Las proyecciones dibujan un escenario con más fusiones y adquisiciones para la industria de alimentos procesados. Los granos de sal, sin embargo, se manifiestan a través de un bajo consumo y un raquítico crecimiento económico.     Los empresarios Daniel Servitje, Armando Garza, Héctor Hernández-Pons y Juan Antonio González, entre otros, afilan sus cuchillos para degustar el mer­cado de alimentos procesados en México, cuyo valor en 2013 ascendió a 136,000 millones de dólares (mdd) y para 2020 se espera que el consumo de alimentos en el país llegue a los 222,000 mdd, mientras que a nivel mundial, se ubicaría en los 8.2 billones de dólares. Estas cifras despiertan el hambre de las empresas mexicanas por crecer su participación en el mercado, no sólo de México, sino también del extranjero. “El crecimiento del sector en México se beneficiará por el consumo interno del país y el mercado de exportación, ya que el incremento de la población traerá una mayor demanda de alimentos; mientras que la recuperación de Estados Unidos aumentará la cantidad de productos co­mestibles que cruzan la frontera”, asegura José María Flores Barrera, analista del sector de Alimentos y Bebidas del Banco Ve por Más. Grupo Bimbo, al mando de Daniel Servitje, anunció a principios del año su interés por adquirir la panificadora Cana­da Bread por 1,830 mdd, como parte de su plan de expansión. El 29 de octubre de 2013, Coca-Cola Femsa, que preside José Antonio Fernán­dez, concluyó la compra de la embote­lladora Spaipa por 1,855 mdd, lo cual le permitirá cubrir 39% del volumen de la refresquera en territorio sudamericano. En México, Herdez adquirió el año pasado a la cadena de helados Nutrisa por 2,971 millones de pesos (mdp), y apuesta por crecer el número de establecimientos de la compañía, así como introducir nue­vos productos en los supermercados. Aunque, para las empresas, adentrarse en los mercados internacionales implicará una dura tarea para adaptarse a otros con­sumidores; mientras que en México los gravámenes que impone la reforma fiscal y la caída en la confianza del consumidor podrían provocarles un mal sabor de boca.   La mesa está puesta En México, existen más de 120 millones de habitantes que han elevado su tasa de vida a 74.5 años e impulsan la demanda de más alimentos en el país. De acuerdo con datos del Inegi y Global Insight, se espera que el crecimiento en la produc­ción de la industria de alimentos proce­sados en 2020 sea de 7.6% anual, y para el consumo de 7.4%. Así, estas cifras no dejan lugar a las malas interpretaciones: las oportunida­des para hacer negocio están ahí. Pero no sólo la demanda nacional be­neficia a las empresas de alimentos. “Una de las ventajas es que somos el segundo exportador de alimentos procesados más importante para Estados Unidos”, dice el analista de Ve por Más. Actualmente, cerca de 70% de los alimentos procesados que se producen en el país se destina al mercado de Estados Unidos. Herdez, por ejemplo, ha compren­dido la importancia de atender la demanda del vecino país del norte. En los últimos cinco años, las ventas se han incrementado 10 veces y ya alcanzan montos por 981 mdd, en un mercado (alimentos mexicanos) valuado en 10,000 mdd anuales, según cálculos de la compa­ñía mexicana. “Queremos crecer nuestra participación y alcanzar una tercera parte del mercado estadounidense”, dice An­drea Amozurrutia Casillas, subdirectora de Relación con Inversionistas y Planea­ción Financiera de Herdez. Pero no es la única empresa que quiere dar la lucha por crecer. Sigma Alimentos, del Grupo Alfa que preside Armando Garza, considera atractivo el mercado de alimen­tos en el mediano y largo plazos en México, mientras que confía crecer en el segmento dirigido al mercado hispano en Estados Unidos. Durante 2013, Sigma vendió en este país cerca de 850 mdd, y se convirtió en el líder de participación de mercado de salchichas en términos de volumen. Otra de las apuestas que ha hecho la empresa se encuentra en Europa, ya que mantiene negociaciones para ampliar su participación accionaria en Campofrío, en la cual invertiría un monto de 361,000 euros (cerca de 490,000 dólares). En tanto Gruma, que dirige Juan Gon­zález, también busca crecer en Estados Unidos; por ello, en 2011 adquirió por 8.8 mdd a la estadounidense Albuquerque Tortilla Company.   Sabor amargo A pesar de que la mesa está más que puesta para que las compañías conti­núen con su crecimiento en un mercado de consumo constante, 2013 no dejó un buen sabor entre las empresas. En enero pasado, la confianza de los con­sumidores mexicanos descendió 15.5% respecto al mismo mes de 2012, para ubicarse en 84.5 puntos, su peor nivel en los últimos cuatro años. La Aso­ciación Nacional de Tiendas de Autoser­vicio y Departamentales (ANTAD) dio a conocer que las ventas en las tiendas con más de un año de operación cayeron 1.7% el primer mes del año. Bajo este contexto, gravita el pesi­mismo. “[Tenemos] un panorama actual complicado por la debilidad del consu­midor mexicano”, aseguran fuentes de Sigma Alimentos. La incorporación de gravámenes a bebidas y alimentos con alto contenido calórico, aprobados en la reforma fiscal, son un factor que ha puesto contra las cuerdas a algunas empresas de alimen­tos. “La aprobación del nuevo impuesto sobre los productos con más de 275 calorías por cada 100 gramos, ciertamen­te, acorta el potencial de crecimiento y los márgenes de beneficio de las grandes empresas en el mercado para este año”, dice Bethany Gomez, analista de Investigación en Euromonitor. Bimbo, en tanto, registró una caída de 4% en sus volúmenes de ventas en enero, debido a los efectos de la reforma. Sin embargo, Daniel Servitje, su director general, sostiene que es muy prematuro confirmar un escenario fatal. “Es muy tem­prano para anticipar el impacto para todo el año”, dijo en una conferencia con analistas. Para Bethany Gomez, es probable que el peso de este impuesto sea absorbido por las empresas durante este año, hasta en tanto los patrones de consumo se estabilicen (algo que tendría que ocurrir hacia 2015). Sin embargo, los efectos de la reforma fiscal por ahora no son perceptibles en toda su magnitud, por los players de este sector. “Hay un impacto en el ingreso disponible de las familias a raíz de la reforma fiscal; entonces todos estamos muy cautelosos en cómo es que vamos a reflejar precios”, dice la subdirectora de Relación con Inversionistas y Planeación Financiera de Herdez. Los analistas y las empresas con operaciones en Europa, como es el caso de Sigma, proyectan que la recuperación económica en los países del Viejo Conti­nente será lenta, y requerirá de esfuerzos importantes de innovación en sus pro­ductos para llegar al público europeo.   ¿Un dulce final? Por ahora, las empresas han logrado sortear los vaivenes del consumidor y han crecido a un nivel moderado, pero con crecimientos superiores a los del PIB nacional. La ANTAD espera que las ventas en tiendas iguales de sus socios logren recuperarse, para sumar un incremento de 1.4% en su volumen de ventas. Sigma espera que pronto inicie la recuperación de la confianza del consumidor mexicano, mientras que la reactivación en el crecimiento de las exportaciones a países desarrolla­dos también impulsaría el mercado de alimentos. Herdez considera que la innovación en sus productos dentro del mercado estadounidense y el nacional, así como la aprobación de reformas estructurales, le depararán un año con crecimiento. El analista de Ve por Más recomien­da no perder de vista a Bimbo, Sigma y Lala pues espera que continúen este año con su proceso de expansión, como es el caso de la empresa de lácteos (Lala) que anunció el año pasado sus planes para crecer en nuevas regiones de Centroa­mérica. Además, no descarta que Gruma sea una de las compañías que pueda dar sorpresas positivas, dada su internacio­nalización y rentabilidad. Visto así, los empresarios no pondrán a dieta sus planes. alimentos1

 

Siguientes artículos

¿Cómo hacer que las Pymes tengan el mercado a su favor?
Por

Desde 2009, Innovative marketing & consultants SC ofrece estudios personalizados a empresas que quieren romper el ca...