Por: Pedro Rangel y Eynel Pilatowsky

La “espiral del silencio” es una teoría del proceso de formación de la opinión pública, desarrollada por la politóloga alemana Elisabeth Noelle-Neumann, que establece que en la medida que una opinión se percibe como aceptada por la mayor parte de la población, las voces que no están de acuerdo con dicha opinión, por temor al rechazo y al aislamiento social, tienden a cohibirse para expresar su punto de vista y por lo tanto a permanecer en silencio.

En este sentido, la autora afirma que los medios de comunicación juegan un papel fundamental en la formación del clima de opinión, ya que son éstos los que proveen de información y argumentos al público a fin de marcar una tendencia específica.

A modo de alegoría, le llamamos la “espiral del machismo” a la confluencia del silencio que guardan muchos hombres y mujeres que, inmersos en una cultura machista, no se manifiestan en su contra por temor al rechazo y al etiquetamiento social, así como al rol que juegan los medios de comunicación en perpetuarla.

La cultura machista en nuestro país ha predominado desde siempre. Por citar un ejemplo, en 1916, cuando la activista Hermila Galindo presentó la demanda por el voto femenino ante el Congreso Constituyente, ésta fue rechazada bajo argumentos de falta de preparación e incapacidad de las mujeres. Sin duda, si es que algún miembro de dicho Congreso estuvo en desacuerdo con la opinión mayoritaria, éste prefirió permanecer en silencio en lugar de enfrentarse al rechazo y la exclusión por parte de sus pares. 

Por otra parte, el rol que juegan los medios en perpetuar la cultura machista es fundamental, ya que éstos construyen la percepción que tenemos de la realidad: son nuestra ventana al mundo, a lo que concebimos y validamos como verdadero. La televisión, la prensa, la radio y las redes sociales nos cuentan historias alrededor de las cuales formamos una opinión, y nos presentan especialistas para fundamentar dichas opiniones.

De esta manera, los medios influyen en las ideas que tenemos sobre los roles de género y nuestras creencias sobre el papel que deben jugar las mujeres en nuestra sociedad: un papel que todavía sigue siendo invisible y secundario.

De acuerdo con el Proyecto de Monitoreo Global de Medios, en el reporte elaborado por la organización Comunicación e Información de la Mujer (CIMAC) en 2015, únicamente el 9% de las notas periodísticas en radio, televisión y prensa mexicana son historias que hablan de mujeres. A pesar de que la mitad de la población de México es femenina, los medios retratan una falsa realidad híper masculinizada; un mundo donde el 91% de las noticias son protagonizadas por hombres. 

Las mujeres también tienen menor representación cuando se trata de contar las historias, pues sólo 35% de las personas que reportan o conducen noticieros son mujeres. No obstante, aunque los porcentajes de representación no han alcanzado la paridad, el panorama es esperanzador, pues esta cifra incrementó casi 9 puntos porcentuales respecto al 2010, y probablemente aumentará aún más en el reporte por publicarse este año. 

Sin embargo, este aparente crecimiento en el porcentaje de representación de las mujeres en medios disminuye cuando juegan un rol de expertas.

En un análisis propio, elaborado para el presente artículo, encontramos que de los principales programas de barra de opinión de Televisa, TV Azteca y Canal 11, en los que existe debate entre las y los participantes, las mujeres representan sólo el 26% de los panelistas permanentes. Además, en los programas en los que existe una figura de moderador, éste es un hombre.

La masculinización de los medios de comunicación tiene implicaciones negativas para la formación de opinión pública. En primer lugar, porque perpetúa en el imaginario la falsa noción de que el mundo es un mundo de hombres, y que sólo ellos pueden ocupar el espacio público. En segundo lugar, porque da legitimidad a los hombres como los únicos que tienen derecho a opinar, lo que abona a la estigmatización de las mujeres que opinan, discuten y disienten.

Este machismo, reflejado e impulsado por los medios, normaliza que las mujeres que cuestionan y debaten al estatus quo desde los espacios públicos resulten incómodas, y en consecuencia, sean arrastradas por la “espiral del machismo” y por lo tanto silenciadas por la opinión mayoritaria.

Para romper la “espiral del machismo”, es necesario empezar por desmontar la creencia machista de que sólo los hombres tienen el legítimo derecho de opinar y de ocupar los espacios públicos. En este contexto, los medios de comunicación tienen la responsabilidad de buscar activamente la paridad en sus espacios.

Es tiempo de construir una sociedad equitativa y democrática en la que todos tengamos derecho a ser protagonistas de las historias periodísticas, a narrar, a comunicar y a opinar con legitimidad; llegó el momento de que juntos, hombres y mujeres, le demos voz al silencio.

Contacto:

Pedro Rangel es Maestro en Políticas Públicas. Harvard University*

Eynel Pilatowsky es Maestra en Ciencias Políticas. The New School of Social Research**

Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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