Los números no mienten. Los hombres de negocios, en su gran mayoría, superaron con creces la transición política y económica que México experimentó en los últimos años. Así lo demuestra el listado de millonarios que, desde hace una década, elabora Forbes México.
Pero algunos empresarios fueron mucho más allá. Lograron consolidar su presencia local y, posteriormente, ampliar sus huellas en otras latitudes, convirtiendo a sus compañías en corporativos globales, como el caso de Bimbo y Orbia, que hoy son referencias obligadas en el mundo.
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Otros casos privilegiaron el tránsito de negocios tradicionales a modelos más actualizados, tecnológicos y digitales, como lo demandan las nuevas condiciones corporativas dentro y fuera de México, y que la pandemia aceleró decididamente.
Y hoy que, en términos generales, la relación entre el gobierno y los empresarios no es precisamente la más tersa (aunque hay marcadas excepciones), el escenario es mucho más retador y obliga a redefinir los planes de expansión y los sectores donde ampliar sus intereses e inversiones.
Además, deben apresurar el paso porque una nueva generación de empresarios, herederos y nacientes hombres de negocios, que también buscan figurar y convertirse en una referencia, y no sólo por ser los más acaudalados, sino los más disruptivos e influyentes. Y quizás estemos ya en la antesala de la nueva era empresarial mexicana.
