Para tener organizaciones más conectadas con el ser humano y bien preparadas para el futuro hay que voltear la mirada al design thinking,  y así crear mejores experiencias para los usuarios de nuestros productos y servicios.     Hace seis meses conocí a Tim Brown, de IDEO, en el Foro Global de Peter Drucker, en Viena, Austria. Hizo una presentación sobre el design thinking (“pensamiento de diseño”) y la manera en que todos –incluso los CEO de grandes empresas– podemos aplicar elementos de diseño y el espíritu colaborador, creativo e innovador a nuestras empresas. Brown estaba hablando en el contexto de cómo manejar la complejidad que rodea las organizaciones en el mundo de hoy, y dio a conocer que con más creatividad –y aprovechando la complejidad misma– se pueden lograr soluciones a muchos problemas sencillos y complejos. ¿Qué es el design thinking? La mejor descripción que yo conozco dice que es diseñar algo pensando en el corazón (emociones, experiencia), además de en las manos (lo práctico, utilitario, etcétera). Design thinking es diseñar experiencias que nos conducen a nuevos modelos de negocios y mejores maneras de resolver problemas o innovar. Se lo puede aplicar al diseño de una buena cena con invitados (como describe Brown en su presentación TED hace cinco años) hasta al diseño de un cajero automático que se centra en la experiencia humana (ABIL de BBVA). El proceso de design thinking me tenía intrigada porque pone énfasis en la integración de ideas, en el pensamiento no linear, que yo creo que es fundamental para la innovación y la resolución de “problemas”. El design thinking no es un proceso en términos de etapas o pasos, sino un sistema de tres espacios que se puede definir como: inspiración, ideación e implementación. Inspiración es la oportunidad o “problema” que nos motiva a buscar soluciones. Ideación es la generación de ideas. Implementación es cómo implementar el proyecto en la realidad y en las interacciones humanas de todos los días. Hace unos meses escribí sobre la aplicación design thinking a la educación en América Latina. En Europa hay una muy buena iniciativa que promueve educación experiencial, que se llama we.learn.it, que integra design thinking en educación. Es impactante cómo el diseño de una experiencia óptima para el ser humano con la tecnología y los recursos disponibles tiene tantas aplicaciones en el mundo de hoy. Lo que sí nos hace falta, a veces, es ser más creativos y tener la confianza de poder pensar no sólo “fuera de la caja”, sino en otras dimensiones de esta caja. David Kelley, fundador de IDEO, habla de este tema en su libro Creative Confidence y en su presentación TED de 2012. Roger Martin, experto y autor de varios libros sobre estrategia e innovación, dice que los ejecutivos y gente de negocios no necesitan entender mejor a los diseñadores, sino ser diseñadores ellos mismos. Con esta frase, Martin está destacando la importancia del diseño en los negocios; diseño de mejores maneras de interactuar con clientes, proveedores, empleados, inversionistas y stakeholders. Si diseñamos mejores experiencias para los usuarios de nuestros productos y servicios –a través de inspiración, ideación e implementación– podemos lograr crear organizaciones más conectadas con el ser humano y bien preparadas para el futuro.     Contacto: Twitter: @ClarkEsther Correo: [email protected] Blog: www.hiponaconsulting.wordpress.com     *Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.  

 

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