Por Orlando Mejía*

El cambio que hemos experimentado en los últimos años ha sido exponencial. Las características de hace una década no son las mismas que imperan actualmente y definitivamente serán distintas en los próximos años, agregando que este año la crisis de salud nos ha enseñado que la incertidumbre y el cambio serán parte de nuestra nueva normalidad, sin importar el sector o tamaño de nuestra organización.

Ante este reto el capital humano es, sin duda, el elemento más importante para enfrentar los cambios de manera efectiva, por lo que dotar a un colaborador de nuevas capacidades para hacer un trabajo distinto a pesar de las disrupciones será clave para la continuidad operativa de las organizaciones.

Por lo anterior, consideramos que es indispensable aplicar las siguientes tres acciones en nuestra fuerza laboral para fortalecerla ante tiempos de incertidumbre:

  • Involucrar a los colaboradores en la resolución de problemas;
  • Hacer del aprendizaje parte de su flujo de trabajo;
  • Crear recompensas basadas en el desarrollo de capacidades.

Lo anterior refleja la importancia del aprendizaje al momento de trabajar en una organización. En este sentido, en nuestro estudio de Tendencias de Capital Humano 2020 a nivel global[1] encontramos que 92% de las empresas encuestadas tienen como prioridad el aprendizaje de su fuerza laboral en los próximo 3 a 5 años, pero solo 61% se siente listo para enfrentar este reto, considerando que el aprendizaje para proporcionar a su personal de nuevas capacidades proviene de fuentes tradicionales de enseñanza. No obstante, esta perspectiva también tiene que evolucionar.

Desde plantear que el flujo de aprendizaje es más efectivo en la vida laboral en lugar de un aula de aprendizaje -más aún al estar inmersos en un panorama que cambia de un día para otro-, hasta cultivar las capacidades de los colaboradores y después sus habilidades, resulta de gran importancia que las organizaciones incluyan el desarrollo de la fuerza laboral como una estrategia para desarrollar la resiliencia organizacional y la de sus colaboradores para adaptarse a futuros inciertos y capacitarlos para las necesidades del corto plazo.

Por resiliencia, nos referimos a la capacidad de adaptación a situaciones adversas y a sobreponerse a los cambios. Para adquirirla, ofrecemos una alternativa a las organizaciones, que es centrarse en desarrollar la resiliencia entre sus colaboradores e incorporar habilidades básicas para que puedan reinventarse, no solo en estar enfocado en lo que los colaboradores hacen, sino en lo que son capaces de hacer y en su habilidad para realizarlo.

Para ello, se deberá equipar a los colaboradores de herramientas para diseñar los mecanismos para adaptarse a las condiciones futuras inciertas, así como volverlos a capacitar para las necesidades que pudieran surgir en el horizonte.

Inevitablemente, el cambio seguirá sucediendo. Renovar las competencias y habilidades de los colaboradores será clave para que la empresa en su conjunto tenga los altos niveles de resiliencia que necesitará para adecuarse a la evolución de su entorno. No importa si nuestra empresa son dos personas, 20 o 100, la gente es y será el componente fundamental para operar y hacer prosperar a nuestros negocios a través de sus habilidades y de su fortaleza para reinventarnos, para así crear modelos y productos a prueba del futuro.


[1] Deloitte Insights, 2020 Global Human Capital Trends: https://www2.deloitte.com/us/en/insights/focus/human-capital-trends.html, consultado el 3 de julio de 2020.

Contacto:

Orlando Mejía, Socio de Capital Humano en Consultoría, Deloitte México*

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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