¿Existen buenas razones para dejar tu tarjeta en casa en el congelador? Creo que no veo una sola buena razón por la cual dejar la tarjeta estas vacaciones. Aunque primero tenemos que especificar de qué tipo de tarjeta estamos hablando: una tarjeta de débito, una tarjeta departamental, una tarjeta de crédito departamental con aceptación en otros establecimientos, una tarjeta de crédito (que de esas hay muchos tipos con diferentes características) o una tarjeta de servicios.

¿Podría yo salir de casa sin mi tarjeta de débito? Yo diría que no a menos que llevara efectivo. En un país como México donde todavía se utilizan mucho las monedas y los billetes es necesario traer algo de efectivo o llevar la tarjeta de débito para poder hacer un retiro en sucursal, en cajero automático o comercio. 

Es cierto, se podría llevar solo la tarjeta de crédito, con ella también se puede retirar efectivo, pero se estaría consumiendo parte de la línea de crédito y tal vez se tendría que pagar una comisión por la disposición. 

Ahora bien, la tarjeta de tienda departamental solamente se puede usar en el comercio que la emitió. Si no planeo ir a comprar a ese lugar, mejor sí la dejo en casa pero en la caja fuerte o en un lugar secreto. Por favor no metas ninguna tarjeta literal al congelador.  

¿Te perdiste este texto de Wolfgang Erhardt?: ¿Por qué es padre estar en Buró de Crédito?

Sigamos con una tarjeta de crédito de tienda departamental con aceptación en otros comercios: si esa fuera mi única tarjeta, sin duda la llevaría conmigo. Uno nunca sabe cuándo necesite comprar o pagar algo ya sea por un gusto, una necesidad o incluso una emergencia.

La tarjeta de crédito definitivamente no la dejaría en casa por los mismos motivos que acabo de mencionar. Si tuviera más de una, las llevaría porque luego hay descuentos y promociones que solamente aplican con ciertas tarjetas de crédito. También necesitaría conocer los planes de lealtad de cada tarjeta por si me interesan los puntos, las millas o el cash back. 

Si mi tirada fuera financiarme con la tarjeta de una forma que sí me genere intereses, tendría también que estar bien informado sobre la tasa de cada una de mis tarjetas para elegir la mejor o incluso considerar un crédito de nómina o personal que pudiese tener una tasa de interés menor. 

Luego sigue la tarjeta de servicios: sí la llevaría a mis vacaciones en caso de tenerla, pero no abandonaría mi tarjeta de crédito, pues hay establecimientos donde puede que no la acepten.

Por último, supongo que tal vez algún lector supuso que no había entendido el tema planteado para esta participación. Cuando sí hay que dejar guardadas las tarjetas que tienen una línea de crédito es solo cuando la dejemos de usar como un método de pago y la empecemos a usar para vivir de ella. 

No hay que vivir de la tarjeta de crédito, su propósito no es ese. Vivir de la línea de crédito aumenta los riesgos de incumplimiento de pago futuros; si no se pagan los mínimos a tiempo, se generan intereses y la deuda crece. 

De tener una tarjeta en problemas, lo mejor sería rehacer el presupuesto individual o familiar para cortar gastos, abonar así mayores cantidades a la deuda de la tarjeta hasta volver a domarla. Si fuera difícil hacerlo, me acercaría al emisor de la deuda para buscar una solución que me permita pagar mi deuda sin quebranto con mensualidades más cómodas: la reestructura. 

Cuando se reestructura una tarjeta, la tarjeta se congela para que el usuario no pueda seguir incrementando la deuda; el chiste es que tome control de su finanzas para bajar la deuda que ya tiene. Si se reestructura un crédito, se pondrá una clave de observación que lo señale en el Reporte de Crédito de Buró de Crédito, pero mientras el cliente siga pagando bien, en su histórico de pagos seguirá apareciendo como un pagador puntual y, como logrará pagar toda su deuda, no generará un quebranto para la institución que le confió la línea de crédito.

Por todo lo anterior, la moraleja es: hagan, actualicen y respeten su presupuesto antes de pedir o de usar un crédito. Así tendrán certidumbre de que lo podrán pagar sin problemas y podrán usar las líneas a donde quiera que vayan sin dejarlas “congeladas” en casa. 

* Wolfgang Erhardt es vocero nacional de Buró de Crédito, vocero de la Asociación Latinoamericana y del Caribe de Burós de Crédito, y autor del libro “¡Quiero un crédito! Cómo obtenerlo y conservarlo”. 

Twitter: @WolfgangErhardt

LinkedIn: Wolfgang Erhardt

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