La “falacia del jugador”, que puede afectar a todos, desde atletas hasta oficiales de crédito, es un fenómeno que de no estar conscientes, puede llevarnos a la bancarrota y acontece debido a que esta situación crea sesgos engañosos que nos llevan a anticipar patrones que realmente no existen. Esta situación fue reflejada luego de la “fiebre del 53”, registrada en Italia, como parte de la histeria colectiva en el juego de la loteria. Hace quince años, indica un informe periodístico, la locura se centró en la lotería de ese país, cuando en algún momento de 2003, el número 53 simplemente dejó de aparecer en la  rueda de Venecia, lo que llevó a los apostadores a hacer apuestas cada vez más grandes en el número con la certeza de que pronto debería reaparecer. A principios de 2005, la fiebre aparentemente había llevado a miles a su ruina financiera, cuyo dolor resultó en una serie de suicidios. La histeria solo se extinguió cuando finalmente apareció en el sorteo del 9 de febrero, después de 182 no presentarse y cuatro mil millones de euros en apuestas.

Como en la vida

De la misma forma que en la vida de todos los días y las decisiones que afectan ese transcurrir, las víctimas se habían desviado por un error de razonamiento determinado como “falacia del jugador”, un error preocupantemente común que puede descarrilar muchas de nuestras decisiones profesionales. De la misma forma, esta situación puede afectar las respuestas de un portero hasta los tiros penales en el fútbol a inversiones en el mercado de valores e incluso decisiones judiciales. Como su nombre lo indica, la falacia del jugador ha sido de gran interés para los investigadores que estudian juegos de azar. De hecho, a veces se le conoce como Falacia de Montecarlo, después de un evento notorio en una de las mesas de ruleta de Mónaco en 1913, con 26 negros seguidos. Los estudios de observación, de acuerdo a la BBC, utilizando imágenes de seguridad del casino, han confirmado que ese hecho, incluso, continúa influyendo en las apuestas hoy en día. Sorprendentemente, la educación y la inteligencia no nos protegen contra la especulación. De hecho, un estudio realizado por investigadores chinos y estadounidenses descubrió que las personas con un coeficiente intelectual más alto en realidad son más susceptibles a la falacia del jugador que las personas que obtienen un puntaje inferior en las pruebas estandarizadas. Podría ser que las personas más inteligentes piensen demasiado en los patrones y crean que son lo suficientemente inteligentes como para predecir lo que viene después. Incluso desafiar a la estadística. Cualquiera sea la razón de estas falsas intuiciones, la investigación posterior ha revelado que la falacia del jugador puede tener serias consecuencias mucho más allá del casino.

Hasta en la bolsa de valores

Esta situación parece estar presente en el mercado de valores, por ejemplo. Muchos cambios a corto plazo en el precio de las acciones son esencialmente fluctuaciones aleatorias, y Matthias Pelster, de la Universidad de Paderborn en Alemania, ha demostrado que los inversores basarán sus decisiones en la creencia de que los precios pronto se “igualarán”. Entonces, como los jugadores de lotería de Italia, comercian contra una racha o una estadística, una probabilidad. “Los inversores deberían, en promedio, comerciar por igual” en línea “con la racha y en contra”, dice. “Sin embargo, eso no es lo que podemos ver en los datos”. La falacia del jugador es un problema particular en las profesiones que requieren específicamente un juicio imparcial y equitativo. Un equipo de investigadores analizó recientemente las decisiones de los jueces de los Estados Unidos sobre si otorgar o no asilo a los refugiados. Lógicamente hablando, el informe indica que el orden de los casos no debería importar. Pero en línea con la falacia del jugador, el equipo descubrió que los jueces tenían hasta un 5,5% menos de probabilidades de otorgar un caso si hubieran otorgado los dos casos anteriores, una disminución seria de la tasa de aceptación promedio del 29%. Luego, los investigadores analizaron al personal de un banco considerando las solicitudes de préstamos. Una vez más, el orden de las solicitudes marcó la diferencia: los oficiales de crédito tenían hasta un 8% más de probabilidades de rechazar una solicitud después de haber aceptado dos o más seguidas, y viceversa. Como prueba final, el equipo analizó las decisiones de los árbitros en los juegos de Major League Baseball. En este caso, los árbitros tenían aproximadamente un 1,5% menos de probabilidades de llamar a un lanzamiento un strike si el lanzamiento anterior también se llamaba “strike”, un sesgo pequeño pero significativo que podría marcar la diferencia en un juego.

 

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