Como bien sabemos, la situación a la que se enfrenta la economía es bastante complicada. Y basta leer los análisis que hemos ido publicando a lo largo de estas semanas para darnos cuenta de lo que digo. Pero si eres de los que no los ha leído, déjame explicarte una situación que ya de por sí era difícil, pero que pretende complicarse con el paso de los días y ante la evolución de un contexto que, lejos de mejorar, sigue empeorando.
Pues la inflación sigue creciendo en tanto en cuanto se apaga el crecimiento económico. Y las previsiones que ofrece el Fondo Monetario Internacional (por sus siglas, FMI), sumado a las declaraciones emitidas por Powell en Jackson Hole pronostican un enfriamiento económico mayor que pone contra las cuerdas a numerosas economías. Y es en este escenario donde debemos subrayar que este enfriamiento del que hablo se debe a que, como debemos saber, frenar los precios conlleva sacrificar el crecimiento económico, y ello, teniendo en cuenta a aquellas economías que no se han recuperado, es una condena para el desarrollo de unas economías que hoy, en lugar de avanzar, retroceden.
En esta línea, esta semana se celebraba la reunión de Jackson Hole que la Reserva Federal de los Estados Unidos organiza. En esta reunión, los banqueros centrales discuten sobre la estrategia que seguirán los próximos meses, y sobre esa estrategia, Powell se pronunció al finalizar la reunión. Para el presidente de la FED la respuesta estaba más que clara: combatir la inflación es una prioridad, y si alcanzar la estabilidad de precios conlleva sacrificar el crecimiento económico, así será hasta que alcancemos la estabilidad y es nueva normalidad que nos vendía la clase política.
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Las políticas aplicadas por el banco central estadounidense, basada en subidas de tipos muy pronunciadas como las acometidas en las reuniones previas, siguen tratando de relajar la demanda, relajando de paso la actividad económica. Al subir los tipos de interés, frenamos la inversión, el consumo, así como todos aquellos motores que, en esencia, generan crecimiento económico. Y ello está provocando que los crecimientos, como señala el FMI y como vemos en la prensa económica, se vayan esfumando en tanto en cuanto se va endureciendo la política monetaria.
Pero además de lo mencionado, también conviene observar la intensidad con la que pretende aplicarse dicho endurecimiento. Pues las declaraciones de Jackson Hole han sorprendido a unos analistas que no contemplaban un escenario similar en sus expectativas. Pese a que se descontaba que se tomara una decisión de este estilo, nadie creía que se haría de esta manera, y con esa intensidad. Y es que estamos hablando de una subida de tipos, nuevamente, de 0,75 puntos porcentuales, que llevaría la tasa a niveles máximos.
Para Powell, la estabilidad de precios es el objetivo, y si la consecuencia de ello es llevar a la economía estadounidense a la recesión, así se hará.
Ahora bien, el problema de esto no son los Estados Unidos, que ya han recuperado su nivel de PIB previo a la pandemia. Sino que el problema, atendiendo a esto que mencionamos, lo encontramos al analizar otras economías que, como México, presentan una estrecha dependencia de la economía norteamericana en lo que a su economía se refiere. El comercio, las remesas, la inversión extranjera… Muchas son las vías mediante las que la economía norteamericana podría contagiar a la economía azteca, y los crecimientos y las previsiones que esta última muestra parecen decirnos que ese contagio ya ha comenzado.
México sigue sin crecer y sin decrecer. La economía se muestra estancada y el escenario, atendiendo a todo esto que hemos mencionado, pretende complicarse. Pues la estabilidad de precios es el fin y, hoy y ante el miedo de la Reserva Federal, cualquier medio lo justifica.
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