Por: Yvette Mucharraz y Cano y Karla Cuilty Esquivel

¿Debería una mujer ejecutiva dejar la Dirección General para armonizar su vida personal y la maternidad de sus hijos adolescentes? No es una pregunta fácil de responder y aún más cuando también se plantea la interrogante en el caso de un varón, porque parecería que no hay lugar para este cuestionamiento. Cuando el parámetro son los roles de género en el sentido tradicional, donde el hombre es proveedor y la mujer se encarga de la casa y los hijos, las respuestas parecen obvias. Lo que es un hecho es que las responsabilidades familiares en la adolescencia se modifican y los niveles directivos son exigentes. Esta es la pregunta de un caso que discutimos en las aulas recientemente, basada en un hecho real.

La adolescencia es un periodo del ciclo de vida con múltiples cambios. En esta etapa se consolida la personalidad mediante la búsqueda de la autonomía con relación a los padres y la socialización con los amigos. Adicionalmente, el contexto donde se desenvuelve el adolescente o el adulto joven, puede influir en su desarrollo, de manera positiva o negativa.

El rol de ambos padres es fundamental para el desarrollo sano e integral del adolescente. Gran parte de sus conductas tienen explicación en su relación con los padres. Ante esta responsabilidad, existen importantes desafíos a enfrentar y en este artículo se abordarán algunos retos que enfrentan las mujeres en puestos directivos con hijos en este rango de edad.

El tiempo suele ser una variable compleja de manejar. Por un lado, las hijas(os) demandan tiempo para ser escuchados, brindarles soporte emocional y monitoreo a sus sueños y problemáticas, por otro, las cargas laborales y los viajes suelen limitar este tiempo de convivencia. No obstante, la investigación de Bianchi (2000) muestra apenas 10% de diferencia entre el tiempo de madres con trabajo remunerado y no remunerado dedicado a las hijas(os).

¿Ya nos tienes en Facebook? Danos like y recibe la mejor información

La presión laboral es otro factor que influye en la relación parental. De acuerdo con Crouter y otros autores (1999), altos niveles de presión laboral conducen a una mayor sobrecarga e incrementan los conflictos entre padres e hijos, afectando el bienestar psicológico del adolescente. Esta investigación identificó que el padre comparte la presión laboral con la madre, mientras que la madre no, es decir, las madres carecen del respaldo psicológico de su pareja. Por ello, es conveniente que las madres directivas cuenten con equipos de trabajo eficientes que atiendan las cargas laborales y evitar jornadas excesivas.

A diferencia de los infantes, la opinión del adolescente tiene mayor peso e incide en la decisión de sus cuidadores, sus actividades, etc. La red de apoyo conformada en la infancia puede ser inadecuada bajo la óptica del adolescente y generar conflictos. Platicar con ellos sobre las distintas opciones, así como establecer esquemas de reporte y seguimiento promueven su sentido de independencia. 

En México se requiere una evolución en el rol de padre mediante una mayor vinculación afectiva y física con las hijas(os). Los adolescentes con una figura paterna cercana son menos propensos a involucrarse en conductas delictivas o a un embarazo a temprana edad en el caso de las mujeres. De modo que involucrar a los padres es una buena forma de complementar los esfuerzos formativos de la madre.

Aun así, existen situaciones donde la armonización trabajo-familia no es posible, ya sea por las características laborales o las necesidades de las hijas(os). Es recomendable que la madre busque otras opciones laborales que le permitan conciliar y disfrutar de la adolescencia de sus hijas(os). En el caso discutido en el aula, la decisión que tomó una mujer que ocupaba la Dirección General de una gran empresa fue dejar el cargo para armonizar su vida personal, cambió de empresa para tener mayor disponibilidad para atender a sus hijos en las edades de 18 a 22 años. 

Establecer prioridades para vivir con un propósito claro, facilita la toma de decisiones en la familia. La adolescencia es un momento de vida clave entre padres e hijos. La cercanía y la comunicación que logren los padres formar será la base de una relación profunda y satisfactoria en la adultez. 

Suscríbete a Forbes México

Contacto:

Por: Yvette Mucharraz y Cano* y Karla Cuilty Esquivel**

* Directora del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE Business School.

**Investigadora Sénior del Centro de Investigación de la Mujer en la Alta Dirección del IPADE Business School.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

Siguientes artículos

¿Qué dice el último índice de satisfacción laboral en Latinoamérica?
Por

10 tips frente a la renuncia silenciosa, altos niveles de estrés y necesidad de cambios en el liderazgo.