Alcaldes, senadores, diputados federales, gobernadores y todos los que obtuvieron un puesto por Morena en gobiernos locales o federales el pasado 1 de julio sonreían a las cámaras previo a la toma de protesta de la primera mujer en encabezar la Jefatura de Gobierno de Ciudad de México. Para los de Morena, al igual que en la ceremonia de Andrés Manuel López Obrador, la toma de protesta de Claudia Sheinbaum resultó una fiesta. Personajes de alto perfil que integrarán la llamada  “cuarta transformación”, como Martí Batres, presidente de la Mesa Directiva del Senado; Javier Jiménez Espriú, Miguel Torruco, Olga Sánchez Cordero, Irma Eréndira Ballesteros, todos integrantes del gabinete de López Obrador; y hasta el propio presidente de la República, se apersonaron en el Congreso de la capital del país para arropar a Sheinbaum. El mensaje de los representantes de los partidos políticos que integran la primera Legislatura del Congreso local fue casi uniforme y ofrecieron trabajar en conjunto con la gubernatura de Ciudad de México para enfrentar los retos de la capital como la seguridad, la movilidad, la reconstrucción de la Ciudad de México y el orden de las finanzas públicas. Sin embargo, el mensaje del grupo parlamentario del PAN, a cargo del diputado local Mauricio Tabe, fue más enérgico al señalar que la también investigadora del instituto de Ingeniería de la UNAM no tenía excusa para fallar, toda vez que contaba con el apoyo total del Congreso local conformado en su mayoría por integrantes de Morena y con el del Presidente de la República. Asimismo, Tabe advirtió a la morenista tener cuidado con el “poder absoluto” que podía provocar que la cuarta transformación se convirtiera en la Primera Restauración. El representante de Morena en el Congreso local, Ricardo Ruiz Suárez, confirmó los temores de los partidos de oposición al señalar que desde ese recinto la fuerza de Morena actuaría como “un sólo puño” para aportar a la transformación de la Ciudad. Luego de rendir protesta y durante su mensaje, Sheinbaum ofreció un mensaje muy puntual y evitó que los aplausos de los integrantes de la bancada de Morena, interrumpiera su monólogo.
Las promesas de Sheinbaum al tomar las riendas de CDMX
“Lo primero que haremos es acabar con los abusos, se restablece la democracia, la libertad política, se termina la compra del voto como forma de comprar la voluntad popular, se termina la privatización de los servicios, se termina persecución laboral y el otorgamiento discrecional de plazas a familiares amigos”, advirtió la jefa de Gobierno. La ciudad, prometió, se regiría por los ejes de la innovación y los derechos. Las promesas de generar estancias infantiles gratuitas, acabar con las fotomultas, convertir a la ciudad en la capital cultural de América, duplicar el presupuesto a la Secretaría de Cultura, mejorar el transporte público, aplicar controles estrictos de confianza a los integrantes de la policía capitalina, fortalecer la planeación y trabajos de inteligencia para combatir la inseguridad, fueron las propuestas más aplaudidas. Pero la presentación de la ejecutiva local provocó aplausos de pie, cuando al recordar la lucha del movimiento estudiantil de 1968 y otros movimientos sociales, dio su primera orden de gobierno: desaparecer el cuerpo de granaderos de la Secretaría de Seguridad Pública de la Ciudad de México. “Es memorable lo que hemos logrado. Hago el compromiso de que vamos a hacer todo lo que esté en nuestras manos para estar a la altura de este pueblo solidario al que tenemos el orgullo de pertenecer. No les vamos a fallar”, concluyó Sheinbaum. Tal y como ocurre con la mayoría de las ceremonias que tienen lugar en el Palacio de Donceles, ésta inició con un retraso de más de una hora, aunque una vez que arrancó marchó sin contratiempos.

 

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