“Un gran líder no necesariamente es quien hace grandes cosas. Es la persona que logra que otros las hagan” Ronald Reagan
En todas las áreas de nuestra vida encontraremos una noción de liderazgo. Esto se vuelve más evidente en un ámbito laboral, como una empresa familiar, en donde es necesario que algunos miembros guíen al resto de colaboradores. Sin embargo, ser un buen líder implica una gran responsabilidad y una serie de conocimientos que se obtienen con sensibilidad, experiencia y trabajo. Podemos seguir a un gran líder, pero también es posible convertirse en uno.
Pensando en esto, recuerdo un cuento que leí hace tiempo en el que una pequeña era considerada por sus compañeros como “mandona”. Un día todos los niños debían cumplir un reto, quien lo ganara sería líder por un día, teniendo tres órdenes que los demás deberían cumplir por el bien de la comunidad. La pequeña se preparó para ser la ganadora y así fue. Abrumada por las felicitaciones sentenció que todos se callaran y allí desperdició su primera orden. En el ajetreo, un niño la pisó sin querer y ella, enojada, exigió que se alejaran, desperdiciando así su segunda orden. Tras una breve reflexión, la niña comprendió la importancia y responsabilidad de poseer el liderazgo. Así, con la última oportunidad, les ordenó a todos divertirse.
Para seguir una de las ideas de esta historia, vale la pena preguntarse ¿qué es liderazgo? A grandes rasgos puede decirse que la habilidad de dirigir eficazmente a un grupo de personas para lograr objetivos comunes y personales. Para lograr eso es fundamental influir en los integrantes de un equipo de manera positiva, por lo que es necesario primero, ser un ejemplo con las propias acciones, segundo, conocer los intereses y habilidades de cada colaborador para relacionarlos con las metas comunes. La niña de la narración relatada anteriormente comprendió que, atendiendo exclusivamente a sus necesidades, con autoridad, no lograba el bien común y tuvo la inteligencia de corregir y diferenciar liderazgo de un simple jefe mandón.
“Es imperativo mostrar a los colaboradores sus capacidades y posibilidades de desarrollo, valorarlos y hacer notar el peso que tienen dentro de la empresa, para que con entusiasmo y responsabilidad lleven a cabo sus tareas”.
Ser un buen líder, además, implica generar un ambiente de confianza, fomentar un espacio donde los intereses y ambiciones de los demás emerjan. De esta manera es más sencillo influir en ellos para encontrar el cumplimiento de sus anhelos personales y de los objetivos de la empresa al mismo tiempo. Al respecto de esto en Las siete cualidades de liderazgo más importantes se hace hincapié en que “El talento humano es la variable más importante y valiosa de cualquier organización. Por eso si quieres gente preparada, debes invertir en su formación y capacitación”. Es imperativo mostrar a los colaboradores sus capacidades y posibilidades de desarrollo, valorarlos y hacer notar el peso que tienen dentro de la empresa, para que con entusiasmo y responsabilidad lleven a cabo sus tareas.
Por otro lado, el liderazgo conlleva también una noción de reciprocidad. Quiero decir, ser un buen líder cosechará colaboradores receptivos, interesados en cumplir con su deber, viendo esto como una contribución a su trabajo y a sus propios objetivos de vida. Al mismo tiempo el liderazgo implica hacer notar los beneficios que cada miembro del equipo obtendrá con sus tareas, sean estas retribuciones materiales (reconocimientos económicos, créditos, financiamientos) como inmateriales (experiencia, nuevo conocimiento, crecimiento personal).
El liderazgo bien llevado está intrínsecamente asociado con el éxito, y está fundamentado en el conocimiento personal y las metas por alcanzar. De esta manera es posible vislumbrar lo necesario para crecer y mantener en el tiempo un proyecto. Volver cómplices, aliados, en el mejor sentido, a los colaboradores es un acierto que mejora notablemente los resultados de la empresa familiar. El trabajo personal enfocado en un buen liderazgo es una tarea constante, pero con seguridad llevará a logros aún mejores que los esperados, es decir que se superaran los objetivos estratégicos.
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