La diversidad, equidad y la inclusión son parte de los mínimos para el bienestar en las organizaciones, son parte del factor wellbeing cuya ausencia es una violación a las leyes mexicanas, a los derechos humanos y a un auténtico fomento de la felicidad de los colaboradores.
Estas tres cualidades componen los requisitos básicos que debería tener cualquier empresa para iniciar una intervención para mejorar el ambiente de trabajo.
Pasa que no sucede así. En principio, todas y todos estamos de acuerdo en que la discriminación y exclusión son incorrectas, pero hay un velo cultural casi imperceptible que nos impide ver las injusticias que cotidianamente cometemos.
¿Te suena familiar?:
-En una organización el 80 o 90% del personal puede ser femenino, pero los puestos directivos los ocupan en una abrumadora mayoría los hombres.
-Vivimos en un país mestizo, con una importante población originaria, que usamos como distintivo de orgullo e identidad, pero la mayoría de los puestos directivos los ocupan personas con tez más blanca que morena y con rasgos más occidentales que indígenas.
-Vemos en las empresas muy pocas personas con alguna discapacidad, pese a que esa condición especial no les impide desempeñar ciertos puestos de trabajo; por ejemplo, un paralítico del tren inferior puede programar, atender quejas, manejar ciertos equipos, etc.
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Pero no nos damos cuenta de esas discriminaciones.
En una organización que fomenta las prácticas de bienestar no podemos dejar a nadie fuera.
Toda institución que se precie de velar por su gente, debe preguntarse si no ha institucionalizado los llamados “techos de cristal”, esas barreras invisibles que impiden que gente “diferente” acceda a los puestos de mayor responsabilidad.
El ejemplo más elocuente es el femenino: somos el 50% de la población, en algunas industrias incluso somos mayoría, pero sólo un 38% de los puestos de alta dirección en México los ocupan mujeres –según un estudio de Grant Thornton de este año–, y sólo 4% de las empresas que cotizan en la Bolsa Mexicana de Valores tienen directoras generales –según el IMCO.
La Encuesta Nacional de Discriminación (ENADIS) del Inegi reporta que casi el 71% de mexicanos y mexicanas en edad de trabajar se identifica como de piel morena y hasta negra. Si hubiera igualdad, significaría que en ese mismo porcentaje las personas de tez oscura ocuparían puestos de liderazgo (funcionarios públicos, directores o jefes), pero no es así.
Según los resultados de 2017 –lamentablemente en 2022 Inegi no se presentó este comparativo– sólo el 3.9% de las personas que se identifican como morenas dijo tener una responsabilidad de liderazgo.
En contraste, 6.1% de las personas que se identifican como blancas reportaron tener algún puesto de ese tipo. https://www.forbes.com.mx/inegi-lo-confirma-en-mexico-te-va-mejor-si-eres-blanco/
En el Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio organizamos cada año una certificación gratuita que llamamos Factor Wellbeing en donde revisamos si las organizaciones ofrecen un ambiente laboral que permita a sus colaboradores tener una vida más plena, feliz.
No obviamos preguntas que a veces se dan por sentadas, como los temas de diversidad, equidad e inclusión, en las que todos estamos de acuerdo que se debe fomentar, pero muchas veces los patrones culturales nos impiden lograrlo.
Cuando se habla de bienestar, no hay que eludir cuestiones fundamentales. Aunque no se vean problemas, hay que recordar que a veces el polvo se esconde bajo el tapete: ¿hay acoso, discriminación, trato digno, respeto, cuidado por los demás?
Parecen preguntas de perogrullo, pero el mínimo para iniciar la búsqueda del bienestar en las organizaciones es cumplir con la ley: la diversidad, la equidad y la inclusión no pueden estar en duda.
Contacto:
Rosalinda Ballesteros, es Directora del Instituto de Ciencias del Bienestar Integral de Tecmilenio
Twitter: w360tecmilenio
LinkedIn: W360tecmilenio
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