Una ola grande, poderosa, fuerte, hermosa. Un joven deportista. Un desafío enorme. Es así como “Ride the Wave” – una película sobre la vida del joven surfista Ben Larg – empieza. Este verano fui a la isla de Tiree en las Hébridas Interiores de Escocia donde conocí a la familia Larg. Por una semana disfrute del surf en aguas frías y la generosidad de la comunidad acogedora de la isla Tiree, conocido como el “Hawái del Norte”.

En mi niñez pasaba años enteros en barcos de vela, en ultramar, en compañía de personas que pensaba y actuaba distinta de la norma. Navegábamos usando las estrellas y el posicionamiento del sol. Nuestras prioridades era descubrir el mundo y vivir en comunidad en un barco siempre en movimiento. Mi visita a Tiree me transportaba en el tiempo y me hizo reflexionar sobre los negocios modernos en un mundo dinámico. Vivimos en un mundo compuesto por nichos – nichos de personas que están explorando maneras distintas de vivir, pensar, hacer negocios, y construir empresas y comunidades.

Me recuerdo una escena de la película “La pesca del salmón en Yemen” donde un científico especializado en piscicultura, conversa con un jeque yemenita sobre la pesca. El jeque explica por qué ama la pesca: “admiro a los pescadores. Sólo se preocupan de los peces, el río y el juego”. Lo mismo me paso con mi visita a Tiree. 

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En la pesca, como en el “surf”, se encuentran similitudes con negocios internacionales; una organización tiene que salir a otros “aguas” y adaptarse a diferentes idiomas, culturas y prácticas de negocios. Lamentablemente, las alianzas corporativas en el extranjero tienen una tasa de fracaso del 40 al 80%, porque no logran los resultados esperados en términos de creación de valor, ingresos o reducción de costos. Una manera de mitigar el riesgo implícito al hacer negocios internacionales -como en la pesca y haciendo surf-, es conocer el ámbito donde se quiere estar en la adquisición de información, conocimientos y experiencias a través de expertos locales. ¿Has oído la expresión “esperando la ola perfecta”? En el mundo de negocios, esto significa tener la paciencia para esperar la combinación óptima para lanzarse al extranjero o formar una alianza estratégica que se puede convertir en relaciones rentables de largo plazo. 

Otra característica clave de los negocios internacionales de alto riesgo es que la organización debe tener fe en que un premio importante le está esperando después de atravesar el proceso de identificación, negociación y cierre del negocio. Un surfista sueña con subir a la ola después de invertir innumerables horas esperando. Este verano en Tiree, vi como unas surfistas de España dormían en su camioneta para poder tener la oportunidad de experimentar unas olas (el surf) perfecto al amanecer. Lo mismo sucede con los atletas y equipos deportivos exitosos. Tienen que saborear la victoria y estar preparados para ella, puliendo sus hábitos de tal manera que sepan cómo actuar antes de que se acerquen sus competidores o el momento perfecto.

Wayne Gretsky, el atleta de mejor puntaje en la historia de la Liga Nacional de Hockey canadiense decía: “un buen jugador de hockey va donde está el disco, un gran jugador de hockey va donde estará el disco”. Un proyecto internacional de éxito requiere de visión, práctica y acción oportuna.

¿Y vale la pena la pesca en otros “aguas” o buscando a la ola perfecta? Los proyectos internacionales, al igual que haciendo surf o la pesca requieren de fe, perseverancia y humildad. A veces se busca el premio en los mercados emergentes y a veces son las firmas con gran visión las que incursionan con firmeza en los mercados tradicionalmente establecidos y lo hacen con mucho éxito.

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