Por Jonatan Loidi* Las urgencias del día a día insumen la mayor parte de las horas de los pequeños empresarios y les impiden “parar la pelota” y detenerse a analizar la situación estratégica actual y las opciones a futuro de su negocio. Ante este escenario, un buen consultor podrá aportar su experiencia para hacer un balance general y realizar diagnósticos que permitan poner orden y planificación a las distintas actividades. Este especialista no sólo posee herramientas analíticas que el empresario no domina, sino que al observar las cosas “desde afuera”, con una mirada objetiva y crítica, podrá descubrir problemas que ni el propietario ni su personal son capaces de detectar; esto último es lo que se denomina “miopía empresarial”, que consiste en encerrarse sin contrastar resultados y asumiendo que todo es como debe ser. De inicio, lo que no se puede medir, no se puede gestionar. Es en este punto donde el consultor aportará mucho valor, llevará todas las discusiones a una realidad más medible, más real y así nos alejará de suposiciones y pasaremos a realidades. Por otro lado, es cierto que nadie conoce nuestro negocio tan bien como nosotros. Sin embargo, ¿cuánto mejor podría estar si aplicáramos cada vez más y más eficientemente las herramientas que, por las razones que fuere, actualmente no estamos utilizando? En el mundo empresarial sabemos que todo es relativo y que depende mucho de cómo miremos las cosas, y que algo que parece genial puede no serlo tanto. Por ejemplo, cuando hablamos de rentabilidad siempre puede ser bueno o malo en función de cuánto capital tenemos invertido o de qué alternativas de inversión nos perdemos por usar esos recursos en nuestro negocio actual. Por eso, la consultoría debe estar perfectamente definida en cuanto a sus objetivos y a sus límites, además de que quien la ejerza no debería transformarse nunca en empleado de la organización; siempre es saludable que mantenga una distancia. Hay que remarcar que un especialista no debería limitarse a detectar los problemas y a plantear posibles soluciones, sino más bien a lograr que, durante el proceso, los mismos empresarios o gerentes sean quienes puedan descubrir e incorporar las herramientas para llevar adelante los cambios y las mejoras necesarias. El consultor debería ser alguien que ayude a pensar el negocio de manera estratégica y constante. Lo que suele suceder es que el rol de este especialista va cambiando, ya sea porque cambian las condiciones o porque se ocupa de distintos problemas. Pero en parte es como la teoría de cuellos de botella: resolvemos algo y automáticamente surge otra dificultad que antes no se veía o no era prioridad. Al comenzar el análisis, es fundamental acordar etapas u objetivos bien definidos, asignar una fecha, un presupuesto y un curso de acción. Esto nos brindará una guía y también una forma de medir el desempeño. En general las etapas normales de una consultoría son:
  • Análisis: aquí es donde se toma contacto con la realidad, se estudia la particularidad del proyecto y la empresa y se abordan los problemas de primera mano.
  • Diagnóstico: en función de lo sucedido en el paso anterior, se llevan a cabo diagnósticos y empiezan a esbozarse los primeros cursos de acción, asignando prioridades a los temas más importantes y urgentes.
  • Plan: se desarrollan los distintos planes estratégicos y operativos basados en los diagnósticos.
  • Implementación: se acompaña al cliente en la puesta en marcha de todo lo definido y se hacen los ajustes resultantes del día a día. Los pequeños empresarios suelen desconfiar de los consultores, en muchos casos porque desconocen realmente su posible aporte, el cual me gusta entender como la posibilidad de sumar profesionales y know how de alta calidad a un precio accesible, ya que en muchos casos no se cuenta con presupuesto para atraer gerentes de alta calidad y profesionalismo en forma permanente.
Como en todas las profesiones, existen buenos y malos, pero si tiene suerte o busca bien, puede conseguir un consultor de calidad que de seguro sumará mucho valor a su organización. *Conferencista y consultor internacional.   Contacto: Página web: jonatanloidi.com.ar Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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