Desde hace tiempo sostenemos en la Condusef que una epidemia silenciosa e invisible ataca a millones de mexicanas y mexicanos sin respetar edad, nivel de ingreso, escolaridad, domicilio y tipo de trabajo: el estrés financiero.
Hasta ahora solo hemos visto la salud como un tema dual: lo físico y lo mental. Pero en los últimos años ya se habla de salud física, mental y financiera como el eje tripartito que sostiene la posibilidad de que una persona aspire a una vida plena.
La salud financiera tiene cuatro pilares. El primero tiene que ver con la posibilidad de cubrir día con día los gastos inherentes a la vida cotidiana; el segundo es poder enfrentar una emergencia con una cantidad mínima de reserva y/o seguros que cubran riesgos; la tercera es generar ingresos para ahorrar con un fin determinado a corto o mediano plazo. Finalmente, la última etapa es contar con los recursos y la planificación para proyectos de largo plazo incluido un retiro digno.
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La salud financiera tiene que ver con el hecho de que las mexicanas y mexicanos vivan sus días sin estar preocupados o angustiados por el tema financiero. Si padecen ansiedad y estrés por las cantidades que deben o porque no les alcanza lo que ganan, inevitablemente su salud física y mental se verá deteriorada. Si se rompe la conexión invisible que existe entre los tres ejes que llamamos de vida plena, en muy poco tiempo ello llevará a las personas lejos de una zona de bienestar.
Uno de los errores que tenemos que combatir es la idea equivocada de que el tema del dinero y las finanzas personales son asuntos de ricos o de empresarios. El buen manejo de los recursos económicos tiene que ver con todas y con todos, porque el dinero es un medio neutro para interactuar y efectuar transacciones, y su inadecuado manejo terminará generando estrés financiero, el cual afecta la productividad de las empresas y, por lo tanto, sus utilidades.
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Tener la idea de que este fenómeno solo lo produce el desempleo o ingresos insuficientes implica quedarse corto en el diagnóstico del problema. Si bien esas dos son las principales causas, hay un tercer elemento que tiene que ver con malos hábitos de consumo, como las compras compulsivas, la toma de crédito más allá de la capacidad de pago y en suma vivir por encima de nuestras posibilidades.
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Medirán el tamaño del estrés financiero en México
Para poder medir la dimensión del problema del estrés financiero en México, la Condusef patrocina a partir de septiembre la realización de la Primera Encuesta Nacional de Salud Financiera (ENSAFI) -misma que será hecha por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi)-. Los resultados estarán listos en el verano del próximo año y nos permitirán conocer el tamaño del problema, en específico, cuántos mexicanos y mexicanas lo padecen, dónde viven, qué nivel de ingresos tienen y su género, entre otros datos.
La importancia de este instrumento de medición radica en que pondrá sobre la mesa dicha problemática y demandará del sector público y privado, políticas y medidas de atención que enfrenten o mitiguen los impactos que está causando esta epidemia invisible de la que, en ocasiones, los afectados prefieren no hablar.
Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.
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