Pasar de inquilino a dueño es uno de los mayores logros de la vida. A muchos nos lleva años construir un buen historial crediticio y estar financieramente preparados para comprar una casa o un departamento. Pero, aunque ser propietario de vivienda es una verdadera proeza, también implica nuevas responsabilidades. 

Como arrendatario solo tenías que pagar la renta y procurar mantener en buen estado el inmueble. Convertirte en dueño traerá un paquete de nuevos compromisos ; a continuación los enlistamos para que estés 100% preparado: 

Pagar los impuestos derivados de la adquisición inmobiliaria

Ya hemos hablado en ocasiones anteriores que detrás de la compra de una propiedad hay que cubrir un enganche, gastos notariales e impuestos. El Impuesto Sobre Adquisición de Inmuebles es algo que no siempre se contempla y, aún cuando obtengas un crédito hipotecario, hay gastos que necesariamente salen del bolsillo del comprador. Anticipar eso y ahorrar con antelación es fundamental para que el plan de comprar la casa de tus sueños no se vaya por la borda. 

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Pagar la hipoteca

Tal vez en el pasado tuviste que disculparte por no poder pagar la renta y te pusiste al corriente después. Lo ideal es que antes de comprar un inmueble, te asegures de que puedes pagar la mensualidad de tu hipoteca y tener todavía un buen dinero para solventar el resto de tus gastos. No pagar a tiempo, afectará tu historial crediticio, generará más intereses y, en el peor de los casos, hará que pierdas la propiedad. 

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Pagar la luz, el agua y el gas

A veces cubrir esos gastos es responsabilidad del casero, pero como dueño, este compromiso pasa automáticamente a tus manos. Deberás estar atento para cubrirlos todos en tiempo y forma y así evitar que te suspendan algún servicio. La reconexión de luz puede afectar tu presupuesto en determinado momento. 

Pagar la vigilancia

Todo depende del lugar al que te mudes, pero es común que ahora tengas que involucrarte en el pago de la vigilancia. Este tipo de cosas que no tenías que ver cuando solo rentabas. 

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Hacer la jardinería

En los complejos habitacionales la vigilancia y la limpieza suelen estar incluidos en el pago de mantenimiento general, el cual cubre normalmente el dueño. Si compras un depa en un lugar así, deberás considerar el pago del mantenimiento para gozar de áreas bien cuidadas. En caso de que te mudes a una casa independiente, tendrás que sacar tus dotes de jardinero o contemplar un apartado para cubrir ese servicio.

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Resanar y pintar las paredes

Cuando vives en un depa rentado puede suceder que no te permitan pintar las paredes o incluso usar clavos para decorar tu espacio. Como dueño de tu hogar, tendrás esa libertad y responsabilidad ya que, con esa manita de gato, mejorarás el ambiente y conservarás el buen estado de tus muros. 

Atender descomposturas pequeñas y grandes

Como dueño de la casa, vas a tener que estar pendiente de cualquier avería, desde una llave que gotea, hasta la rotura de un tubo o algún tema mayor y el arreglo correrá por tu cuenta. Dar mantenimiento regular a tu nuevo hogar no solo te permitirá vivir en un lugar cómodo y funcional, sino que también conservará el valor del inmueble a través del tiempo. 

Dar mantenimiento a artefactos clave

Para asegurarte de que el calentador de agua funcione de la manera más eficiente posible, este debe recibir mantenimiento todos los años. Si no es así, podrías tener una pérdida de dinero a futuro. Como propietario de una vivienda, será tu responsabilidad concertar las citas para el mantenimiento regular de estos artefactos clave del inmueble. 

Control de plagas y otros imprevistos

La inesperada y horrible presencia de una garrapata en casa haría que llamaras a tu arrendatario para que fumigue todo cuanto antes. Como propietario del inmueble tú tendrás que hacer frente a esas desagradables visitas que generan incomodidades y un lío para volver a poner todo en su lugar. 

Asistir a las juntas vecinales

Como inquilino no tienes que asistir a las largas reuniones con el representante de tu edificio y el resto de tus vecinos. Los dueños son los que asisten y hacen valer su opinión y voto en caso de ser necesario. Al convertirte en dueño, estas juntas tendrán que entrar en tu agenda.

Como dueño de una casa vivirás miles de experiencias, unas buenas y otras tan malas que terminan convirtiéndose en anécdotas graciosas, pero la mayoría se unirán a la lista de las cosas más gratificantes que hayas hecho nunca. 

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