Antes de dar el primer paso para invertir, es común que el inversionista se pregunte cuánto rendimiento puede esperar. Y tiene sentido, pues debe evaluar en dónde colocar su dinero. 

Sin embargo, la principal cuestión debería ser otra, y no porque el rendimiento no importe, sino porque los resultados de las inversiones están estrechamente ligados al nivel de riesgo que esté dispuesto asumir.

La primera pregunta, entonces, debería ser: “¿cuánto riesgo estoy dispuesta/o a tomar?”

Hablemos de riesgo 

Por su naturaleza, la palabra riesgo puede provocar inseguridad, sin embargo, en inversiones es un instrumento, una herramienta para comprender los rendimientos esperados.

rendimiento, un elemento fundamental de las inversiones.

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Ahora, ¿cómo saber cuánto riesgo puede tolerar el inversionista? En primer lugar, se debe considerar el plazo y el objetivo de la inversión, factores que, por lo regular, van juntos. Por ejemplo, un objetivo de corto plazo podría ser pagar un posgrado en un par de años; una meta a mediano plazo, adquirir una casa y, a largo plazo, veinte años o más, crear un fondo para el retiro. Sabiendo esto, el siguiente paso es conocer qué tanto el inversionista podría tolerar la incertidumbre o la volatilidad. Si es conservador, o si, por el contrario, se considera un poco más osado; cada inversionista tiene objetivos y personalidades diferentes.

Un nuevo inversionista podría asegurar rápidamente tener una tolerancia al riesgo alta con tal de obtener mayores rendimientos, pero conforme pase tiempo se encontrará con diversos retos, como las fluctuaciones intrínsecas de los mercados financieros, que pueden ocasionar estrés y, por ende, la toma decisiones precipitadas. Es recomendable contar con asesoría profesional para definir de manera más objetiva, la tolerancia al riesgo de quien desea invertir.

Pasado y futuro

Es común que los inversionistas basen sus decisiones de inversión en sucesos del pasado. Por ejemplo, imaginemos que un nuevo inversionista decide comprar acciones de una empresa de tecnología que creció exponencialmente en el pasado, pero una situación inesperada provoca que su valor caiga de manera considerable, ocasionando pérdidas para quienes poseen sus acciones. Los rendimientos pasados de cualquier instrumento de inversión no garantizan los rendimientos que podrían obtenerse en el futuro, por lo que la recomendación es no guiarse del desempeño histórico para esperar rendimientos.
Los frutos de las inversiones llegan a lo largo del tiempo, con paciencia.

Revisar la estrategia
No perdamos de vista que la vida cambia y, con ella, los objetivos y prioridades de cada persona. Volver a revisar la estrategia periódicamente para que responda al nuevo estilo de vida del inversionista es vital para mantener firme su camino financiero.

 

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