En esta ocasión, veremos los principales obstáculos para innovar dentro de las grandes empresas del sector privado, uno de los motores de los que poco se habla. ¿Qué es innovación? Un primer problema es que, si le preguntas a una docena de personas que se describan como “innovadores”, es probable escuchar sendas respuestas distintas. Sin embargo, las acepciones de la innovación giran alrededor de:
  • Procesos (una metodología innovadora)
  • Parte de un modelo de negocio (un canal innovador, un modelo escalable)
  • Resultados (un producto que innovó en el mercado, valor generado para el usuario)
  • Un grupo de características (una persona innovadora)
A partir de ello, destaca que diversas empresas dicen que son innovadoras cuando realmente tienen un enfoque que no cumple con las características señaladas, mientras otras compañías innovan sin realmente hacer un escaparate de ello. ¿Innovación en grandes empresas? La primera dificultad estructural para innovar dentro de las grandes empresas mexicanas está la conjunción de industria y modelo de negocio. La mayoría de las de mayor tamaño incursionan en industrias con una regulación desbalanceada —donde a veces se da mucha importancia a ciertas aristas del negocio y se descuidan otras más globales—. En más casos de lo que se debería, las empresas dependen altamente de las contrataciones del gobierno y dado el excesivo grado de adjudicaciones directas, la atención se presta a los costos y no a la generación de valor. Igualmente hay presencia de modelos de negocio rentistas, que hacen poca reinversión de utilidades, buscan favoritismo con el gobierno, usan litigios como arma de disuasión y hasta extorsión, cobran comisiones por conexiones personales y tienen más interés en robar cosas que en hacer cosas. Por otro lado, México tiene la debilidad de participar en fases de menor valor agregado dentro de las cadenas globales. Nuestro modelo ‘Hecho en México’ no ha transicionado a un ‘Diseñado y Hecho en México,’ lo cual nos pone en una situación vulnerable ante el avance de la automatización. Tan solo un ejemplo: en 2017, las exportaciones mexicanas contribuyeron en 19.3% al Valor Agregado de Exportación de las Manufacturas Globales; es decir, el valor añadido por la economía nacional a cadenas globales de valor, mucho menor que el de los países diseñadores. Aunado a lo anterior, el sector privado invierte muy poco en ciencia, tecnología e innovación. Apenas el 5% de las empresas mexicanas invierte en esas áreas y el sector privado contribuye con apenas le 32% del total del gasto nacional en el rubro. Esto queda muy lejos de Europa, con alrededor del 55%, y de países desarrollados como Alemania, cuya inversión privada alcanza el 70% del total. El tipo de trabajos que tenemos también se asocian a un problema ‘del huevo y la gallina’ para quienes se emplean en empresas. De acuerdo con Santiago Levy, de la Institución Brookings, los rendimientos de la inversión en educación en México han disminuido en los últimos 20 años porque a pesar de que haya aumentado el número y la calidad de los trabajadores bien educados —desde licenciatura hasta doctorado—, la demanda de trabajadores altamente capacitados se rezagó. Es por ello que el país debe volver a priorizar el atraer y arrancar muchas empresas que soliciten empleo sofisticado, ya que ello estimula la demanda de trabajadores bien educados, como los ahora existentes, y de compradores sofisticados. Sin embargo, también existe otra cara ineficiente del mercado. De acuerdo con el Reporte Laboral de Hays, los factores más complejos que enfrentan los reclutadores son la falta de profesionales calificados, la falta de especialización en el mercado, el desajuste entre oferta de profesionales y vacantes disponibles, así como los perfiles sobrevaluados. Esta percepción de falta de talento en las empresas hace que lleguen a recurrir a consultoras costosas. En el mismo documento, 44% de las empresas asegura brinda capacitación y entrenamiento a sus empleados, pero solo el 27% de los empleados reconoce estos beneficios. En otro apartado, la innovación insuficiente en las grandes empresas mexicanas también debe incluir la evaluación de la implementación de iniciativas existentes. A este respecto, arroja una luz la encuesta Benchmarking Innovation Impact (BII), que encontró que los principales obstáculos a la innovación en grandes compañías son la política de oficina con la desalineación de objetivos, seguida por la cultura de la empresa, la incapacidad para actuar ante señales, la falta de presupuesto, falta de estrategia y visión, no adopción de tecnologías emergentes, así como falta de apoyo de los directivos. Los aspectos mencionados reflejan que los empleos están orientados a la operación, por lo que las áreas que podrían incidir en innovación están demasiado ocupadas en resolver problemas, por lo que les queda poco tiempo para crear, aunque así lo quieran. Definitivamente, la persecución de los siguientes indicadores trimestrales ha favorecido las visiones cortoplacistas, lo cual afecta a la mayoría de los proyectos. Esto se puede corregir con políticas de tiempo asignado a trabajar en iniciativas promisorias. En cambio, los líderes de innovación encuestados por el BII consideran que los principales facilitadores son el apoyo de la dirección de la empresa, seguido de la capacidad para experimentar, aprender e iterar, el equipo correcto y tipos de empleados adecuados, la visión y estrategia correctas, las tácticas y enfoque correctos, el financiamiento adecuado y que la organización permita que se pueda fallar en los proyectos. Finalmente, la forma de trabajo y la velocidad de ejecución empieza a hacer un lastre para las empresas mexicanas. En el primer rubro, la distribución de áreas en silos origina jerarquías ineficientes, poca interacción entre áreas, cuellos de botella para la toma de decisiones y pocos equipos multidisciplinarios. En el segundo, la muy lenta transición hacia nuevas formas de trabajo como Scrum, Agile y Team of Teams está dejando en desventaja a las empresas mexicanas, caracterizadas por empleados que trabajan muchas horas pero que son poco productivos. En la siguiente parte de este texto, analizaré por qué importa y cómo se ve la innovación a nivel de las Pymes mexicanas.   Contacto: Correo: [email protected] Twitter: @jarreolar Facebook: Javier Arreola LinkedIn: Javier Arreola Página web: Javier Arreola Las opiniones expresadas son sólo responsabilidad de sus autores y son completamente independientes de la postura y la línea editorial de Forbes México.

 

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