- En la empresa de empleo familiar, la educación es un logro que una generación le confiere a la siguiente, un parteaguas en la historia de la familia.
- En la empresa de dirección familiar, la educación es un requisito para la participación en el negocio.
- En la empresa de propiedad familiar, la educación no asegura la participación en la empresa, sino que es una expectativa básica para cada miembro de la familia que desee ocupar un puesto clave; además cada miembro de la familia compite en igualdad de condiciones con los empleados no familiares.
Los herederos con birrete en la empresa familiar
Aun siendo uno de los pilares en la economía en nacional e internacional, la empresa familiar tiene un gran talón de Aquiles: su permanencia a través de generaciones.
—Ninguno de nuestros hijos será director general o miembro del consejo de administración si no tiene, como mínimo, una maestría en una universidad de primer nivel.
—Y si ninguno de nuestros hijos lo logra, ¿estás seguro de que desearías que ninguno pueda formar parte de la Alta Dirección?
Para este artículo, un diálogo como el de arriba, entre dos hermanos líderes de una empresa familiar, podría parecer ficticio. Sin embargo, cuando se elabora el protocolo familiar este tipo de pláticas entre los fundadores es bastante común. Por un lado, los que participan en la elaboración del protocolo buscan la excelencia de la preparación de la nueva generación, pues propicia mayores oportunidades de éxito a la empresa familiar. Por el otro, si suben mucho la vara hay posibilidades de que algunos queden excluidos y que ello ponga en riesgo la participación de familiares en la empresa. ¿Qué resulta más recomendable en una encrucijada como esta?
En este punto debemos recordar la diferencia entre las empresas de empleo familiar —donde los miembros de la familia propietaria trabajan—, las de dirección familiar —en las cuales los miembros de la familia se integran al Consejo de Administración—, y las empresas de propiedad familiar, donde la continuidad en el marco de la familia está dada por la tenencia accionaria del capital social de la empresa.
Empresas de empleo familiar
Normalmente, en el caso de las empresas de empleo familiar, el concepto dominante es que, si los miembros de la familia no están capacitados, mala suerte, pero todos deben trabajar en la empresa y participar en la toma de decisiones porque nadie puede saber mejor lo que la empresa necesita que quienes trabajan ahí.
Este tipo de empresas suele darse un gran valor a la preparación de los hijos, pues se considera un logro al que los padres no pudieron acceder. Aun así, el hecho de terminar una carrera no siempre significa la aceptación por parte de los titulares de la empresa, quienes muchas veces resaltan la importancia de la experiencia, el conocimiento del mercado, las relaciones personales, y los ubican como características dominantes frente a la educación recibida en la universidad. Sin embargo, es conveniente recordar la máxima de Benjamin Franklin: “Una inversión en conocimiento paga el mejor interés”.
Empresas de dirección familiar
La diferencia de criterios entre padres e hijos termina siendo, en muchos casos, fuente de conflictos y frustración para ambas generaciones. En las empresas de dirección familiar hay una preocupación mayor por el éxito de la empresa en el largo plazo, por lo que la formación de profesionales aptos para desempeñarse en puestos directivos es un valor entendido. Esto tiene también su inconveniente, pues los puestos de dirección quedan confinados, en muchos casos, para quienes cuentan con un título universitario o una especialización.
Empresas de propiedad familiar
En el caso de la empresa de propiedad familiar, el concepto esencial es buscar aquellos líderes que aporten a la empresa lo que esta requiere, tendiendo a la profesionalización de sus líderes, ya sean familiares o no, pues la consolidación empresarial está por encima de la satisfacción individual.
En resumen
Cada modelo de participación en la empresa familiar tiene una relación diferente con el concepto de educación: