre informado

Más sabiduría y una mejor perspectiva nos dan la oportunidad de apreciar más la vida, quizá como nunca. Y con esa perspectiva viene un deseo: la de dejar un legado. Esta etapa nos da la oportunidad de transmitir todo aquello que hemos atesorado a las generaciones futuras. Con el paso de los años, hemos acumulado conocimientos y habilidades que pueden ser de gran utilidad para los más jóvenes. En el terreno de la consultoría de empresas familiares, donde yo me desenvuelvo, y a través de la docencia, una actividad que me apasiona, tengo todos los días la oportunidad de guiar a otros en su camino hacia el éxito, enseñando a los jóvenes (y por qué no, a los no tan jóvenes también) a tomar decisiones más acertadas y estratégicas. 

A medida que avanzamos en años, adquirimos resiliencia, empatía, perspectiva y sabiduría, características que nos permiten crecer y mejorar como personas. ¿No suena entonces como una etapa digna de ser vivida, con mucho todavía que descubrir y disfrutar? Nunca he sido más sabio y maduro que hoy, y nunca he tenido la capacidad para conectar con los demás como la tengo el día de hoy. Y es por eso que, conforme avanzan los años, continúo aprendiendo a abrazar y apreciar las virtudes que conlleva este periodo de mi vida, aprovechando nuestras experiencias para aportar positivamente a la vida de quienes me aman y de quienes me rodean. Cada año vivido, no hay que olvidarlo, es un regalo y una oportunidad para seguir evolucionando, aprendiendo y dejando nuestra huella en el mundo. “Envejecer es como escalar una gran montaña: mientras se sube las fuerzas disminuyen, pero la mirada es más libre, la vista más amplia y serena”, Ingmar Bergman

Lo ideal es vivir el presente y disfrutarlo; cada día es un regalo y no importa tanto la cantidad como la calidad, así que disfruta de cada experiencia aun cuando no tienes lo que tienes y a manera de reflexión personal quiero decir que lo más valioso es tu salud, autoestima y la familia.

Contacto:

Twitter: @mariorizofiscal

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

La tiranía de la mayoría
Por

Malos días para la democracia. El desaseo legislativo muestra ya los rasgos de un gobierno que tiene prisa, que avasalla...