- Los que se abalanzan sobre la mejor oportunidad, sin importar métodos y consecuencias.
- Los que se guían por una serie de valores y principios para tomar una oportunidad.
Cómo evitar ser víctima del oportunismo en los negocios
El oportunismo egoísta pone en riesgo la continuidad de los negocios. Por fortuna, cuidarse del oportunista es sencillo.
Hay pocas cosas peores que la sensación que te da saber que no fuiste la opción ganadora. Sin embargo, todo empeora cuando te enteras que has sido víctima de algún oportunista que te hizo creer una cosa y en realidad perseguía otra. Como cuando tu trabajo sirvió para justificar el de alguien más o cuando el proyecto que presentase se utilizó para engrosar un expediente que, de antemano, tenía el dado cargado a favor de alguien más.
El sofoco que queda después de ver cómo el esfuerzo hecho se disuelve entre tus manos, y otro se apropia del beneficio, tiene un efecto demoledor. La ilusión se desvanece y el coraje toma el sitio de honor. Es decir, no es lo mismo cuando se pierde porque el otro ganó a la buena, que cuando nunca hubo un terreno de competencia.
El oportunismo en los negocios es un tema fuerte y relevante que cae en el terreno del debate del deber ser. No se trata de romanticismos, se trata de ser justos. Lo natural es que los individuos tomen oportunidades privilegiando sus intereses.
Sí. Así son las cosas, nadie está obligado a ir en su contra, no es lo lógico y no se trata de eso. Se trata de ser fiel a los compromisos buscando que cada individuo persiga su bien y el de los intereses que representa. No obstante, una cosa es ir tras el legítimo beneficio y otra es pasar por alto las consecuencias que engendran ciertas decisiones, especialmente las que se engendran cuando no se respeta el honor de lo dicho.
En este sentido, el mundo de los negocios se divide en dos grandes grupos: