Francisco Suárez sale a cazarlos de noche. A partir de las 9 pm, él y dos amigos más dedican una hora diaria para encontrar, recolectar y recargar scooters eléctricos en su departamento. “Recogerlos es algo divertido, pero estresante. Vamos los tres y nos separamos; uno va caminando, el otro en coche y yo en Mobike porque nos los ganan. Una vez estaba a 10 metros del scooter, pero apareció alguien más y se lo llevó”, cuenta en entrevista. Al principio pensó que era muy complicado. Suárez —quien prefiere usar un seudónimo— es licenciado en creación y desarrollo de empresas. Trabaja en Polanco —una de las zonas más afluentes del país— como consultor de innovación. Allí descubrió un scooter de la startup Grin. Tras convertirse en su cliente, comenzó a preguntarse cómo funcionaba su logística. “En San Francisco hay bicis y scooters de Lime. Es una locura. Hay por todos lados”,  comenta. Al profundizar en el contenido de las apps, encontró un botón común en las tres empresas —Bird, Grin y Lime— que ofrecen el servicio de scooters en la capital del país: chargers. Envió las solicitudes a las tres plataformas. Bird, fondeada por Uber, lo aceptó en sus filas. Un par de días después, les envió cargadores especiales para comenzar con este nuevo negocio que cobra vida en el corazón de la Ciudad de México. 
Invasión de los scooters eléctricos en Latam (I)

Los pagos

Por cada scooter cargado, las startups pagan en promedio 30 a 45 pesos, incluso hasta 200, pues la cifra crece si el patín lleva más tiempo sin recargar o si el vehículo es recolectado fuera del polígono permitido, que corre de Lomas de Chapultepec hasta el Centro Histórico, pasando por la Condesa y la Roma. Al mes, Suárez genera un promedio de 9,500 pesos con los nueve cargadores de Bird, pero puede escalar hasta 40 cargadores. “Cuando vamos a recoger, hemos visto gente que tiene motos o camionetas con remolques y se llevan entre 30 y 40 de Lime”. El director general de Lime, Alexander Wieland, explica que cuentan con alrededor de 800 personas para la recarga de equipos. “Los mejores cargadores recolectan entre 30 y 40 patines diarios”, dice en entrevista.
Invasión de los scooters eléctricos en Latam (II)
Grin tiene una base de 120 chargers en operación y paga 45 pesos por vehículo, siempre y cuando sea liberado en la calle con un porcentaje mayor al 90% y se coloque entre las 4 y 7 de la mañana. “Por ahora, el límite que tenemos es de hasta 100 patines por charger/equipo”, detalla la compañía vía correo electrónico. Bird destaca que los pagos ocurren diariamente por cada patín cargado y liberado antes de las 7:00 de la mañana. Su rango de pago va de 30 a 200 pesos por vehículo. En un cálculo conservador, una persona que cargue 40 scooters durante cinco días a la semana, puede obtener ingresos en el orden de 36,000 pesos mensuales, 1,153% más que el salario mínimo mensual en 2019. Para recibir el pago, las empresas evalúan cada entrega. Los scooters deben mirar hacia la calle, con el volante hacia el lado izquierdo, con una separación entre sí, explica Suárez. “Cada vez que lo entregas tomas una foto y ellos la evalúan”.

Un problema llamado subsidio

Pese a las eficiencias logísticas, las startups y cargadores están aprovechando el subsidio que el gobierno aporta a las tarifas doméstica de electricidad para cargar los equipos. De acuerdo con el plan de negocios 2018-2022 de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), de los 40.1 millones de clientes que tiene la empresa estatal, 85% corresponde a usuarios de bajo consumo doméstico. Solo en 2017, la CFE recibió una transferencia del Gobierno Federal por 65,915 millones de pesos  en subsidios para usuarios del servicio eléctrico. El responsable de definir las tarifas eléctricas en México es la Comisión Reguladora de Energía (CRE), pero para este nuevo negocio en México, la institución carece de reglas aplicables para la reventa de electricidad entre usuarios domésticos y empresas. TAMBIÉN LEE: Desabasto de gasolina elevó en 30% uso de scooters eléctricos No hay una regulación para puntos de recarga (en casas) de los scooters. En este caso, el consumo por la recarga se refleja directamente en la factura”, reconoció a Forbes México el ente regulador que preside Guillermo García Alcocer en un correo electrónico. Esto quiere decir que las startups y cargadores están comercializando energía muy barata para un fin que no necesariamente estaba pensada. “El límite para que dejen de recibir el subsidio es bastante amplio. Un departamento que paga 300 pesos por bimestre, todavía tiene un volumen importante de consumo antes de llegar a la tarifa doméstica de alto consumo (DAC, y que oscila en 2,500 pesos)”, declaró la analista de la firma energética Fresh Energy Consulting, Casiopea Ramírez. Bird estima que un patín completamente cargado añadirá de 10 a 25 centavos al estado de cuenta de luz. Suárez consultó a un amigo suyo de la industria de paneles solares para calcular el consumo eléctrico de los patines.  “Son cargadores de 71 watts. Él nos dijo que podríamos cargar hasta 15 patines sin que nos suban a la siguiente tarifa que carece subsidio, seguiría siendo relativamente barato”, comenta. Más allá de prohibir la tarifa doméstica por fines comerciales, lo ideal sería una reclasificación de usuarios en función de su demanda, pues daría la señal correcta para el uso correcto del consumo al que estarían conectados, recomienda Ramírez. TAMBIÉN LEE: Las ciudades con mejor movilidad en México, según el IMCO “Hay que enfocarnos en el problema de origen, el cual está en la gran generalización de usuarios que no necesariamente responde a lo que necesita el sistema eléctrico”, agrega. Ante la posibilidad de un ajuste tarifario, Suárez tendría que analizar las modificaciones si es que llegan en los próximos meses. “No es una actividad que se va a reflejar fuera de lo normal, gasta más una microondas que un scooter eléctrico”.

Tecnología contra robo

Pero su mayor reto sigue siendo encontrar los patines completos, pues cuando las unidades salen del polígono establecido, la posibilidad de hallarlos en buen estado se reduce considerablemente. En las zonas pobres, Suárez estima que 70% de los scooters están desaparecidos o al interior de domicilios, mientras que en lugares de alto poder adquisitivo, la cifra se reduce al 20%. Wieland admite que ha habido robos  de unidades, aunque declina compartir la cifra de vehículos hurtados, pero asegura que esta problemática no ha sido muy acentuada. “Lo primordial para combatir el robo es nuestra tecnología. Sabemos en donde está en todo momento. Cuentan con dos GPS, entonces siempre sabemos donde está, tiene un sistema de alarma para cuando tiene mal uso”.
De Polanco a Tepito, así ha sido la ruta de las bicis de Mobike
Pero encontrarlos no ha sido una tarea sencilla para Suárez. “Llegamos a un lugar en la colonia Pensil donde nos marcaba que se ubicaba el scooter, pero no estaba afuera. Tocamos en una casa y salieron dos niños. Al preguntarle por el scooter, respondieron: ‘¿Cuál es el tuyo, el negro o el verde? Ah, claro, ahorita te lo traemos'”, cuenta. “Las empresas tienen que mejorar sus sistemas (…) No podemos meternos a la casa. Lo que hacemos es reportarlo como desaparecido y seguimos la ruta por nuestro siguiente scooter”, relata el licenciado en innovación.

 

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