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El gobierno de Estados Unidos ha dicho que no ayudará a Puerto Rico para librar la grave crisis de deuda que padece. Pero a los puertorriqueños les queda un “arma secreta” para forzar al país norteamericano a no dejarlos solos: cinco millones de electores que podrían castigar a los candidatos en las próximas elecciones presidenciales.   Estados Unidos no tiene una obligación legal para ayudar a Puerto Rico en caso de que se declare en impago, pero las motivaciones para evitar una crisis económica histórica podrían ser más bien de carácter político. En Estados Unidos hay cinco millones de puertorriqueños, población que equivale a siete veces el número de personas que viven en Detroit y 20 veces la población de Orlando. Por sí sola, la comunidad boricua representa una fuerza electoral que no pasa desapercibida para los partidos. La isla caribeña es un Estado Libre Asociado, es decir, se rige bajo la constitución estadounidense, el dólar es la moneda de uso, tienen el mismo sistema de justicia, pero, aun cuando sus habitantes tienen doble ciudadanía, no tienen derecho a voto en tanto no vivan en uno de los 50 estados que conforman legalmente el territorio estadounidense. Puerto Rico lleva años en el cabildeo de su incorporación a los estados federados. A inicios de este año, la isla presentó ante la Cámara de Representantes una solicitud para convertirse en la quincuagésima primera (51) entidad de Estados Unidos en enero de 2021. Actualmente, cuando los puertorriqueños emigran de la isla y se establecen en territorio norteamericano, por ley, se convierten en electores cualificados. “Si algunos candidatos continúan en la posición de no ayudar a Puerto Rico o hacerlo de una forma que no sea significativa, el resultado de sus acciones se verá reflejado en las elecciones de noviembre de 2016. Los puertorriqueños que viven en Estados Unidos están observando la manera en que se está tratando a sus familiares en la isla. Puerto Rico puede castigar a Estados Unidos a través del voto”, sentencia Alberto Bacó Bagué, ministro de Desarrollo Económico y Comercio de Puerto Rico en entrevista con Forbes México.   Cartas electorales El éxodo masivo de puertorriqueños hacia Estados Unidos comenzó en 2006, pero este fenómeno se ha intensificado desde el 29 de junio, cuando Alejandro García Padilla, gobernador de Puerto Rico, informó que la deuda de la isla era impagable. El impacto de la crisis ha propiciado una movilización semanal de entre 1,000 y 1,500 puertorriqueños hacia la ciudad de Orlando, ubicada en el centro de Florida, el segundo destino más poblado por los boricuas después de Nueva York. A inicios de 2015, alrededor de 380,000 puertorriqueños vivían en la ciudad, según datos del Instituto de Estadísticas de Puerto Rico. “Lo que está sucediendo va a cambiar totalmente las reglas del juego. Estamos frente al mayor movimiento de personas saliendo de Puerto Rico desde la gran migración de la década de 1950”, advierte Mark Hugo López, director del Instituto Hispano de Investigaciones del Centro de Investigaciones Pew, en declaraciones para el diario The Washington Post. Las decisiones que tomen los próximos aspirantes a la Presidencia de Estados Unidos marcarán el rumbo del voto boricua. El descontento de los puertorriqueños podría afectar sobre todo al Partido Republicano, ya que por tradición, las preferenciales electorales de los habitantes de la isla en territorio norteamericano se han inclinado a favor de los demócratas. La deuda de Puerto Rico, que asciende a 73,000 millones de dólares (mdd) y equivale a 102% de su Producto Interno Bruto (PIB), ha dividido a la opinión política en Estados Unidos. Bob Goodlatte, presidente de la Comisión Judicial de la Cámara de Representantes de Estados Unidos, es uno de los más severos oponentes de que Puerto Rico reciba fondos federales para salir del bache financiero. Incluso, la Casa Blanca dio una negativa a la isla. “El gobierno no visualiza un rescate para Puerto Rico, pero sí existe asistencia federal que puede ser activada para ayudar a los líderes a alcanzar algunas de sus obligaciones financieras”, aseguró el portavoz, Josh Earnest. Las declaraciones del funcionario se dieron luego de que el Banco Gubernamental de Fomento (BGF) efectuara el 1 de agosto un pago por 628,000 dólares, cerca de 2% de los 58 millones de dólares que debía pagar a los acreedores de la Corporación para el Financiamiento Público. En medio de la urgencia, algunos precandidatos presidenciales en EU apuntan al sufragio de los puertorriqueños para asegurar su victoria. Por ejemplo, Hillary Clinton, exsecretaria de Estado, ha aumentado la presión para que el gobierno federal actúe ante la insolvencia de Puerto Rico, además de que se le apoye a reestructurar su deuda. Fichas -01.jpg   Fichas -02   Electorado desempleado El solo hecho de que los puertorriqueños decidan establecerse en los estados federados y ganen el derecho a voto no implica victoria para alguno de los candidatos que respalden el rescate. Hay un problema que causa incomodidad entre los votantes: el desempleo. Por ejemplo, la tasa de desempleo en Florida, la ciudad que más boricuas recibe, es de 5.1%, según cifras del Departamento de Estado. A pesar de que el nivel de desocupación se ha mantenido estable gracias al turismo, los empleos al alcance de los puertorriqueños requieren perfiles con poca experiencia o con un nivel bajo de estudios. “Sí, en Florida hay trabajo, pero existe un inconveniente: los puertorriqueños desplazados cuentan con un nivel de educación más elevado al que solicitan los empleadores. Están demasiado calificados para hacer esa clase de trabajos, lo que dificulta su búsqueda de empleo”, asevera la presidenta de la Asociación de Economistas de Puerto Rico, Rosario Rivera Negrón. Para Rivera Negrón, las condiciones de trabajo y bienestar de la comunidad boricua en Estados Unidos influirán directamente en el voto. “Tenemos una gran comunidad de puertorriqueños fuera del país, incluso más de la que habita en Puerto Rico. Los votantes tienden a inclinarse hacia los demócratas, pero en este momento no hay certeza: los ciudadanos recién llegados no se identifican con ningún precandidato”, dice.   Ni de aquí ni de allá Puerto Rico obtuvo la condición de Estado Libre Asociado en 1952, lo que representa ventajas a la isla, entre ellas, formar parte de la unión del dólar junto con Hawaii y Alaska. Pero, a diferencia de los 50 estados que integran el país, su único representante en el Congreso norteamericano carece de voto. Incorporarse como estado federado permitiría que Puerto Rico se acogiera a la Ley de Bancarrota que, en su momento, utilizó Detroit. Sin embargo, aunque Puerto Rico se convirtiera en un estado, su estatus económico no sería mejor. La isla le quitaría el lugar a Misisipi como la entidad más pobre de la nación. En la actualidad, 45% de las familias viven bajo el umbral de pobreza, frente al 24% del estado sureño. La tasa de desocupacion de la isla es de 12.6%, mientras que su ingreso per cápita anual asciende a 19,310 dólares al año (cifras a 2013), monto que se ubica muy por debajo de los 30,337 dólares de Mississippi. El idioma es otro de los obstáculos que pondría en una situación de desventaja a la isla, pues 84% de la población habla español y sólo 16% inglés, según cifras oficiales. “No estamos en contra de que Puerto Rico se convierta en estado, pero si lo hace, tendrá que adaptar su legislación para realizar trámites y documentos oficiales al inglés. De lo contrario, la mejor opción es que siga siendo un territorio no incorporado de Estados Unidos”, explicó en 2012 Karin Davenport, portavoz de U.S. English a BBC Mundo. El futuro de Puerto Rico es incierto, pero el ministro Bacó Bagué confía en que la estrategia de reestructura de deuda sea el primer paso para asegurar la incorporación; de lo contrario, la isla se quedará sin alternativas para salir de la crisis: “Todavía nos queda mucho camino por recorrer. Ha habido un llamado de Puerto Rico para el gobierno de Estados Unidos, hemos tenido visitas individuales a un gran número de congresistas y funcionarios, pero ¿de qué sirve si en los tribunales nos han bloqueado? La única opción que nos queda, si no nos ayudan, es presionar a través del voto.” Habitante de Puerto Rico camina por una calle con locales abandonados (Foto: Reuters)

 

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