Jacob Arabo, conocido como el joyero de las estrellas, celebra el 30 aniversario de su casa joyera, Jacob & Co., tras haber dejado atrás una historia que reúne todos los ingredientes de una superproducción de Hollywood. Su próximo paso: deslumbrar al mundo.

Desde hace unos años, sobre todo en la última década, la locura se ha disparado en la alfombra roja. Ya no son suficientes un vestido de alta costura, unos zapatos a medida o unos accesorios exclusivos. El look millonario ha sido superado por el look multimillonario y la persona clave para entenderlo no es otra que Jacob Arabo. Este joyero, propietario de la marca Jacob & Co., es toda una celebridad en Estados Unidos.

En 2015 presentó en Baselworld la pieza más cara de la feria, el reloj Billionaire, con un precio de 18 millones de dólares (mdd), y su nombre es habitual en las letras de los raperos que se han convertido en sus clientes. Kanye West, Jay-Z, 50 Cent y Pharrell Williams son algunos de ellos, junto a íconos como Elton John, que colecciona (y regala) sus relojes, Madonna, Lenny Kravitz, Jennifer Lopez, Rihanna o los Beckham. Incluso —como toda celebrity que se precie en la última década— ha tenido sus más y sus menos con la justicia: en 2008 fue condenado a dos años y medio de cárcel por sus problemas con el fisco norteamericano y obligado a pagar una multa de dos millones de dólares. Pero para alguien que, según The New York Times, se gastó 1 mdd en su 40 cumpleaños en el restaurante Cipriani’s, eso es peccata minuta.

Sueño cumplido

Hoy, con más de 50 años, todo eso ha quedado atrás. “El joyero de las estrellas”, como le apoda la prensa, es un hombre centrado en su sueño: Jacob & Co., la firma que creó hace tres décadas. A los 16 años, Yasha Arabov, el hijo adolescente de una familia de la antigua república soviética de Uzbekistán que había emigrado a Estados Unidos dos años antes, dejó la preparatoria para estudiar diseño de joyas. Un año más tarde vendía sus propias piezas en el distrito de los diamantes de Nueva York y con 21 fundó su primera compañía de compra-venta, Diamond Quasar, y poco después su propia marca: Jacob & Co. En sus inicios, en 1986, se dedicó solamente a la alta joyería, pero en 2002 comenzó a crear “relojes inspirados en lo imposible”. Sus irreverentes creaciones, tanto en el ámbito de la joyería como de la relojería, rápidamente atrajeron la atención de Hollywood y durante los años 90 y la pasada década su marca se convirtió en una de las grandes dinamizadoras de la alfombra roja.

Tras sus problemas con la justicia, muchos creían que optaría por un perfil más bajo, pero en marzo de este año Arabo celebró el 30 aniversario de su firma con una cena gourmet en el restaurante Cheval Blanc, el más exclusivo de Basilea, donde presentó sus nuevas creaciones, consteladas de piedras preciosas en todos los colores, el adn de la casa. “Adquirir diamantes con color es una de las mejores inversiones que se puede hacer, ya que el valor de este tipo de diamantes aumenta a causa de su rareza. Algunos son completamente únicos”, señala.

La marca cuenta con su propio taller y tienda en Ginebra. La eclosión de Jacob & Co. como casa relojera más allá de la alta joyería se produjo en 2002 con el Five Time Zone. “Tras hacer este modelo, con cinco zonas horarias y un mapa del mundo, recibimos llamadas de distribuidores desde Italia, Francia, Rusia, Japón y China para vender nuestros relojes. Para mí fue un gran cumplido, porque éramos una compañía estadounidense fabricando relojes en Suiza sin oficina allí. Ahora, tengo una sede en Ginebra con ingenieros, diseñadores gráficos y un equipo de ventas”.

Sus modelos son conocidos no sólo por su complicación, sino por el uso de piedras preciosas. “El mundo del lujo gira en torno a la exclusividad, diseño único, calidad y artesanía; y todos estos elementos están presentes en piezas como el Astronomía Tourbillon y el Arlequino Tourbillon. Trato de comunicar mi visión del lujo a través de mis joyas y relojes”, explica.

Aunque Arabo no cree que el fenómeno de los smart watches sea competencia para la alta gama, como buen visionario ve en este mercado una oportunidad de negocio: “Ojalá Apple cerrase un trato conmigo. Su reloj tendría un diseño mucho más hermoso”, bromea.

Próxima parada: Centroamérica

Dentro de sus planes de expansión, Jacob Arabo considera que el mercado centroamericano es clave. “La marca está creciendo en Latinoamérica y Centroamérica, en línea con la evolución global que hemos experimentado. Productos como el Epic X son muy apreciados y tenemos diversas ediciones especiales que usan los colores de las banderas de algunos países, como Guatemala o México”, señala. Actualmente, tiene puntos de venta en el Caribe, en St. Martin y Saint Barth, así como en Guatemala. Actualmente, dentro de los planes para celebrar el 30 aniversario de su marca, tiene la vista puesta en otros países, como Panamá, la puerta de acceso del lujo en Centroamérica.

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