Por Fernando Velasco Loera* La competitividad de los negocios depende de su capacidad para adaptarse al cambio, incorporar las nuevas tecnologías y mejores prácticas, y aprovechar de la mejor manera sus recursos. Para lograrlo, una vinculación con la academia, con otras empresas y aquellos actores que integran su cadena de valor, es un elemento indispensable. Vivimos en un mundo tecnológico, de cambios, en el que el Internet de las Cosas (Internet of Things) – la interconexión digital de objetos cotidianos con Internet – se ha vuelto una herramienta casi indispensable para generar negocios más inteligentes, sustentables, productivos y, por lo tanto, competitivos. Actualmente, México ocupa el lugar 51 de 140 países analizados en materia de competitividad por el Foro Económico Mundial, lo que si bien indica una mejora en el tiempo (en 2016 ocupaba el lugar 57), el avance es menor que el de otras economías. Con la tecnología que existe a la fecha, se estima que la automatización puede reemplazar 45% de las actividades dentro de un empleo y 5% de los empleos completos (McKinsey). Sin embargo, el capital humano sigue siendo un factor valioso en el camino a la innovación, desarrollando esta tecnología y haciendo uso de las habilidades humanas únicas, como la empatía, la capacidad de aprendizaje y la creatividad. En este sentido, en México tenemos una oportunidad única que, de no aprovecharse hoy, será una desventaja en el futuro: nuestro bono demográfico. Mientras 60% de las personas vive en países con poblaciones sin crecimiento o que se contraen, 30% de la población mexicana son jóvenes de entre 12 y 29 años, y 50% es menor a 27 años. Sin embargo, en México y el mundo el entorno laboral enfrenta dos problemas: escasez y disparidad de habilidades. A nivel global, 40% de los empleadores no encuentran al talento adecuado y, paradójicamente, la misma proporción de los trabajadores en Europa y OCDE (entre ellos México), consideran que sus niveles de habilidades no corresponden con los requeridos en el trabajo, ya sea porque son mayores o menores (OCDE & ManpowerGroup). Los mexicanos altamente calificados en el extranjero se dedican a actividades relacionadas con la innovación, la investigación y los servicios educativos; y la mayoría “estarían” dispuestos a regresar de manera permanente si encontraran en el país las oportunidades que los impulsaron a migrar. Si bien éstas son una serie de problemáticas complejas y multidimensionales, la solución de todas ellas tiene un factor común: la vinculación. El proceso de vinculación de la empresa con las universidades, el gobierno y las otras empresas se enfoca en dos rubros:
  1. Vinculación de la educación con las necesidades sociales y económicas
  2. Ciencia, tecnología e innovación.
Dichos contextos fueron creados con el objetivo tener responsabilidad social, con el medio ambiente y la sustentabilidad económica, buscando competitividad, innovación, diseño y tecnología, comercialización y exportación. Forjando talento joven De acuerdo con Ken Robinson se ha iniciado la “Revolución del aprendizaje” donde establece la existencia de crisis de la educación que influye a la falta de conciencia sobre los propios talentos. Para la industria, este tipo de vinculaciones es un ganar- ganar. El contacto fresco con instituciones de educación superior permite a las empresas tener los conocimientos más recientes en cuanto a lo académico, aprender cómo aplicarlos en la práctica industrial, a la vez que representa mano de obra de bajo costo. Por su parte, es muy valioso para las instituciones de educación superior conocer las necesidades de la industria, y para los estudiantes enfrentarse a problemas reales cuya solución repercute en el rendimiento de la empresa, así como la posibilidad de comenzar su carrera profesional en la empresa donde hacen sus prácticas profesionales. En el sector manufactura, por ejemplo, el Internet de las Cosas permite captar datos en tiempo real y detectar patrones o condiciones de trabajo anormales de manera automática, lo que se traduce en una atención oportuna y una toma de decisiones inteligente. Si bien la adquisición de nuevas tecnologías es costosa, la vinculación con las instituciones educativas hace posible para empresas de todos los tamaños implementar este tipo de soluciones de manera más accesible, a partir de la creatividad. La empresa en la que me desempeño, fabricante de colchones, es una firma 100% mexicana con más de 60 años en el mercado, que desde hace más de cinco años vincula con universidades, obteniendo mejoras significativas en sus procesos. Nuestra iniciativa “Haga su propio dispositivo”, en colaboración con la Universidad Tecnológica de Jalisco (UTJ), permite a los estudiantes y los empleados desarrollar dispositivos ad hoc, para captar la información operativa de los equipos para la manufactura de los colchones. De esta forma, ha sido posible “modernizar” los equipos existentes -algunos de los cuáles tienen más de 40 años-, haciendo diseños inteligentes y particulares a sus necesidades, como una alternativa mucho más viable y menos costosa a la de cambiar los equipos o comprar soluciones tecnológicas prefabricadas. Los resultados han sido notables, por nombrar algunos:
  • Desempeño de la línea de ensamble, con una mejora de 20% en la eficiencia de los equipos.
  • Tiempo de mantenimiento. Hemos pasando de un mantenimiento reactivo, con paros de hasta 24 horas, a sólo dos horas de mantenimiento preventivo, con 30% menos eventos de avería.
  • Efectividad, que ha incrementado en 10%, con un aumento en la producción que se refleja en una mayor productividad de piezas diarias por equipo.
  • El factor de rechazo de producto por control de calidad se ha reducido en casi 60% en el último año, lo que representa más de 700 mil pesos en ahorro.
Para que la implementación de este tipo de programas ofrezca un beneficio integral, es importante que la vinculación trascienda en el largo plazo, es decir, que a partir de ésta se propicie una verdadera captación, formación y retención del talento joven, que hoy en día no es un tema trivial en presencia de generaciones donde los esquemas tradicionales de trabajo ya no son atractivos. Por ejemplo, en la fábrica diseñamos un plan de carrera dentro de la empresa con el objetivo de que se integren en áreas del interés de los jóvenes donde puedan desarrollar su potencial, apoyándolos en la conclusión de sus estudios de licenciatura, especialización o posgrado; asimismo, los practicantes cuentan con asesores industriales que son designados a lo largo de su proyecto en varias líneas de investigación como: inteligencia de negocios, automatización, aprendizaje de máquina e Internet de las cosas. Intercambiar mejores prácticas A nivel macro, las empresas nos beneficiamos del intercambio de mejores prácticas con otras firmas que, de mayor tamaño o recursos, van más avanzadas en el camino de la innovación. Para este propósito, la participación de la fábrica de colchones en American Chamber/Mexico, Capítulo Guadalajara, nos ha permitido conocer mejores prácticas en materia de tecnología, innovación y seguridad, y ha sido una plataforma para acceder a hacer negocios en los Estados Unidos. Por otra parte, en esta red de más de 300 empresas socias en Guadalajara, somos activos promotores del valor de la vinculación universidad – empresa para el éxito en los negocios. *Director de Tecnologías de la Información en Grupo Wendy y Profesor de Inteligencia Artificial en la división de Electrónica y Cómputo del Instituto Tecnológico de Estudios Superiores de Occidente.   Contacto: Twitter: @AmChamMexico / @sigueaFer Instagram: @AmChamMexico LinkedIn: American Chamber of Commerce of Mexico / Fernando Velasco Loera Página web: amcham.org.mx

 

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