Las tendencias lo confirman: hoy, más que nunca, la búsqueda de la naturaleza guía un éxodo urbano que parece no tener marcha atrás. La cara opuesta de la gentrificación, enraizada en las metrópolis del mundo, abre paso a la búsqueda de nuevos espacios que permitan reconectar con la naturaleza, esta vez, en un sentido integral.

“El desafío con un escenario pandémico es que el tiempo parece haberse detenido y nos sentimos atrapados en el presente. La arquitectura es una herramienta para salirnos de esto y vislumbrar realidades alternativas que pueden mejorar nuestra crisis”, afirma Carlos Arnaiz, arquitecto colombiano al frente de CAZA Architects, despacho que gestiona proyectos en todo el planeta.

Arnaiz considera que parte del reto arquitectónico implica asumir la gestión del riesgo inherente a la socialización en la nueva realidad. “Mitigar, gestionar y comprender la evolución de la imagen del riesgo es una de las responsabilidades clave de nuestra profesión. No hay tal cosa como el ‘no riesgo’”.

Algunos de las tendencias que afectarán a las viviendas del futuro ya son visibles en los hogares del presente. Entre ellas, una fácilmente identificable: la consciencia real en torno a la salud y su conexión con la naturaleza, expresada en la compra de plantas.

“Estoy comprometido con el poder de la belleza para cambiar nuestro mundo. Creo que los estilos son anticuados, no encajan en nuestro mundo diverso, ecléctico y global. Necesitamos encontrar formas de conectarnos con las emociones de las personas; contar historias con nuestro trabajo, emplear tradiciones locales, integrar la naturaleza para crear experiencias convincentes que toquen vidas”,

Carlos Arnaiz, CAZA Architecs.

El entorno natural es clave en el diseño de los espacios del futuro. Foto: CAZA Architects.

“La integración de la naturaleza en los espacios será un gran cambio y una gran tendencia en el diseño”, apunta el arquitecto, y agrega que también aumentará la adopción de espacios abiertos privados, como balcones, jardines y terrazas. Una tercera tendencia será la creación de espacios laborales en casa atendiendo a las condiciones dictadas por la nueva realidad. “Dos o más espacios donde la gente pueda aislarse acústicamente, tener una mesa, un buen asiento, lo que uno necesita para trabajar bien”.

Identidad única

Las características particulares de Colombia permiten, a juicio de Arnaiz, lanzar una promesa a sus habitantes de cara al futuro: la factibilidad de transitar hacia nuevos espacios en entornos rurales que mantengan una cercanía con el estilo de vida habitual, pero esta vez, al cobijo de la naturaleza.

“Colombia tiene una promesa asombrosa. Es un país grande y diverso con activos naturales incomparables y necesita una arquitectura que monetice estas ventajas mientras construye su identidad global única. Actualmente, encuentro la escena arquitectónica colombiana demasiado tímida. Parece obstaculizada por la regulación y la tradición. Me gustaría ver más experimentación, más soluciones híbridas, más integración de tipos y usos para atender mejor las muchas oportunidades de crecimiento de ciudades tan diversas como Cali, Barranquilla, Medellín y Bogotá”, afirma.

“Me fascinan la maravilla natural de Colombia, su crudeza geográfica, su biología, su ecología y, sobre todo, su gente. las tradiciones indígenas afectan mi trabajo; los patrones de tejido, la forma en que las tribus construyeron sus hogares y crearon asentamientos a partir de paisajes… Encuentro estas tradiciones profundamente inspiradoras”.

De cara a las nuevas necesidades de vivienda, un proyecto que conecta a Arnaiz con su Colombia natal lo mantiene particularmente entusiasmado. Es un desarrollado localizado a 45 minutos de Bogotá que está próximo a abrir sus puertas.

“Me mudaría allá si viviera en Colombia”, afirma desde su despacho en Brooklyn, Nueva York, mientras evoca a La Vega, el entorno ansiado. “Es un pueblo que te sumerge en un clima y vegetación totalmente diferentes. En esta zona estás en un bosque subtropical, rodeado de orquídeas, de pájaros exóticos…”, rememora Arnaiz.

El proyecto, desarrollado por CAZA Architects, entrega una solución de vivienda holística que brinda a sus ocupantes la sensación de flotar en el aire, creando una inmersión real en la naturaleza de la mano de tecnología futurista. Sus espacios, además, incorporan los elementos descritos como parte de las tendencias que habrán de regir el futuro del estilo de vida a nivel global desde un entorno residencial.

A una última pregunta, “¿Crees que la sociedad cambiará esta vez su forma de vida?”, la visión del arquitecto revela su confianza en el futuro y en la transición gradual hacia una evolución como sociedad. “Ojalá, porque la pandemia ya venía cocinándose. Ojalá aprendamos. Yo soy un optimista y creo que sí vamos a aprender esta vez”.

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