El 90% del Producto Interno Bruto (PIB) lo aportan las empresas familiares, pero su tiempo de vida alcanza, en el mejor de los casos, sólo 25 años, mientras que el 70% de los nuevos negocios no llegan al tercer año de vida.     Una buena idea de negocio no garantiza la subsistencia de una empresa. Las empresas familiares en México enfrentan el reto de trazar una planeación a futuro o morir en el corto plazo. El 90% del Producto Interno Bruto (PIB) lo aportan las empresas familiares, pero su tiempo de vida alcanza, en el mejor de los casos, 25 años, mientras que el 70% de los nuevos negocios no llegan al tercer año de vida, así lo revela la firma KPMG en su encuesta de Empresas Familiares en México. Una de las soluciones para extender la vida de estas compañías es el establecimiento de un marco de gobierno corporativo, hecho que reconoce el 95% de los 200 directivos encuestados, aunque sólo el 12% lo tiene establecido en su compañía. “Los riesgos pueden reducirse con la planeación estratégica y estructuras corporativas que apuntalen mejores decisiones”, dice Jesús González, socio de la práctica de Gestión de Riesgos y Gobierno Corporativo de KPMG en México. La importancia de mantener vivas a las empresas familiares es primordial para la economía: el 90% de las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores (BMV) tienen una representación familiar en el capital y control de las emisoras. Si tú tienes una empresa familiar y no quieres que se quede sin oxígeno, te presentamos los 5 puntos básicos par dar un respiro a tu negocio.   1. Construye un Marco de Gobierno No importa el tamaño que pueda tener la empresa familiar en la que participas. El Marco de Gobierno son las reglas y líneas que establecen quiénes pude tomar decisiones, así como la responsabilidad que asumen dentro de sus jerarquías en la compañía. “Todo mundo debe saber qué y hasta dónde puede hacer con los recursos que representan el interés de varios. Se trata de dar un orden”, asegura Jesús González.   2. Pasa de emprendedor a empresario No sólo basta con ser un emprendedor que descubrió una idea de negocio. Para materializar los resultados, requieres una estrategia empresarial. “Una estrategia de negocio no tiene que ser un ejercicio millonario, tiene que ser simplemente una decisión clara que nos lleve a visualizar en dónde queremos estar en los próximos 5 o 7 años”, dice el socio de KPMG. El 44% de los encuestados por KPMG asegura que cuentan parcialmente con una estrategia, mientras que un 33% no cuenta con ella, y sólo un 23% la tiene. Asimismo, la medición será importante para reconocer el impacto de la estrategia y no navegar con una estrategia ensombrecida por la incertidumbre.   3. Establece procesos claros La propuesta de servicio o de producto es fundamental, pero tan sólo es el inicio del proceso para edificarlo. Antes de desarrollarlo, es importante que tengas claridad en los pasos que debes seguir para materializarlo y evitar sorpresas. “Los procesos tienen que tener los controles suficientes, así como un orden que nos evite sorpresas”, asegura González. De los directivos consultados por KPMG, el 41% aseguró que sus procesos de negocio están formalizados y estandarizados, con capacidad para reproducirlos en otras regiones.   4. Haz planes de sucesión La muerte o el retiro del director de una compañía es un cambio que puede convertirse en el epitafio de una empresa familiar. La falta de un plan de sucesión es un elemento del cual cojean las organizaciones en el país. El 55% de las empresas mexicanas no cuentan con un plan de sucesión, y sólo el 13% lo tiene, según los datos recabados por KPMG. Por ello, es importante que las empresas familiares puedan contar con opciones para llevar a cabo un cambio del director general de la empresa, cuyas opciones pueden encontrarse al interior de la propia familia o en el exterior.   5. Mantente alerta No sólo los factores internos pueden convertirse en un peligro para tu empresa familiar. Los sucesos externos son importantes para el funcionamiento del negocio, ya que los cambios regulatorios o económicos modifican las operaciones de las compañías. “Es fundamental ver hacia adentro, porque los golpes más fuertes vienen de afuera y son los que menos controlamos. Hay que estar alertas”, dice el socio de Gestión de Riesgos de Riesgos y Gobierno Corporativo de KPMG. Asimismo, el especialista comenta que la institucionalización en las empresas puede hacer frente a la informalidad, la principal amenaza externa que se cierne sobre la empresa familiar, ya que su formalización le permite ser más competitiva para crecer a pesar de las competencias desleales.

 

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