La educación financiera es un concepto relativamente novedoso, data del año 2003 cuando la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ​ (OCDE) empezó a recomendar a sus estados miembros que se debe hablar a la población sobre este concepto y crear programas en la materia, en beneficio de los usuarios de los servicios financieros.

En nuestro país, un banco de color azul fue el promotor inicial del tema de la educación financiera en México. Para 2008, dicho concepto ya estaba en ley y a partir de ese momento, la Comisión Nacional Para la Protección y Defensa de los Usuarios de Servicios Financieros (Condusef), la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV), el Banco de México y algunas instituciones financieras más comenzaron a hablar del tema. 

Esa fue, digamos, la primera gran etapa de la educación financiera, la cual se impartió a través de cursos, tutoriales, información, diplomados, video, entre otros.

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Actualmente estamos llegando al segundo gran momento de la educación financiera, ya hay varias instituciones financieras que la han tomado como parte de su modelo de negocios, mientras que desde el Estado tenemos que seguir una ruta, pero si los organismos financieros no lo incluyen como lo menciono, no va a haber educación financiera. Olvídenlo.

La educación financiera desde el Estado tiene una connotación social, pero la iniciativa privada y las instituciones financieras deben tomarla como parte de su de modelo de negocio para que les sea productivo y rentable. Lo anterior no es malo, sino legal y legítimo. 

Al respecto, cabe señalar que en un estudio reciente de MasterCard y Americas Market Intelligence, se habla de la educación financiera invisible, empaquetada dentro del producto financiero del que se trate. ¿Por qué se puede hacer esto de manera maravillosa y milagrosa con millones? Gracias a las aplicaciones y al smartphone, que es el punto de partida de la revolución financiera. 

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Desde la aplicación digital se pueden construir temas que generen que las personas no gasten compulsivamente, que aparten por lo menos hasta el 3% de lo que ganan, para después destinar lo ahorrado a pagar deudas o simplemente tenerlo guardado y luego invertirlo en lo que se quiera, para viajar o adquirir algún producto.

¿Qué significa esto para un banco o para una institución financiera?: Captación, que es parte de su modelo de negocio. Si ese mecanismo lleva a los usuarios de los servicios financieros a generar ahorro, un apartado o una cantidad para pagar deuda, eso significa la disminución de cartera vencida o evitar la misma, que eso es también parte del modelo de negocios. 

Además, los usuarios o clientes que estén conectados por la vía de las operaciones activas y pasivas a través de una aplicación haciendo estos esquemas van a generar fidelidad a la marca, lo que de igual manera forma parte del modelo de negocios de las instituciones financieras.Entonces por ahí es. Ese es el único camino. Yo propongo aquí que las áreas de educación financiera sean parte del área de negocios de los bancos, de las aseguradoras, de las Afores y de todo aquel que se dedique al tema financiero.

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

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