Entender lo que sucede en 60 segundos es agudizar la visión y comprender las formas óptimas para recorrer el camino. Y, bueno, las herramientas ahí están.   Cuando escuchamos frases como el tiempo es oro nos entra una especie de vértigo, sentimos como que el segundero toma velocidad y se apresura a dar la vuelta a la carátula del reloj, aunque, bien a bien, no sabemos por qué. Imagino que esto sucedía en tiempos de nuestros abuelos, y ellos se sentían apresurados sin entender las razones. Hoy, esa aceleración tiene motivos y conocerlos es muy útil, ya que a partir de lo que sucede cada minuto podemos comprender cuál es el ritmo al que se mueve la vida y la capacidad generadora que tiene el Hombre actual. Saber el universo de sucesos que tienen lugar en un minuto nos abre los ojos a las oportunidades y a los riesgos que se corren, nos da una idea clara de las fortalezas que debemos construir y las debilidades que debemos atender. Según la Excelacom Incorporated, cada minuto se actualizan 293,000 perfiles de Facebook, se realizan más de 104,300 llamadas vía Skype, se envían 204 millones de correos electrónicos, se ven 2.78 millones de videos en YouTube, se hacen 2.4 millones de búsquedas vía Google, se descargan 47,000 de aplicaciones, se suben 547,200 tuits, se publican 123,060 fotografías en Instagram, se escuchan 13,300 horas de música en Spotify y en Amazon se llevan a cabo ventas por un monto aproximado de 119,760 dólares estadounidenses. Eso sucede en el mundo virtual de internet. En el espacio físico, cada minuto 58 aviones despegan en todo el mundo, según la Asociación Internacional de Transporte Aéreo; 116 personas se casan, según datos de Naciones Unidas; 144 personas se mudan a un nuevo hogar, calcula Gallup; 11,319 paquetes son entregados por el servicio de envíos UPS; 83,300 personas mantienen relaciones sexuales, según el Atlas del comportamiento sexual humano. Todo eso, y mucho más, sucede cada minuto en este mundo. Sin duda, tantos datos, tantas fuentes, tantos acontecimientos nos meten en un torbellino huracanado que sentimos que nos elevamos entre los vientos vertiginosos de números y acciones. En esa condición, tanto pasa que es fácil perder el hilo de las acciones. Lo curioso es que en la era de la comunicación inmediata, de la accesibilidad y la disposición instantánea de datos, hacemos poco uso de la información que tenemos a la mano. Es como si no contáramos con mecanismos novedosos como la consulta interactiva de datos que permite diseñar tabulados estadísticos propios, a partir de los indicadores y variables que se seleccionan de las múltiples bases de datos disponibles. Estamos tan distraídos que no aprovechamos las posibilidades que se nos ofrecen y que nos llevan a tomar decisiones educadas en vez de confiar tanto en la intuición. Hoy podemos acceder en forma participativa a información sociodemográfica y económica en forma ordenada: tenemos los medios para utilizar filtros y analizar las variables seleccionadas, con diferentes niveles de detalle, según se vayan necesitando, y obtener información con diferentes cortes geográficos, desde nacional hasta por localidad, según la disponibilidad de información de cada proyecto, y cruzar las variables seleccionadas. Todo un mundo de datos a nuestra disposición listos para ser utilizados y que desean transformarse en información valiosa para la toma de decisiones de grandes proyectos corporativos y de emprendedores entusiastas que tienen ideas y deseos de ponerlas en marcha. Un cúmulo de material valioso que está ahí para clarificar las razones y alejar los errores al decidir. Entender todos los eventos que suceden en el breve e inmenso espacio de un minuto nos da una orientación sobre los rumbos y tendencias que marcan dirección a este mundo. Conocer los datos y saber manejarlos facilita el proceso de toma de decisiones. Mediante el conocimiento de estas variables se realiza una elección informada entre las opciones o formas para resolver diferentes situaciones, utilizando metodologías que nos ayudan a valorar y parametrizar nuestras elecciones. La toma de decisiones consiste, básicamente, en elegir una opción entre las disponibles, a los efectos de resolver un problema actual o potencial de un proyecto determinado. El objetivo es decidir en forma estructurada a favor de la opción correcta. Por supuesto, conocer las tendencias nos ayuda a valorar y evaluar adecuadamente las variables analizadas. También nos ayuda a entender que la accesibilidad de los datos no significa que éstos sean sinónimo de simpleza; hay que entender, procesar y examinar. El proceso nos obliga a entender que lo que ocurre en una parte del mundo afecta de alguna manera —directa o indirecta— al resto del globo terráqueo. Con independencia de qué tan pequeño o grande sea el efecto, el mundo de hoy está muy interrelacionado. Esa es una de las primeras conclusiones a las que podemos llegar. La extrema pobreza, los fenómenos migratorios, la volatilidad de los precios de las materias primas, las crisis cambiarias en economías asiáticas son temas que ni nos deben ser ajenos ni deben ser obviados. Cada fenómeno afecta de manera sustantiva a la economía mundial cada vez más interconectada. Esquimales, paquistaníes, australianos, japoneses, peruanos, rusos, españoles, franceses, mexicanos… no se conocen, se levantan a diferentes horas, hablan idiomas distintos y profesan diferentes religiones, pero viven en la misma aldea global. Lo que sucede en Shanghai impacta en un pueblo pequeño del estado de Oaxaca. Estamos en un contexto global y competitivo. Hemos pasado de la sociedad industrial a la sociedad de la información y el conocimiento. El cambio es acelerado y somos parte, lo que muchas veces dificulta que comprendamos adecuada y oportunamente y que actuemos en consecuencia con los nuevos tiempos. Evidentemente, el factor desencadenante de este fenómeno de interconexión es la innovación tecnológica. La clave para participar exitosamente —o no— en la trama global es el acceso a la tecnología y la capacidad para procesar la información y convertirla en conocimiento útil. Miles de usuarios se asoman al mundo a través del internet, y a pesar de que todos tienen acceso en el mismo momento a la fuente de información, no todos saben aprovecharla de la misma manera. El factor relevante para entrar en el juego es estar claros sobre qué es lo que se quiere, conocer las rutas y manejo de datos, afinar la puntería de la búsqueda y, lo más importante, obtener la información pertinente en el momento adecuado para convertir dicha información en nuevo conocimiento. Entender lo que se encierra entre las manecillas de un reloj, lo que se puede albergar en sesenta segundos, es agudizar la visión y comprender cuáles son las formas óptimas para recorrer el camino. Hoy, más que nunca, la información es poder. Sí, para aquellos que la saben utilizar. La maravilla es que la tenemos al alcance de la mano.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @CecyDuranMena Blog: Las ventanas de Cecilia Durán Mena   Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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