¿Usted preferiría un jefe poco flexible y difícil de tratar a uno empático y con quien tuviera una buena comunicación? Si su empresa familiar cuenta con muchos colaboradores talentosos, ¿serían mejores los resultados si unen sus capacidades que si trabajan individualmente? Las respuestas son obvias, como lo confirma la siguiente historia que conocí en redes sociales:

Hace muchos años, luego de una guerra, un soldado regresó a su pueblo, el cual lucía pobre y desolado. El hombre, hambriento y sin fuerzas, llamó a una puerta para pedir un poco de pan. La mujer de la casa le respondió: “En el pueblo nos hemos quedado sin nada, todos sufrimos de hambre, no puedo ayudarte”. El soldado intentó lo mismo en varias casas con el mismo resultado. Entonces tuvo una idea: fue hacia la plaza y, en medio de todas las personas preguntó: “¿Alguno de ustedes ha probado la sopa de piedra?” Todos rieron de su ocurrencia y lo tomaron por loco. Pero unos niños se acercaron a él y le preguntaron cómo hacía esa sopa. Enseguida, el soldado dijo que necesitaría su ayuda. Consiguieron una enorme olla y prepararon la fogata. El soldado puso piedras en el agua hirviendo y los niños preguntaron: “¿Podemos probar la sopa?” El soldado probó y dijo: “Le falta algo de sal…y un poco de tomate”. Uno de los niños fue a su casa y trajo algunos tomates. Así, con cada petición del soldado, los niños llevaron papas, arroz, lechuga y hasta trozos pequeños de carne. Al final el soldado volvió a probar y dijo: “Llamen ahora a todos, es la mejor sopa de piedras que he preparado y alcanza para todo el pueblo”.

Este emotivo relato muestra muy claramente que, al unir lo que cada individuo puede aportar, el resultado será mucho más rico que un esfuerzo individual. En las empresas familiares, una herramienta que puede ayudarnos a dirigir con precisión cada esfuerzo hacia el trabajo colectivo es la inteligencia emocional. El ámbito emotivo no significa únicamente hablar de lo que cada colaborador siente, sino observar, comprender las emociones para que sean un impulsor del trabajo. A continuación, conozcamos cómo esta capacidad puede ayudar a orientar el trabajo cooperativo en su empresa:

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Una comunicación afectiva y efectiva. Es bastante común, cuando una persona habla de su empleo sinceramente, escuchar que genera sensaciones negativas como miedo, resentimiento, obligación o frustración. ¿Cuántos líderes conocen realmente lo que piensan sus colaboradores sobre su trabajo? Abrir canales de comunicación, permitir la expresión de situaciones que no son cómodas, tratar de solucionar dichas problemáticas, generar un ambiente de respeto a las diferencias interpersonales, son opciones que la inteligencia afectiva ofrece para alcanzar un verdadero diálogo como equipo de trabajo. La comunicación asertiva es un estilo que nos permite expresar nuestras opiniones, gustos, deseos y valoraciones de forma positiva, transparente y abierta, sobre la base del respeto mutuo, lo que necesariamente implica conocerse a sí mismo y saber escuchar a los demás. No sólo se trata de lo que se dice, sino de cómo se dice y de cómo se escucha. Ser un buen escucha implica tener una actitud abierta, controlar tus propios pensamientos y sentimientos para no interrumpir lo que escuchas desde dentro de tu propia cabeza y caer en la tentación de pensar en tus respuestas mientras el otro se expresa.

b. Una empresa que toma en cuenta la emotividad ayudará a los miembros de la familia a encontrar su lugar en la empresa. Así mismo, dará a cada colaborador las herramientas para mejorar sus competencias individuales. La consideración de los intereses personales —como la formación académica o la búsqueda de un mejor puesto— permitirá a la organización asignar roles de acuerdo con aptitudes, tomando también en cuenta las necesidades del equipo. Un ambiente de confianza e identidad conducirá, sin duda, a un mejor rendimiento.

Los hábitos construyen el equipo. Una organización busca trazar su camino a través del establecimiento de su visión y los valores que la identifican. Es necesario, para que estos calen en toda la organización, entusiasmar a cada miembro de las familias propietarias y a cada trabajador, creando una conciencia organizacional. La inteligencia emocional nos da una respuesta al proponer hábitos como escuchar a los compañeros de trabajo, compartir ideas, expresar resultados y logros, reconocer el trabajo del otro para generar una pertenencia como equipo.

Un líder preparado para el mundo de los negocios sabe que trabajar en equipo no es dictar tareas o comunicarse a través de correo electrónico. La inteligencia emotiva resulta una herramienta valiosa para producir una verdadera sinergia que impulse a nuestra organización hacia el éxito. Si el líder o directivo cree en el potencial de sus colaboradores, se los va a demostrar casi inconscientemente a través de su lenguaje verbal y corporal, el contacto visual y sus decisiones.

Contacto:

Twitter: @mariorizofiscal

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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