La inclusión financiera se define como el acceso y uso de servicios financieros formales por parte de la población, haciendo hincapié en los sectores más vulnerables y excluidos, señala Juan Luis Ordaz, director de Educación Financiera de Citibanamex.

Según los resultados de la sexta edición del Índice Citibanamex de Inclusión Financiera, 1,142 municipios (46% del total) tienen una inclusión financiera muy baja, en contraparte solo 126 municipios (5% del total) tienen una muy alta inclusión financiera, es decir, en estados pertenecientes a este estrato está garantizado plenamente el acceso y uso de productos y servicios financieros.

Un ejemplo que ayuda a dimensionar la radical diferencia entre estados con muy alta y muy baja inclusión financiera se da entre la Ciudad de México (CDMX) y el estado de Chiapas. El 56% de las alcaldías de la CDMX se clasifican como muy alta inclusión financiera, el 25% como alta y 19% como media; ninguna de ellas se ubica en los estratos más bajos de la medición. 

En contraparte, Chiapas, ubicado en el último lugar del ranking estatal, solo tiene un municipio en el estrato de muy alta inclusión financiera, lo que representa menos del 1% de su territorio. El 6.5% de sus municipios pertenecen al estrato de alta inclusión, 10.5% en el de media y 82% se consideran de baja o muy baja inclusión. 

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El acceso a productos financieros y bancarios tiene múltiples beneficios en distintos niveles, desde macroeconómicos hasta comunitarios, familiares y a nivel personal. Estos son algunos de ellos:

  • Mejora el bienestar económico y social, la inclusión financiera permite a las personas ahorrar, invertir, asegurarse ante diversos riesgos, acceder a créditos, recibir remesas y ahorrar para asegurar un retiro digno. Estas actividades mejoran el nivel de ingreso, consumo, educación, salud y calidad de vida de las personas y sus familias.

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  • Promueve el desarrollo económico a pequeña y gran escala, pues facilita el emprendimiento, la innovación, la generación de empleo. Estos factores, en su conjunto, impulsan el crecimiento económico, la reducción de la pobreza, la inclusión social y la estabilidad financiera, además de fomentar la equidad y abonar a la reducción de brechas de género.

“Para garantizar que todos los beneficios de la inclusión financiera sean accesibles a todas las personas es necesario garantizar la regulación por parte de las autoridades, la protección al consumidor y la educación financiera. Estos elementos adicionales (más allá del mero acceso y uso) ayudarán a potenciar los efectos de la inclusión financiera en todos los niveles y estratos de la población. Además, un pleno desarrollo de la inclusión financiera requiere de la intensa colaboración entre actores públicos, privados y sociales, así como de la innovación tecnológica, la digitalización, la inclusión financiera digital y la alfabetización financiera. Estas acciones permitirán ampliar el acceso, mejorar la calidad, reducir los costos, promover la sana competencia y aumentar el impacto y los beneficios de los servicios financieros para las personas en su vida cotidiana” asevera Ordaz.

Si piensas que es complicado acceder a productos o servicios financieros formales, te compartimos algunos consejos para que tu inclusión a este mundo sea óptima:

1. La herramienta ideal para familiarizarse con el manejo y uso de servicios bancarios es una cuenta de débito, este instrumento ayuda a gestionar las finanzas personales, mantener el dinero seguro y da el paso a la inversión. Una vez que domines el uso de tu cuenta de débito, será mucho más sencillo manejar una cuenta dedicada al ahorro o a la inversión.

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2. Lleva el control de tu dinero desde tu celular. Aprovecha los beneficios de la banca digital, ya que te permite gestionar tus recursos desde cualquier lugar y a cualquier hora, evitar traslados, filas y reducir el uso del efectivo.

3. Una vez dominados los temas básicos puedes solicitar una tarjeta de crédito. Esta te permitirá formar tu historial crediticio, obtener financiamiento gratuito hasta por 50 días y otros beneficios adicionales (meses sin intereses, cash back, preventas y otros descuentos). 

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El buen uso de este instrumento te ayudará a acceder a otros productos de crédito con mayores montos y mejores condiciones. Recuerda que una tarjeta de crédito no es un ingreso adicional y el uso responsable de la misma depende exclusivamente de su propietario.

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4. Antes de contratar infórmate y compara. Así sea una cuenta de débito, un seguro, una inversión o cualquier producto ofrecido por el banco, compara las características y condiciones, elige la que mejor te convenga. Toma en cuenta costos, comisiones, intereses, plazos y penalizaciones. Una vez tomada la decisión lee tu contrato con mucha atención y aclara cualquier duda.

5. Ante cualquier queja o situación con tu banco apóyate con la Comisión Nacional para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), esta institución tiene el objetivo de procurar la buena relación entre instituciones financieras y sus clientes.

La inclusión financiera tiene una relación muy estrecha con el crecimiento económico y con mejores condiciones de vida. Aprovecha todas las herramientas que ofrece en tu beneficio propio.

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