El estrés financiero siempre ha existido, es un fenómeno presente en México y en todo el mundo que debido al evento del COVID 19 entre 2020 y 2022 se agravó de manera significativa. Ahora nos toca hablar del tema, ponerlo sobre la mesa de los grandes problemas nacionales, aceptar que daña la salud física y mental, que afecta de manera significativa la productividad de las empresas y va minando día con día la esperanza que atenta contra la posibilidad de una vida plena. 

El estrés financiero tiene un efecto muy grave al interior de las familias porque puede generar violencia, distanciamiento y hasta separación; no es una causal de divorcio desde el punto de vista legal, pero evidentemente está presente en muchos de los conflictos de pareja.

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El estrés financiero es sencillo de detectar, basta con hacerse algunas de estas preguntas: 

  1. ¿Puedo llegar sin problemas al fin de semana/quincena?
  2. ¿Tengo dificultad para pagar los servicios básicos como la renta, la luz, la telefonía, el agua o el internet?
  3. ¿Pido prestado para cubrir un adeudo? O dicho de manera coloquial: “¿abro un agujero para tapar otro?”
  4. ¿Utilizo la tarjeta de crédito para pagar la despensa?
  5. ¿Destino más del 35% de mis ingresos netos a pagar capital e intereses de mis deudas?

Y algo más evidente, que no solo el desempleo o los ingresos insuficientes lo provocan, también son parte fundamental del problema los malos hábitos de consumo, las compras impulsivas, el deseo de compensar lo interno con lo externo y el pretender vivir más allá de tus posibilidades económicas.

El estrés financiero no es un problema que debe minimizarse o ignorarse, debe ser atacado con decisión y establecer un plan de acción que incluye un importante cambio de hábitos:

  1. Lleva un registro de tus ingresos y gastos quincenales o mensuales en una libreta o en las notas de tu celular. 
  2. Identifica con claridad tus deudas, empezando por pagar aquellas más pequeñas o bien las que te cobren tasas más altas de interés. 
  3. Empieza por destinar por lo menos un 5% de tu ingreso mensual al pago de deudas, subiendo un punto porcentual cada quincena hasta llegar al 10% o 12%, destinando estos ingresos a disminuir sus deudas.
  4. Guarda por un tiempo razonable tu tarjeta de crédito en un cajón bajo llave.
  5. Identifica y reduce drásticamente los gastos innecesarios:
  • Gastos hormiga: dulces, golosinas, cafés, cigarros, boleada diaria, y en general todo gasto menor a $50.00. 
  • Gastos vampiro: un típico ejemplo son las suscripciones a las plataformas y aplicaciones streaming y en general todo desembolso entre $100 y $300 mensuales.  
  • Gastos mastodonte: son aquellas erogaciones en restaurantes y centros de diversión mayores a $500 y que no representan una necesidad básica como podrían ser la despensa, temas educativos o medicamentos.

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Una vez que hayas liquidado el total de tus deudas, no aflojes el paso, esos recursos quincenales o mensuales destínalos a crear un fondo de emergencia que cubra al menos tres meses del total de tus ingresos netos. Tomará algo de tiempo, pero el final tendrás una pequeña cantidad de dinero y, lo más importante, el hábito de ahorrar y no gastar de manera compulsiva. 

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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