Por Rafael Solares* Cuando pensamos en empresas tecnológicas que han transformado nuestra sociedad típicamente pensamos en fabricantes de computadoras, software o teléfonos inteligentes, redes sociales o las nuevas empresas de medios digitales. Y no es para menos, estas compañías han transformado la manera en que trabajamos, nos mantenemos en contacto con otras personas, nos entretenemos, informamos o viajamos. Pero existe un segmento dentro de las empresas tecnológicas que sin hacer mucho ruido están creando las bases de una revolución que puede ser incluso más disruptiva que los ejemplos arriba mencionados; la capacidad de conocer quiénes somos, de dónde venimos y qué puede ser de nosotros en un futuro. Me refiero a aquellas empresas que nos están dando la posibilidad de conocer nuestro código genético y los riesgos de adquirir enfermedades tan graves como distintos tipos de cáncer, Alzheimer o Parkinson.   Complejos y costosos 23andMe y Color Genomics son empresas fundadas en Silicon Valley que a través de la tecnología buscan facilitar el acceso a información genética y médica, la cual solo se obtenía por medio de estudios médicos muy complejos y costosos, de una manera simple y a un costo muy accesible. Por aproximadamente 250 dólares envían a domicilio un kit con un dispositivo para recolectar una muestra de saliva, así como las instrucciones para enviar la muestra de vuelta para su análisis. Después de algunas semanas uno recibe un análisis detallado sobre su ADN arrojando información como:
  • ¿De qué parte del mundo viene nuestro ADN? ¿Qué “porcentaje” de nuestra sangre viene de Europa, África o Asia?
  • El tipo de fibras de nuestros músculos nos hacen aptos para deportes de resistencia o velocidad.
  • Cómo nuestro ADN define nuestros rasgos faciales y color de cabello.
Esta puede parecer información que más allá de satisfacer nuestra curiosidad puede no ser muy útil; sin embargo, después entramos a temas más delicados:
  • Riesgo de padecer los tipos de cáncer hereditarios más comunes: seno, colon, melanoma, ovarios, páncreas, próstata, estómago y uterino.
  • Riesgo de padecer otros tipos de cáncer tales como tiroides o riñones.
  • Riesgo de desarrollar enfermedades como Alzheimer y Parkinson.
Una vez hecho el análisis, si la persona lo acepta, su mapa genético es almacenado en una base de datos la cual se utiliza para la investigación y desarrollo de medicinas y tratamientos contra estas enfermedades por medio de la comparación y análisis de los millones de perfiles genéticos recolectados. Entre más grande sea la base de datos, más valiosa se convierte por la cantidad de muestras que se pueden utilizar para dicha investigación. En 2013, la Food and Drug Administration (la agencia federal norteamericana responsable del control y supervisión de medicinas y alimentos) prohibió a 23andMe comercializar los kits debido a la falta de certificación de sus métodos de análisis, así como el mal uso que pudiera hacer la gente con la información provista. A principios de este año la prohibición fue levantada. El argumento que utilizan estas empresas para defender sus servicios es que cada persona tiene derecho a conocer su mapa genético y riesgos de contraer enfermedades hereditarias o potencialmente mortales. Este es un ejemplo de cómo, en muchos casos, la tecnología avanza más rápido que nuestra capacidad de regular su uso y de entender las implicaciones que puede tener en nuestra sociedad. Por menos de seis mil pesos, podemos tener nuestro mapa genético y conocer los riesgos de contraer ciertas enfermedades. Algo impensable hasta hace algunos años. Aquí se derivan varias preguntas. Si este tipo de servicios se masificaran, ¿qué implicaciones tendría para la industria médica y farmacéutica? ¿Cómo se verían afectados los laboratorios y las aseguradoras? ¿A qué nuevos retos de privacidad de información e incluso de derechos humanos nos estaremos enfrentando? Desde un punto de vista personal, ¿qué debemos hacer con esta información? ¿Estaríamos dispuestos a cambiar algunos de nuestros hábitos o adoptar otros para prevenir el desarrollo de estas enfermedades? ¿Es mejor no saber? Nos acercamos a una época donde, como sociedad y como persona, nos tocará decidir ya que el acceso a la información no será limitante. *Rafael Solares es Country Manager de VMware México. Egresado del ITESM con más de 20 años de experiencia en las Tecnologías de Información.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @r_solares Blog: www.blogs.vmware.com/latam/ Página web: www.vmware.com.mx Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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