Forbes Este texto fue publicado originalmente el 13 de septiembre de 2018. Las armadoras no son las únicas que tienen que adaptarse al cambio tecnológico que trae consigo la nueva generación de vehículos híbridos, eléctricos y autónomos. Las empresas de autopartes van, como siempre, detrás de las automotrices y, también en su caso, la lucha es por no quedar fuera de la jugada y, de ser posible, aprovechar la coyuntura para posicionarse. Aunque los autos con estas tecnologías que circulan en México todavía son una minoría, en alrededor de una década habrán aterrizado en el país con toda su fuerza, estiman especialistas y participantes del sector. En el caso de las autopartistas, esta transformación significa atender una demanda al alza de componentes fabricados con materiales más eficientes y amables con el medioambiente, y piezas inteligentes que cumplen diversas funciones en los vehículos. “Más allá de si es una plataforma tradicional, híbrida o sustentada 100% en energía eléctrica, la industria de los componentes automotrices vive inmersa en un proceso de constante transformación y evolución, enfocada en disminuir el peso total de los vehículos para mejorar el rendimiento en el consumo de combustible o alargar la autonomía de las baterías de vehículos eléctricos, aumentar la seguridad para los tripulantes y ofrecer una experiencia única de manejo, confort o conectividad”, dice Juan Pablo Sánchez, director de Finanzas de Rassini, fabricante mexicano de componentes para suspensión y discos para freno. Rassini provee a las principales armadoras de equipo original (OEM) como Tesla, General Motors, Ford, Toyota, Volkswagen, Daimler, Audi, Mercedes Benz, Nissan, Scania, Mitsubishi y otras. México es un jugador relevante en materia de autopartes. Se espera que, para 2020, la producción en territorio nacional alcance un valor de 100,000 millones de dólares (mdd), una estimación basada en los pronósticos de manufactura de autos ligeros en Norteamérica; esto la colocaría como la cuarta industria de autopartes más grande del mundo, sólo detrás de China, Estados Unidos y Japón, y por arriba de Corea del Sur y Alemania, según datos de ProMéxico, a 2016. Las cifras son previas al inicio de la renegociación del TLCAN, el cual ha favorecido, hasta ahora, el florecimiento automotriz en la zona. En el país hay alrededor de 1,300 fábricas de autopartes, pero son menos de 50 firmas las que suministran partes para vehículos de nueva generación, de acuerdo con datos de la Industria Nacional de Autopartes (INA). “Hay empresas en México que fabrican equipos y sistemas para ese tipo de vehículos y que exportan a otras partes, pero es todavía una industria e ingeniería muy incipiente; aún no está perfectamente consolidada”, comenta Óscar Albín, presidente del organismo. “La industria automotriz se está transformando en México, no al mismo paso que en los mercados donde se están desarrollando los últimos temas tecnológicos, como en Asia, Europa o Norteamérica, pero ya es claro que, en 10 años, llegarán esas innovaciones a territorio nacional”, señala Juan Farías, vicepresidente de Faurecia Interiores México, proveedor de partes automotrices. La fabricación de vehículos vive una metamorfosis, agrega el directivo, resultado de la conjugación de varias tendencias: los autos son cada vez más eléctricos, se pueden conectar a la red, al celular y, en general, al entorno, y, en las grandes ciudades, se exige a sus propietarios que los compartan en sus viajes, lo cual va de la mano de la intervención de los gobiernos. En México se venden, en un mes, alrededor de 1,400 vehículos híbridos y eléctricos, casi 51% más que el año pasado. Y, en los primeros cuatro meses de 2018, se comercializaron cerca de 5,000 autos con estas tecnologías, de los cuales más de un tercio fueron adquiridos en la Ciudad de México, de acuerdo con datos de la Asociación Mexicana de la Industria Automotriz (AMIA). La automotriz está en constante desarrollo en materia de tecnología, afirma Albrecht Ysenburg, socio líder de la Industria Automotriz de KPMG en México. “El mercado de los eléctricos e híbridos está creciendo a nivel mundial. En México todavía es muy pequeño, en comparación con otros países”, coincide el especialista. Pero, en fabricación, México va a otra velocidad. El mejor ejemplo son los planes de Ford para iniciar la producción de vehículos eléctricos para el mundo en la planta de Cuautitlán Izcalli, Estado de México. Otro caso ilustrativo son las alrededor de 15 empresas de autopartes instaladas en México que le venden a Tesla, el fabricante estadounidense de autos eléctricos. Te puede interesar: Arancel al sector automotriz afectaría más a Estados Unidos

Se espera que, para 2020, la producción de autopartes en México alcance un valor de 100,000 mdd. Foto: MarkSwallow/Getty Images.

Punto de destino: China Dar el salto a los vehículos híbridos y eléctricos es mucho más que cambiar un motor alimentado por gasolina a otro con una batería o que se enchufa a la corriente eléctrica: se trata de una transformación total en la industria, pues los cambios involucran el diseño de las carrocerías, aditamentos para el confort y, dese luego, tecnología, dice José Manuel Arana, director de Grupo Industrial Saltillo (GIS), una empresa mexicana que fabrica sistema de frenos, suspensión y chasís. GIS ha capitalizado la transición. Los frenos que produce para vehículos eléctricos e híbridos son más eficaces que los convencionales, y eso le ha permitido internacionalizarse. A China llegó a través de la compra de la empresa de autopartes Infun en diciembre de 2016. “Hace cinco años, éramos un jugador mexicano con algo de presencia en Estados Unidos; hoy, somos un jugador global con operaciones y plantas en China, Italia, Polonia, República Checa y España, además de las de México”, señala Arana”. Y tienen más planes para ese mercado: “Estamos interesados en crecer en China”, indica el directivo. “Estamos en estudios. En la planta actual tenemos capacidad de ampliación. Es lo que estamos haciendo ahora: ampliando la capacidad actual. La expansión es más o menos de 50% [en volumen de producción de chasís]”. La compañía ha incrementado su plantilla de ingenieros a través de las empresas adquiridas, pero también con la contratación directa de expertos mexicanos que son enviados al principal centro de investigación de la compañía, ubicado en España, y al revés: algunos especialistas vienen a capacitarse a México. El grupo tiene 8,500 empleados, de los cuales 2,200 son personal no sindicalizado (y, de ellos, más de 100 están dedicados a investigación y desarrollo). Rassini también hace lo suyo. Esta compañía lleva varios años como proveedor de piezas para vehículos eléctricos y trabaja en tecnologías alternativas para dar mayor confort y lograr reducción del peso. “Analistas de la industria esperan que, a partir de 2025, estos segmentos de alta tecnología cobren mayor fuerza y que, entre 2040 y 2050, puedan representar cerca de la mitad de los vehículos en circulación en el mundo. La industria automotriz está sólida, y eso se refleja en los números: en Estados Unidos, representa más de 80% de las ventas; presentó un sólido desempeño”, explica Sánchez, de Rassini. En terrenos de Faurecia Los cambios que vienen con la nueva generación de vehículos tecnologizados también involucran confort, estética y seguridad. Esas innovaciones son el modus vivendi de Faurecia, compañía de autopartes con unas 15 plantas en México, dos centros de investigación y desarrollo y uno especializado en servicios compartidos. La firma francesa creó, a escala global, una nueva unidad de negocios, llamada el Interior del Carro del Futuro, en el que se prueban asientos y varios recursos catalogados como “interiores”, con miras a que sean montados en los autos autónomos. Más específicamente, trabaja en una funda de asiento para conductores de camiones de carga, la cual puede medir presión, palpitaciones y otras variables de signos vitales.

Estamos interesados en crecer en china. En la planta actual tenemos capacidad de ampliación [y] es lo que estamos haciendo ahora: ampliando la capacidad actual en más o menos 50% [en volumen de producción de chasís]: José Manuel Arana, Director de Grupo Industrial Saltillo. Foto: GIS.

“Ya estamos trabajando, en México, en estos proyectos. Ahora es más un tema de cuándo lo lanzan nuestros clientes. En Faurecia, este proceso requiere de sensores no invasivos de temperatura, movimiento de los ojos, párpados, y que miden el nivel de estrés y el estado de ánimo y cansancio, en tanto que el auto tendrá sistemas que cambien la temperatura y hagan presión en los asientos, en diferentes lugares, para aliviar el cansancio y el dolor”, indica Farías. En el habitáculo habrá pilares básicos: la calidad de los interiores y cómo los percibe el usuario, el desempeño de los materiales, la generación de menos carga al medioambiente, la ligereza y eficiencia, la decoración, interiores personalizables y superficies inteligentes. Cumplir con todo ello le ha requerido a Faurecia fortalecer su fuerza laboral. En dos años, la empresa pasó de 40 a 160 ingenieros en México, dedicados a tareas de innovación y desarrollo. Otra empresa que se prepara para los cambios es Nemak, filial del conglomerado mexicano Alfa, que desarrolla y manufactura componentes de aluminio para tren motriz, componentes estructurales y para vehículos eléctricos. “La creciente introducción de vehículos eléctricos en el mercado propiciará un mayor uso de aluminio y, para Nemak, esto representa una oportunidad única para incrementar el contenido de sus productos por vehículo”, señala el informe anual de la empresa, que ya fabrica componentes para autos eléctricos, como las carcasas de motor eléctrico y para la batería. “Mientras que el valor de los productos de Nemak en un auto con motor de combustión interna fluctúa entre los 450 y los 500 dólares, y en un auto híbrido es de 480 y 580 dólares, en un auto eléctrico puro podría ser de entre 550 y 700 dólares. Esto, por la necesidad del auto eléctrico de reducir su peso para aumentar la autonomía de la batería que lo propulsa”, agrega el reporte. Tecnologías a bordo No sólo las empresas de autopartes y armadoras están involucradas en la elaboración y trasformación de los vehículos con nuevas tecnologías. Este año, la coreana Samsung, por ejemplo, presentó una batería para vehículos eléctricos, mientras que Apple se asoció con Volkswagen para introducir el sistema autónomo en algunas de las nuevas furgonetas T6 Transporter. “En el caso de los eléctricos e híbridos, diría que hoy en día hay nuevos jugadores [en el mundo], sobre todo porque es un nuevo modelo de negocio. Hay un incremento en la oferta de vehículos con estas tecnologías y cambios en la cadena de proveeduría, sustituyendo motores de combustión por motores eléctricos o combinando el funcionamiento”, comenta Brenda Rogel, especialista del despacho internacional Hogan Lovells. Federico Hernández, especialista del mismo despacho de consultores, comenta que existen empresas tecnológicas que se incorporan a las armadoras, sobre todo en lo que se refiere a autonomía de los vehículos. “Hay empresas en Estados Unidos generadoras de software y tecnología que pueden incorporarse a las armadoras para que tengan distintos niveles de autonomía. También estamos viendo que, aunque las automotrices tengan sus propios desarrollos internos, existen varias alianzas y nuevas empresas que desarrollan tecnología”, indica el experto. Te puede interesar: Autopartista Faurecia no detiene sus inversiones en México por Trump

El paso a los automóviles híbridos y eléctricos implica una transformación total en la industria, que involucra cambios en el diseño de las carrocerías, aditamentos para el confort y tecnología. Foto: Monty Rakusen/Getty Images.

 

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